Xirivella, municipio valenciano de 31.000 habitantes donde un defenestrado Pedro Sánchez inició el 25 de noviembre de 2016 su particular 'reconquista' e instauró lo que se llamó 'el espíritu de Xirivella' que le llevó, primero, a recuperar la secretaría general del PSOE y, posteriormente, a convertirse en presidente del Gobierno, tiene como alcalde desde 2015 al también socialista Michel Montaner. El primer edil inició el pasado mes de octubre, a ocho meses de las elecciones municipales y autonómicas, una curiosa iniciativa: conminó a los vecinos a que le invitaran a cenar a sus casas, unas citas a las que él aporta el postre, para escuchar sus propuestas o sugerencias (y también quejas) de cara a mejorar la localidad. Entre los postres, lionesas, tartas de manzana, de chocolate, selva negra... “todos ellos comprados en hornos y pastelerías de aquí”.
Desde entonces, Montaner ha participado en una treintena de citas con unos 140 vecinos de todo tipo que le han trasladado múltiples cuestiones, y la iniciativa ha tenido una destacada repercusión –incluso medios internacionales, como el prestigioso periódico inglés The Guardian se han hecho eco de las cenas del munícipe valenciano–, y tiene previsto mantenerlas hasta finales de marzo.
“He ido apuntando todas las aportaciones que he ido recibiendo por parte de los vecinos, cada detalle, qué dicen, qué te piden, quiénes son [a las citas siempre lleva una libreta, su particular 'cuaderno de bitácora' en cuya portada se puede ver la leyenda 'Save the world' (Salvar el mundo)]... y trataré de incorporarlas al programa electoral con el que nos presentaremos a los comicios municipales de mayo”, apunta el alcalde en conversación con elDiario.es, “ése era el principal objetivo de esta iniciativa, conocer las inquietudes de los vecinos y saber qué es lo que quieren para Xirivella”.
Montaner se define como un alcalde al que le gusta estar en contacto con sus vecinos, “sin embargo, la Covid fue tremenda y trastocó la normalidad en la relación con los vecinos”.
Y esta iniciativa se enmarca en la recuperación de ese diálogo entre el alcalde y sus ciudadanos, y más a tan solo unos meses de las elecciones y con la necesidad de elaborar un programa que recoja las inquietudes de la gente de Xirivella: “Esa es mi gran ilusión, poder desarrollar el programa que estamos desarrollando con todas esas propuestas recibidas y que están en mi cuaderno de bitácora, que es mi gran tesoro. Yo no puedo ir a quince días de las votaciones con un programa y unas propuestas hechas por un alcalde y una serie de asesores”.
Pero qué es lo que pretende conseguir el alcalde de estas cenas, solicitadas a través de las redes sociales (Twitter o Facebook) o por teléfono y Whatsapp: “Busco la cercanía con mis ciudadanos, que me digan lo que quieren para su municipio, que sean ellos quienes diseñen la Xirivella del futuro; mi intención es que me hablen de todo, desde lo más pequeño hasta lo más grande y ambicioso”. “En todo caso, son charlas en confianza en las que las confesiones se producen por ambas partes”, apunta Montaner, quien explica que se ha reunido con todo tipo de personas, desde familias a grupos de jóvenes: “Hace unos días tuve una cena en un bar con un grupo de jóvenes de entre 18 y 24 años”. Pero también se ha reunido con el párroco del barrio de la Cruz, con vecinos de todo tipo, con inmigrantes procedentes de Ucrania, de Venezuela, de Bulgaria, “al 80% de las personas con las que he cenado en estos meses no las conocía de nada; ha habido quien ha reconocido que me había votado, igual que también los ha habido que me han dicho que no lo habían hecho, o que no habían votado nunca”.
En este tiempo, en el que ha habido cenas de todo tipo, desde modestas viandas a banquetes propios de Nochebuena, pasando por productos típicos de otros países (Bulgaria, Ucrania o Venezuela), ha recibido propuestas y peticiones de lo más variado, “no todo se me ocurre a mí”: convertir la piscina de verano en un recinto lúdico, la construcción de un nuevo auditorio, una zona de relax, paelleros, otro McDonald's, la llegada del metro. “En este caso hay que explicarles que no se trata de una competencia municipal y que está en proyecto, pero que todavía tardará unos años, y hay quien lo entiende y quien no. Por eso, hay que explicarlo todo muy buen, porque el ciudadano no tiene por qué saber cómo funciona la Administración”, sostiene.
Montaner se muestra muy satisfecho por la recepción de esta iniciativa, “el trato ha sido en todos los casos excelente”, y comenta cómo ha recibido 'regalos' inesperados: “Un dibujo que me hizo una niña a propósito y después me regaló o un libro de poemas”, y añade que, al final de todas estas citas (dos o tres a la semana, e incluso en alguna ocasión hasta cuatro), “lo que importa no es la cena, sino el hecho de reunirnos, de compartir, de dejar de lado la ira y la desafección que vemos en las redes sociales cada día”. “No se trata de postureo, sino de abrirnos, por una y otra parte, porque si no, no sirve”, insiste, al tiempo que recuerda que muchas de estas cenas acaban con el café o el té pasada la medianoche.
Dímelo por Whatsapp
La última iniciativa que ha puesto en marcha el alcalde es llamar a las casas de sus vecinos y entregarles una tarjeta: “La idea es que allí apunten lo que quieran, relacionado con el municipio y con lo que ellos creen que es necesario para mejorar Xirivella, y me lo envíen por Whatsapp. Lo tendremos en cuenta”. Según Montaner, se trata de hacer política desde la cercanía y la proximidad, “el concepto de democracia participativa real”, y hacer propuestas para la localidad que no sólo tengan una vigencia de cuatro años de mandato: “Por ejemplo, estamos trabajando en el nuevo Plan General, que son las normas urbanísticas que nos van a regir los próximos veinte años, y es bueno que todo el mundo, desde los más jóvenes a los más mayores, aporten su visión”.