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Mazón se parapeta en una remodelación del Consell y señala a Salomé Pradas para evitar asumir responsabilidades

La conseller de Justicia e Interior, Salomé Pradas, junto al president de la Generalitat, Carlos Mazón.

Laura Martínez

11 de noviembre de 2024 22:23 h

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Si hay una señal de que algo no va bien es el silencio. En el caso del Gobierno valenciano, resulta especialmente esclarecedor el de la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, competente en Emergencias. El suyo y el que se cierne sobre ella. No hay cargo en el Ejecutivo valenciano que la defienda en público, y en privado, las críticas son demoledoras. Se la responsabiliza de la inoperancia del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), órgano que preside, de no tomar decisiones a tiempo, de apartar a su equipo por desconfianza y de no tomar las riendas de una situación crítica.

Desde el martes 29 de octubre, cuando irrumpió la DANA en las comarcas valencianas, la consellera apenas ha hecho declaraciones. “Está centrada en las medidas ante la emergencia”, comenta su equipo, preguntado por su futuro político. Que la responsable de Emergencias no puede seguir en el cargo es un clamor, pero en los últimos días, los dirigentes del PP valenciano han comenzado a enseñarle la puerta de salida.

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en el foco por la gestión de la DANA, ha deslizado este lunes una remodelación del Consell. Tras la multitudinaria manifestación en la que se pidió su dimisión y la del Ejecutivo al completo, el dirigente valenciano ha insinuado una crisis o reestructuración a partir del jueves, cuando comparecerá en las Corts Valencianes para explicar las horas clave de la Emergencia. “Estamos trabajando para adecuar toda la estructura del Consell a las labores de reconstrucción”, dijo en una visita al centro de emergencias.

El presidente ha rehusado hablar de ceses o dimisiones antes de la cita parlamentaria, pero en su Ejecutivo ya han renunciado a la defensa de la consellera de Emergencias. Preguntado por la actuación de la Generalitat y el envío de avisos, retrasado durante más de dos horas por las dudas de la consellera y su propia ausencia, ha dicho: “Hay que asumir que se pueden haber cometido errores, sin ninguna duda, hay que hacerlo con toda humildad”.

Poco después, la vicepresidenta del Consell y portavoz de oficio de las actuaciones postemergencia, Susana Camarero, evitó defender a la consellera Pradas. Preguntada por si cree que está capacitada para seguir al frente de las Emergencias, dijo: “Todos los consellers estamos a disposición del presidente y va a tomar la decisión que estime oportuna”, para añadir que “la comparecencia del jueves será el punto de partida de esa parte política. [El president] está preparando una adecuación de una parte del Consell a esta realidad”.

Fuentes del Ejecutivo apuntan a una reestructuración de las competencias para adecuarse a la gestión de la poscrisis, que requerirá un nuevo presupuesto, y dan por sentada la salida de Pradas. Se valora también la entrada de nuevos altos cargos con experiencia más técnica para afrontar la reconstrucción de las comarcas. La cabeza de la consellera encargada de una gestión a todas luces insuficiente serviría al presidente valenciano para escudarse y no asumir las responsabilidades políticas que le exigen los ciudadanos y la oposición. Sería también una forma de rebajar la presión que ejercen otros barones populares y altos mandos de su partido sobre él. Destituir a la titular de Emergencias desviaría la atención de las propias acciones del president el día de la catástrofe, que ha mentido en varias ocasiones, y se encontraba, según la última versión, maniobrando por el control de la televisión pública valenciana.

Es Pradas la responsable del Cecopi, aunque la ley le da a Mazón el mando único en catástrofes como estas, y según los presentes en la reunión se estuvo esperando su autorización para decretar las medidas. Las mismas fuentes apuntan que la consellera consultaba constantemente con el presidente las decisiones a tomar, y en Presidencia aseguraron que Mazón estaba informado periódicamente de la situación, algo que choca con que, al llegar tarde al encuentro, hubiera que explicarle los asuntos tratados.

La defensa de la gestión la ha venido realizando la vicepresidenta del Consell y titular de Vivienda, quien ha asumido la portavocía de la crisis de facto. De la portavoz formal, Ruth Merino, nada se sabe, aunque la también consellera de Hacienda tiene por delante la recomposición de todo el presupuesto autonómico, que iba a presentarse dos días después del desastre, y ahora debe adaptarse a la recuperación de las familias, comercios, infraestructuras o zonas comerciales. Camarero explicó el lunes que ella comparece en lugar de la portavoz porque “soy la vicepresidenta del Consell, la secretaria [del Ejecutivo], quien tiene la información de todas las consellerias y formo parte del Cecopi y tengo la información actualizada”.

Tras Pradas, es probable que cayera su equipo al completo, con el secretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso, al frente. Si no marchan todos con ella, probablemente sean reubicados. Hasta la fecha, no ha hablado de su gestión. Todo su equipo guarda silencio y la comunicación viene centralizada por Presidencia, que los ignora en las notas de prensa. La ruptura es tal que fue el propio responsable de Emergencias quien publicó en X (Twitter) que estaba trabajando en el puesto de mando desde Paiporta, pese a que el mismo día de la barrancada se encontraba con la consellera. Apartados de la gestión política de la catástrofe, no es de extrañar que cuenten las horas que les quedan en el Consell.

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