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No habrá recuperación sin acuerdo político: “El bien mayor es recomponer nuestro sistema político para superar la crisis de confianza”

El catedrático de Geografía Humana Juan Romero en una imagen de archivo. EFE/Manuel Bruque

Laura Martínez

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La prioridad de la política valenciana debería ser recuperar la gobernanza, dañada por la crisis del coronavirus, que se suma a la crisis de credibilidad de la última década, para comenzar a trabajar en la reconstrucción, para restaurar el tejido social. El catedrático de Geografía Humana, Joan Romero, considera que “la estrategia política de la polarización y la falta de lealtad institucional hacen el camino político intransitable” e insta a los socios del Gobierno de la Generalitat Valenciana a recuperar la vía del acuerdo: “El bien mayor es recomponer nuestro sistema político para superar la crisis de confianza”. “Observo con preocupación la degradación del clima institucional. Esto puede hacer naufragar la vía valenciana, que ha sido un ejemplo en España”, afeaba el catedrático en una conferencia con integrantes de Compromís este miércoles sobre estrategias para afrontar la pandemia.

El catedrático, autor de obras como La secesión de los ricos (Galaxia Gutenberg, 2016) y miembro del comité de expertos que asesora al president de la Generalitat, Ximo Puig, exponía a integrantes y simpatizantes de la coalición valencianista sus estrategias para afrontar la situación socioeconómica, insistiendo especialmente en superar el bloqueo político para reparar “la degradación del clima institucional” y recuperar la confianza ciudadana. Romero recordaba a la coalición que en España ha habido experiencias de coaliciones de izquierdas previas a la valenciana y que murieron a los cuatro años. La prioridad del Botánico, instruía, es aguantar al menos 12, para implementar políticas sociales que sienten cierta base, que vayan más allá del ciclo político de la legislatura: “Necesitamos unas izquierdas, que son Gobierno aunque a veces parece que no se lo crean, que sean propositivas”, que aporten en el parlamento, al tiempo que una “oposición de Estado”, a la altura.

Tras señalar que el problema valenciano no es de hoja de ruta, pasaba a desglosar los problemas estructurales, agravados por la crisis sanitaria: desempleo, precariedad, modelo productivo y de crecimiento mal orientado, déficit en innovación, vivienda inaccesible, escasez de liquidez para las empresas, soluciones temporales -los ERTE- mal enfocados, una brecha urbano-rural que se agranda... y un largo etcétera. “¿Por qué no combatimos al pensamiento neoliberal con hechos concretos en la escala local?”, planteaba el profesor, animando a repensar las ciudades y los espacios municipales, caminando hacia “la ciudad de los 15 minutos”, un modelo urbano de proximidad de los servicios.

La situación paupérrima de los jóvenes preocupa al catedrático, que incluyó la cuestión en su comparecencia en la comisión de reconstrucción de las Corts Valencianes. “Hay que dar seguridad a las nuevas generaciones. Vivienda y temporalidad son una trampa generacional, son un fracaso colectivo. Las generaciones nacidas del 85 hacia acá deberían ser un eje fundamental de las políticas públicas de las izquierdas”, expresaba el profesor, que reclama una ley de alquiler para vivienda pública en el marco autonómico. Para Romero, el sistema de innovación, productividad, salarios y modelo sostenible, “forman un todo, no son separables”. Así, una pata para resolver los problemas que heredarán las próximas generaciones es intensificar la apuesta por la innovación y su traslado a las empresas, una de las pretensiones de los fondos europeos de reconstrucción, que deben vigilarse para no acabar acaparados por las grandes tecnológicas. La baja productividad “no es un problema de las empresas, es como aplicamos la innovación. Es la asignatura pendiente y debe ser prioritario si queremos que los salarios mejoren, si queremos que la clase trabajadora mejore sus expectativas”, argumentaba.

Todas las políticas deberán ir acompañadas de perspectiva verde, de lucha frente a la crisis climática, como un imperativo presente más que como un proyecto a futuro. Romero sitúa en sus prioridades la estrategia de readaptación a la crisis climática, cuyo efecto “puede ser mucho mayor que los efectos que estamos viendo de la pandemia”. Hay sectores -agricultura, gestión del agua, turismo- que sufrirán consecuencias imprevisibles. “Esto ya lo sabemos. Es una agenda. Y no estamos haciendo lo suficiente. Se impone un montón de trabajo, impulsar políticas públicas para la década e impulsar un cambio de modelo”, alejado de la lógica neoliberal.

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