98.508 afiliados exactamente (a fecha del pasado jueves por la mañana). Son los que tiene CCOO-PV, que este año celebra su cincuenta aniversario intentando recuperarse de la dura crisis que ha asolado el país en los últimos tiempos. Paco Molina (Alcoi, 1957) cumple su segundo mandato al frente del sindicato tras ser elegido en 2009 para relevar a Joan Sifre.
50 años son muchos y hay que celebrarlo...
50 son muchos y dan para mucho. Estamos muy satisfechos con cómo estamos celebrándolo. Creo que acertamos cuando nos decantamos por hacer una serie de actos por todo el País Valenciano -hemos realizado actividades en 34 localidades por todo el territorio, desde Vinaròs hasta Orihuela (exposiciones, mesas redondas...)- en lugar de hacer un acto con carácter centralista. Estamos muy agradecidos por la acogida recibida, porque nos hemos vuelto a encontrar con miles de mujeres y hombres anónimas pero que han sido decisivos con su aportación en la creación y consolidación de CCOO-PV.
Mirando al futuro sin olvidar el pasado
Hablar de los 50 años de Comisiones Obreras del País Valenciano es reencontrarnos con las generaciones que apostaron por una herramienta sindical, es reconocer la función de personas que en una etapa muy complicada y muy delicada, incluso para la integridad física, apostaron por constituir un sindicato que es hoy lo que es. Por eso queremos que las instituciones públicas reconozcan el trabajo y el esfuerzo de esa generación, porque si no, se acabará olvidando cuando estas personas han propiciado la libertad, la democracia, los derechos sociales, el bienestar... que todo esto no ha llovido del cielo.
¿En qué momento se encuentra ahora el sindicalismo?
Necesita resetearse. Hay que hacer un análisis sobre lo que nos ha pasado en estos últimos años, ver de dónde venimos, cuál ha sido el impacto de la crisis, de la reforma laboral, las huelgas generales convocadas... El sindicalismos ha plantado cara, ha resistido ante los ataques sociales sufridos y eso también es revolucionario. Ahora tenemos que saber interpretar toda la transformación que ha habido en la sociedad y ver qué hacemos ante una nueva forma indeterminada de producir. En muchos casos, los trabajadores ya no tienen que ir físicamente a las empresas. Tenemos que ver cómo entramos en esos grandes centros de producción, donde cada vez hay un trabajo más robotizado y precarizado.
¿Cuál es la salud de CCOO-PV en la actualidad?
A día de hoy [jueves 15 de diciembre] tenemos exactamente 98.508 afiliados activos, y creciendo, tras unos años -desde 2010- de caída permanente. No estamos como estábamos, porque la crisis y el empobrecimiento también ha tenido impacto en Comisiones Obreras. Nuestro techo está en 138.000 afiliados, pero hay que tener en cuenta que entonces había 600.000 personas más trabajando en el País Valenciano. En este tiempo nosotros también hemos tenido que tomar medidas que si en cualquier otro sitio son difíciles aquí son dramáticas. Suspender contratos, ajustar presupuestos, asumir circunstancias complejas, como cualquier empresa o familia.
Y los retos de cara al futuro...
La situación parece que mejora, así que es el momento de recuperar todos esos derechos que nos han robado de manera infame en todos estos años de crisis. También tenemos que interpretar que el sindicalismo, ante una transformación tan profunda, no puede dar las mismas respuestas y recetas que en el pasado. El sindicalismo, hoy día, no es más complicado que antes, pero sí que es más complejo. Tenemos que darle a la sociedad un instrumento que sea útil.
¿Cómo ves la Comunitat Valenciana?
Hemos padecido una gran transformación, se ha perdido mucha potencia en los sectores manufactureros, que junto a la agricultura y el turismo sostenían económicamente al País Valenciano, por lo que tenemos un problema importante. No hay ninguna economía en el mundo que sea solvente y potente cuyo sector industrial no supere el 20% y nosotros lo hemos perdido en esta crisis, estamos bastante por debajo de estos niveles. Podemos ser tan competitivos como lo hemos sido siempre. Tenemos que aprovechar que disponemos de espíritu emprendedor y de mucha mano de obra calificada y con muchas ganas de trabajar. Hemos de olvidarnos de toda esa confusión de la economía de casino y vinculada a la burbuja urbanística e inmobiliaria que ha desviado la atención de muchos industriales que han derivado hacia estas actividades y han acabado como el 'ball de Torrent', absolutamente quebrados en lo económico y deshechos en lo social.
Además, los trabajadores valencianos no somos menos productivos que el resto, pero la media salarial está doce puntos por debajo de la media estatal. No nos merecemos esto.
La situación de las organizaciones empresariales valencianas tampoco es la mejor...
Desgraciadamente están debilitadas, y eso no es una buena noticia porque necesitamos interlocutores válidos. Sin interlocutores válidos nunca puede haber una redistribución justa de la riqueza generada.
Para finalizar, ¿qué balance haces de la política industrial del Consell?
El Consell debe pasar de las musas al teatro. Están bien los discursos y los buenos propósitos, y entiendo las limitaciones presupuestarias, pero los escasos recursos de los que dispones se deben revisar y destinarlos a lo que sea más productivo. Tiene que comenzar a hacer propuestas estratégicas, aunque sean modestas para marcar una línea y aun a riesgo de equivocarte. Tiene que creer de manera más firme en el diálogo. Ha dado pasos y hay otro talante en la voluntad, en el discurso y en el contenido, pero le queda mucho recorrido. Tienen que actuar con mucha coordinación y ser más eficaces, no tienen porqué seguir los planes de estímulo que se encontraron de la legislatura anterior porque tal vez hay programas que son inservibles y se están incentivando año tras año.