Cuando en 1983 la Premio Nobel Svetlana Alexievich escribió los testimonios más desgarradores sobre el frente en La guerra no tiene rostro de mujer abrió una ventana a una parte de la historia que había sido silenciada. Cuarenta años después, la periodista afgana Zahra Joya abre una ventana nueva, esta vez a través de internet, para contar la historia silenciada de sus compatriotas.
La periodista de 29 años fue nombrada una de las mujeres del año por la revista Time como reconocimiento a su trabajo como fundadora de Rukhshana Media, una agencia de noticias redactadas por mujeres y para mujeres en un país sepultado por el gobierno talibán. La joven, que trabaja como periodista de hace diez años, fue consciente al inicio de su etapa académica de que había historias de compañeras que no se habían contado. De esa falta de voz, espacio y autoridad creó en 2020 Rukhshana Media, agencia a la que dio el nombre de una niña lapidada, para llenar un vacío de historias en un contexto extremadamente patriarcal.
Joya se encuentra este martes en Valencia para recibir el galardón a la libertad de expresión de la Unió de Periodistes Valencians, un reconocimiento a las periodistas afganas que han tenido que huir de su país por la guerra. Junto a Zahra se encuentran las también periodistas Sakira Amini y Jamila Hussam, ambas residiendo en España desde el pasado año gracias a sus contactos con otros profesionales de la comunicación. “El objetivo es seguir trabajando, seguir dando voz a las mujeres”, cuenta sin temblar Joya, que dirige la agencia desde una habitación en Londres por seguridad y aboga por visibilizar la doble opresión de sus compañeras, como periodistas y como mujeres.
Un espacio de mujeres
La agencia nació originariamente como espacio de mujeres, pero tras la caída del gobierno democrático y la extremada represión hacia sus compañeras, se sostiene también con el trabajo de hombres. Sus colegas han sido en su mayoría despedidas –hasta 500 medios han desaparecido de Afganistán, indica– o han tenido que esconderse. Cerrar los medios de comunicación es una forma de silenciar la historia, coinciden las tres periodistas en conversación con elDiario.es, poco antes de la entrega del galardón. “Algunos periodistas no pueden salir de país, no tienen documentación y viven escondidos”, añade Hussan, la más veterana, que reside en un municipio valenciano con su familia.
“Estamos viviendo los mismos problemas [con los talibanes] perdiendo nuestros derechos”, afirma tajantemente Joya, en respuesta a las perspectivas de futuro que contempla y la sensación de repetir la historia. Su objetivo, reitera, es seguir contactando con las mujeres afganas que no han podido salir del país y ejercer de altavoz. “He tenido muy buena respuesta por parte de las mujeres que protestan. Se ha generado un efecto llamada para escribir”, indica, preguntada por la evolución del medio desde su creación.
Rukshana Media acoge noticias sobre la salud de las mujeres, violencia de género y social y pone el foco en historias de especial impacto, como los problemas de drogodependencia, apunta Joya. “Contamos las historias de las mujeres y niñas que viven bajo un régimen de apartheid de género en el siglo XXI, en un momento en el cual las mujeres ni siquiera pueden elegir su propia ropa”, incidía durante la presentación.
Cuando se les pregunta por su futuro, apenas unas semanas después de que el gobierno talibán impida la escolarización de las niñas a partir de once años, las tres mujeres responden que tienen “el corazón roto”, que temen haber retrocedido en derechos y reclaman apoyo internacional a a las mujeres Afganas; que una guerra, la de Ucrania, no desplace a otra. “Queremos que nuestras palabras lleguen”, insiste Hussan, que reitera los riesgos para la vida de un cambio de valores propiciado por el régimen talibán. Muchas personas han perdido la vida o han tenido que “vender” a sus hijas por no tener nada, subraya vehementemente mientras vuelve la mirada hacia sus hijas. “Cuando te lo quitan todo, ¿qué haces? ¿luchas o te quedas quieto? Nosotras luchamos”, sentencia Amini.