Abogado de profesión y un histórico del valencianismo político, Enric Morera (Oliva, 1964) es desde 2015, con la victoria de los partidos de izquierdas, presidente de las Corts Valencianes. Fue dirigente del Bloc hasta 2016 y candidato a la alcaldía de Valencia en 1999, un puesto al que en sus intervenciones públicas parece que ha comenzado a mirar de nuevo, aunque asegura que su proyecto político es el de Joan Ribó, que ha conseguido que otras capitales europeas envidien a Valencia. El dirigente de Compromís conversa con elDiario.es sobre la segunda legislatura del Pacto del Botánico en las Corts Valencianes, el congreso del Bloc y su futuro político.
¿Qué balance hace en el ecuador de la segunda legislatura del Pacto del Botánico?
Es una legislatura condicionada por la pandemia. Ha habido una respuesta organizada de las Corts. El balance es muy positivo porque hemos convalidado más de 20 decretos ley y hemos aprobado leyes tan importantes como la Ley del Juego, la Ley de Función Pública o los Presupuestos. Mirando nuestro entorno, a nivel del Estado y europeo, estamos haciendo las cosas con criterio. Y el criterio es el que marcan los técnicos de sanidad.
¿El Parlamento se adaptó bien a la pandemia?
Nos adaptamos siguiendo las directrices del comité de seguridad y hemos innovado y nos hemos adaptado; la democracia no se paró en ningún momento. Hemos profundizado en el voto telemático, en las intervenciones telemáticas -tanto en pleno como en comisión- y pongo énfasis en el plan de reconstrucción que aprobamos en verano. Las dos funciones fundamentales del Parlamento que son el control al Ejecutivo y la función legislativa se están cumpliendo con casi plena normalidad.
Al finalizar la pasada legislatura destacó un elevado número de declaraciones institucionales, de votaciones por unanimidad y normas aprobadas con consenso. Con la entrada de la extrema derecha esto ha saltado por los aires. ¿Cómo ha afectado al funcionamiento ordinario y a las dinámicas parlamentarias?
Somos seis grupos parlamentarios y ahora hay menos denominadores comunes que nos unen a todos; eso no es bueno. Se expresan menos declaraciones institucionales, pero podemos decir que, si miras la situación de otros parlamentos autonómicos, nos miran con sana envidia.
Este último pleno ha sido especialmente bronco. ¿Cómo afecta la extrema derecha a los debates?
Se dicen palabras más gruesas de lo normal y hay un mayor nivel de tensión. Creo que también se debe a que todos somos víctimas de las consecuencias de la pandemia, que se reflejan en las Corts Valencianes. Estamos en un contexto en el que no acabamos de sacarnos los elementos electorales y eso nos impide ver el futuro con mayor dimensión. Afortunadamente, hoy [la entrevista se realiza el jueves tras el pleno] hemos aprobado dos comisiones de estudio, hemos puesto las luces largas, en dos temas como son el sector del calzado y el despoblamiento que nos afecta. Los parlamentos tienen que saber interpretar el mundo que viene, que va a ser cambiante, para adaptarnos y buscar soluciones que nos permitan salir juntos.
¿Usted es partidario del 'cordón democrático' que plantean Unides Podem-EUPV y Compromís en las Corts?
Si me definen qué es cordón democrático, podré pronunciarme. Yo tengo que aplicar el reglamento. A nivel político me gustan las reflexiones de Daniel Innerarity (Catedrático de filosofía política y social y miembro del think tank del PNV) sobre combatir con ideas y con propuestas las ideas que nos pueden llevar a ciertas involuciones.
Uno de los temas de la pasada legislatura fue la opacidad en los gastos de los grupos parlamentarios. ¿Cómo ha evolucionado?
Bueno, opacidad... Nosotros tenemos un mecanismo y supervisión del Tribunal de Cuentas. Esta legislatura se ha llegado a un compromiso por unanimidad de reforzar el control y la transparencia. Somos un parlamento autonómico con intervención interna y externa, con el Tribunal de Cuentas y la Sindicatura de Comptes; todo euro público está absolutamente contrastado por nuestros servicios internos y externos. Se ha producido un acuerdo de mejora. También hemos avanzado en auditoria energética, en la compra sostenible, en la accesibilidad... son mejoras significativas.
Había cierto recelo, cierta sombra, sobre los gastos y subvenciones de los grupos.
La ley de partidos dijo que todos los partidos deberían consolidar sus cuentas, lo que viene a ser que el Tribunal de Cuentas controla los partidos parlamentarios; pero nosotros, con ese control y unas normas más exigentes, controlamos el dinero que pone la institución para los grupos parlamentarios. Lo aprobamos hace 6 meses, en plena pandemia; que para conseguir acuerdos hay que hacer encaje de bolillos. También hemos llegado a un acuerdo sobre el solar de la plaza del Salvador con las disposiciones urbanísticas del Ayuntamiento de Valencia. Vamos a hacer un proceso participativo que sea bueno para las Corts Valencianes y para el barrio.
Con el cambio de Gobierno de España ¿Hay avances en el autogobierno valenciano?
¿Avances en el autogobierno? No. Hay un hecho evidente: que la inversión pública territorializada de los Presupuestos Generales del Estado vigentes respeta lo que acordó la reforma del Estatut de Autonomía, una inversión como mínimo de nuestro peso poblacional. Sí es cierto que de facto hemos tenido una financiación, no en un nuevo modelo, pero sí una financiación para atender nuestras necesidades y también se aprecia una voluntad, que se debe concretar, de tener opinión en las conferencias de presidentes, pero eso no es una auténtica cogobernanza. La cogobernanza implicaría más aspectos, en línea con lo que Europa hace con el principio de subsidiariedad. Y ha habido solapamientos que creo que son un error, como no confiar en las comunidades autónomas con el ingreso mínimo vital; en nuestro caso, con la renta valenciana de inclusión, que es una competencia nuestra. Un autogobierno debería poder decidir sobre nuestra ordenación del territorio, ya sean líneas de alta tensión, parques solares de dimensiones descontroladas o las ampliaciones de puertos.
¿Pasando al partido, cómo ve la ponencia que se ha planteado para el congreso del Bloc?
Hay una propuesta que podrá ser enmendada y mejorada. Es un paso más en lo que es el valencianismo; todo lo que sea que el valencianismo político amplíe fronteras y sea más asequible para nuestra sociedad no lo veo mal, teniendo claro nuestro objetivo, que es la mejora de nuestro autogobierno. En ese sentido creo que es un paso interesante y espero que haya participación. Están empezando a llegar algunas enmiendas y yo seré solidario para mejorar la propuesta política; es un espacio de reflexión colectiva y de acción unitaria. Espero que se puedan integrar las candidaturas en la que lidera Àgueda Micó.
¿Hacia dónde debe ir el valencianismo político?
La novedad es que estamos gobernando y que podemos tener perspectiva de crecimiento o de retroceso. Yo planteo una perspectiva de crecimiento fortaleciendo el instrumento, que es Compromís, y ampliando nuestra capilaridad territorialmente y políticamente. El valencianismo ha de continuar siendo eficaz en la defensa de los intereses valencianos en un mundo global, cooperando con otros proyectos políticos del Estado y Europa, que es fundamental.
¿Se refiere a Más País?
Tenemos muy buena relación y en ese espacio nuevo, verde, progresista no dogmático, que defiende la diversidad de las nacionalidades que integran el Estado, tenemos una buena relación que se basa en la cooperación, como también con la Chunta Aragonsista, el BNG, Més... Creo que tenemos ahí un espacio. De hecho, en el Senado hemos configurado el grupo de Izquierda Confederal.
Es gracioso ver al partido castellano comunero aplaudir a Compromís.
Sí (ríe), pero esa es la riqueza de la diversidad y la voluntad de llegar a acuerdos. Espero lo mejor para los compañeros de Más Madrid.
¿Cuando habla de fortalecer Compromís, se refiere a avanzar en la estructura actual o convertirlo en un partido?
Los partidos somos instrumentos para servir, con ideas. En este sentido, lo que más útil podría ser, respetando internamente la diversidad de Compromís, es avanzar hacia una federación de partidos, que es lo que legalmente nos podría cuadrar; una cooperativa de segundo grado que acumule todas las ventajas y que rectifique lo que no se ha hecho también. Hemos superado con éxito 10 años de Compromís y es momento de renovar la casa. Esto debe hacerse con acuerdo de todos los integrantes y buscando unos denominadores comunes amplios.
¿Cuál es su futuro político? ¿Hacia dónde mira?
Continuar sirviendo y aportando, poner la experiencia acumulada al servicio de un objetivo. Igual me veo limpiando la sede que asumiendo las responsabilidades que se me requieran. Siempre estaré al lado de sumar, vertebrar y mejorar nuestra opción política. Una de las cuestiones por las que debemos apostar es mejorar la conectividad con la base, porque creo que la política se ha de hacer de abajo a arriba. Estaré a lo que me digan mis compañeros, no descarto nada pero tampoco pretendo nada.
Parece que ahora estamos con la vista puesta en las elecciones municipales, en quién debe ser candidato por Valencia. ¿Le gustaría ir al Ayuntamiento?
No me postulo para nada. Estoy para servir. Mi candidato en Valencia, y lo sabe, es Joan Ribó porque es el alcalde que suma más votos de manera transversal y porque él y su equipo están haciendo una gestión magnífica. Desde el punto de vista de Compromís es donde se expresan mejor nuestras políticas, me da miedo que la involución pueda llegar al Ayuntamiento de València y ser retardataria en lo que se ha construido. Hemos visto cómo en Mutxamell se ha puesto de manifiesto la voluntad de acabar con todo lo que supone el valencianismo [en referencia a la propuesta de PP, Ciudadanos y Vox para retirar la calle a Enric Valor] y eso no lo quiero para mi ciudad. No podemos volver atrás.
¿La involución?
La involución de posiciones desde la derecha, que quede contaminada por un discurso negativo: la uniformización, negar la diversidad lingüística y cultural, negar a las personas dignas de esta tierra, como Enric Valor o Francisco Brines. Lo hemos empezado a ver en temas medioambientales, de derechos... y eso me preocupa. Me preocupa que llegue a donde se han expresado con mayor claridad las políticas que representa Compromís en compañía con otros. Creo que el mejor espejo de Compromís es el Ayuntamiento de València. No me postulo para nada, pero yo, que vivo aquí desde hace 40 años, quiero lo mejor para mi ciudad. Otras partes, incluso de Europa, están mirando a València como un laboratorio positivo del futuro: lideramos los aspectos de sostenibilidad ambiental, digitalización, innovación, participación... cuando hablas en foros extranjeros, se ve con admiración lo que se está haciendo en Valencia y quiero que continúe de la mano de Joan Ribó. Modestamente colaboraré en lo que se me pida.
Ahora pasamos al Valencia, pero al club de fútbol. ¿Piensa que el Valencia CF presentará unas garantías mínimas que permitan estudiar la prórroga de la ATE para terminar la construcción del nuevo estadio? ¿Qué exigiría él al club para aceptar esa prórroga?
Debe dar una respuesta. Lo que dije y ha generado cierto debate es que ese es el camino. Ante la posición del accionista mayoritario, el competente es el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España, que tiene todo mi apoyo. Con los informes técnicos deberá contestar. Yo me manifesté por la búsqueda de una solución buena para la ciudad; no podemos continuar teniendo el pegote que nos hicieron en el pasado con políticas equivocadas, pero la solución se debe buscar teniendo en cuenta el interés general y la voluntad del club. ¿Cuál es la solución? La que digan los técnicos y el conseller decida.
¿Le ha decepcionado la gestión de Meriton que prometió tener el estadio para el centenario en 2019?
Todo es mejorable, por eso digo que esperaba mejor respuesta. Decepcionado... más bien esperanzado en que se pueda buscar una solución buena. Hemos de tener en cuenta que la pandemia ha afectado a todos los sectores, pero no es justificación para que no presenten su propuesta con todas las garantías.