Normalizar lo normal porque se ha vuelto raro. Desde hace varias semanas algo se mueve entre el Palau de la Generalitat Valenciana y las asociaciones de empresarios con sus vecinos del norte. El presidente Ximo Puig activó con la llegada del verano la agenda federalista, un camino al que se han sumado los agentes económicos, para tratar de acercar a Catalunya a las mesas de discusión y deliberación y alejarse del bloqueo institucional.
Los indultos a los presos del procés, la gestión de los fondos europeos y los encuentros bilaterales entre el Gobierno de España y la Generalitat de Catalunya han servido para limar asperezas en una parte de la sociedad y el parlamentarismo catalán. Para el presidente valenciano se abre “un nuevo tiempo que queremos aprovechar” porque ambas autonomías tienen intereses comunes, como el Corredor Mediterráneo o la reforma del sistema de financiación. La Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) ha organizado varios encuentros con dirigentes catalanes en aras de unir fuerzas para reivindicar infraestructuras comunes. El pasado viernes la asociación que preside Vicente Boluda invitó al exdirigente de CiU Josep Antoni Duran i Lleida, actualmente consejero de AENA, a pronunciar el discurso de clausura de su asamblea, mientras que este lunes el invitado era el exministro de Sanidad y ahora diputado socialista en el Parlament de Catalunya Salvador Illa a un almuerzo de trabajo con los empresarios.
Poco antes de comenzar el almuerzo, Puig indicaba que su equipo trabaja con el de su homólogo catalán, Pere Aragonés, para celebrar un encuentro en otoño: “En las próximas semanas, ya en septiembre, espero que podamos tener una reunión con el presidente de la Generalitat, entendiendo que el marco en el que nos movemos es el marco institucional, estatutario, de respeto a la autonomía de cada gobierno”. El dirigente valenciano insiste en que las autoridades catalanas deberían participar en el “espacio multilateral” del Estado español, en referencia a la próxima conferencia de presidentes a la que Aragonés ha rechazado acudir. “Es la forma de aportar más, ayuda a un planteamiento global y a la ciudadanía”, indicaba el presidente valenciano, subrayando las declaraciones previas del secretario de Organización del PSC, que criticó la ausencia del dirigente de Esquerra Republicana en el órgano de debate de las autonomías y el Gobierno central. “Nadie ha resultado herido en sus planteamientos políticos por reunirse con todos los presidentes”, indicaba Illa, respecto a la presencia del gobierno catalán en el resto de reuniones.
El dirigente valenciano cree que “no es razonable que las autonomías no tengan relación” y recuerda que puso en marcha ese diálogo desde su llegada a la presidencia de la Generalitat Valenciana en 2015. “Necesitamos que Catalunya participe del debate en el conjunto de España, y queremos propiciar un ambiente y una atmósfera favorable”, insistió.
Según algunas voces del socialismo catalán, las ideas del president Puig son vistas con sensatez por quienes rechazan la vía independentista y abogan por regresar al marco de convivencia. Illa pone en valor la idea que Puig trasladó en el Cercle d'Economia de Barcelona el 17 de junio sobre avanzar en “la España de las Españas”, la agenda federalista para descentralizar el Estado, aplicando mecanismos de cogobernanza como los activados durante la pandemia. Para el exministro, resulta clave “fortalecer las relaciones entre Catalunya y la Comunitat Valenciana”. Por el momento, el dirigente valenciano celebrará otra cumbre el año que viene con su homóloga balear, Francina Armengol, para continuar el encuentro en Palma de principios de julio y prepara otra cumbre con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, para acordar posiciones de cara a la reforma del sistema de financiación autonómica, el buque de guerra que encalla año tras año.