El primer juez que investigó la financiación del PP desvela su calvario: “Te cierra llegar a cualquier puesto”

Lucas Marco

30 de abril de 2022 21:34 h

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El juez Luis Manglano, instructor del 'caso Naseiro', cuenta por primera vez el viacrucis que sufrió tras investigar la presunta financiación ilegal del PP en 1990. “Supone un alto coste profesional y personal”, ha dicho Manglano durante la presentación del libro de su amigo Joaquim Bosch en la Fira del Llibre de València. El juez, destacado miembro de la asociación Jueces y Juezas para la Democracia, ordenó el 9 de abril de 1990 la detención del entonces tesorero del PP, Rosendo Naseiro, del concejal en el Ayuntamiento de Valencia Salvador Palop y del delegado de Dragados en Valencia, Luis Janini.

La investigación del 'caso Naseiro' se inició por casualidad. La Policía tenía intervenido el teléfono del despacho del abogado Rafael Palop, hermano del edil popular, en busca de pistas sobre su posible implicación en una trama de narcotráfico. Salvador Palop solía utilizar el teléfono del despacho situado en la calle de Cirilo Amorós de Valencia. Dos meses antes de las detenciones, los agentes pincharon una conversación que ha pasado a la historia oral de la corrupción en España.

Al habla Voro Palop y Eduardo Zaplana: “Tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir. Ahora me tengo que comprar un coche. ¿Te gusta el Opel Vectra 16 válvulas?”, le pregunta a su amigo quien llegaría a presidente de la Generalitat Valenciana y ministro del Gobierno de José María Aznar. Zaplana, investigado en el marco del 'caso Erial' tres décadas después de esta reveladora conversación, tenía la necesidad perentoria, según quedó registrado en las famosas cintas, de “hacerse rico”.

La investigación del juez Luis Manglano afectaba de lleno a la presunta financiación ilegal del PP bajo el control del 'clan de Valladolid', liderado por José María Aznar. El epicentro de la presunta trama estaba situado en el número 5 de la calle Génova de Madrid, sede de la empresa Futuro Financiero, apenas a cuatro portales de distancia de la sede del PP.

Una exitosa estrategia jurídica pilotada por Alberto Ruiz-Gallardón, entonces presidente del Comité Nacional de Conflictos y Disciplina del PP, consiguió tumbar la causa. La historia del 'caso Naseiro' ha sido relatada, con todo detalle, por el periodista Francesc Arabí en su biografía Ciudadano Zaplana (Foca, 2019), probablemente el mejor retrato periodístico de la corrupción en el País Valenciano.

Las impúdicas conversaciones del personaje —ya en 1990— no impidieron que Eduardo Zaplana se hiciera un año más tarde con la alcaldía de Benidorm con la ayuda de la concejal tránsfuga Maruja Sánchez, conocida por el sabio acervo popular como Maruja la bien pagá. En 1995, el político que quería “ganar mucho dinero” inauguró las dos décadas ininterrumpidas de poder del PP en el Palau de la Generalitat Valenciana. Zaplana, cuyo futuro judicial a consecuencia del 'caso Erial' tiene francamente mala pinta, llegaría incluso a ostentar una cartera de ministro del Gobierno de España, con José María Aznar de presidente. 

¿Qué fue del juez instructor del 'caso Naseiro'? Luis Manglano, un hombre serio y de izquierdas amén de excelente magistrado, sufrió las consecuencias de haber ordenado investigar, por primera vez en España, la presunta financiación ilegal del PP (acreditada mucho más tarde en el marco del 'caso Gürtel').

“Investigar a los dos grandes partidos supone una gran desconfianza hacia el juez”, asegura durante la presentación del libro de Joaquim Bosch titulado La patria en la cartera (Ariel, 2022) y cuya quinta edición está a punto de ver la luz. El subtítulo del libro de Bosch es Pasado y presente de la corrupción en España, muy apropiado para la ocasión.

La judicatura “no es precisamente muy progresista”

Luis Manglano inició su carrera como jurista en el despacho del abogado Alberto García Esteve (1909-1997), el más activo defensor del antifranquismo en los tribunales franquistas (siempre se ha considerado, sin pizca de exageración, que fue la persona más amenazada de Valencia en el tardofranquismo y la Transición). Tras aprobar la oposición a la carrera judicial y fiscal, recaló como juez de instrucción hasta que se topó con las cintas magnetofónicas en las que Zaplana comentaba trapicheos varios. En la época, las cintas de cassettes fueron guardadas a buen recaudo dado que eran material altamente sensible.

Cuando el PP consiguió tumbar el 'caso Naseiro', creando de paso una nueva doctrina en España, Manglano pasó a ser una suerte de apestado en la carrera judicial, cuya cúpula controla un búnker claramente escorado a estribor. “Te cierra la posibilidad de llegar a cualquier puesto, ya sea en el Tribunal Superior de Justicia, en la presidencia de la Sala o en el Tribunal Supremo”, lamenta el juez, quien recuerda que la judicatura española “no es precisamente muy progresista”. 

Hubo un momento en que, harto de los reveses de las alianzas inconfesables de la cúpula judicial, dejó de postularse y actualmente es magistrado de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJ-CV, a la que llegó por escalafón. Los jueces que suelen llegar a puestos en los altos tribunales, mantiene Manglano, “no es que sean de derechas, es que son de confianza”.

Joaquim Bosch, portavoz de Jueces y Juezas para la Democracia en el País Valenciano, ha incidido en que a su amigo Manglano la investigación del 'caso Naseiro' le supuso unas “enormes presiones y perjuicios notorios en su carrera profesional”. Cuando en 2004 Bosch tomó posesión de su toga, eligió a Luis Manglano sin dudarlo como padrino. El autor de La patria en la cartera ha definido al instructor del 'caso Naseiro' como un “magistrado enormemente respetado” aunque sistemáticamente perjudicado en la carrera judicial.

¿Cómo ven estos dos magistrados, de dos generaciones distintas, la corrupción hoy en día? Luis Manglano ha criticado el “manejo de recursos públicos en beneficio privado” y ha definido a los corruptos como “personas sin escrúpulos”, aunque también se muestra optimista: “Tenemos una sociedad más sana de lo que parece”. El juez también ha aludido al lastre “de una serie de oligarquías” en materia de corrupción en España. “Cada vez que lees sobre corrupción es fácil cabrearse”, remacha Manglano. 

Joaquim Bosch recuerda que “en el País Valenciano han sido condenados, encausados o encarcelados presidentes de la Generalitat, consellers, alcaldes de las tres principales ciudades y diputaciones y concejales”. En su libro se remonta hasta la Restauración para analizar las causas del tristemente expandido fenómeno en España e incide en el papel de la dictadura franquista, heredado en la Transición y más allá.

El magistrado progresista ha explicado que, en paralelo a la “represión y las gravísimas violaciones de los derechos humanos”, el régimen franquista construyó una enorme estructura corrupta que incluía desde ministros hasta gobernadores civiles. Bosch ha citado el relato del escritor Max Aub en La gallina ciega sobre su visita a España décadas después de exiliarse en México, en pleno desarrollismo franquista como un fino retrato de la sociedad adormecida y tolerante con la corrupción y el caciquismo que precedería a la Transición, un periodo que se cobró la vida de 250 personas en acciones policiales o parapoliciales de extrema derecha, ha recordado el juez. “Las circunstancias de la transición lo complicaron todo y el nuevo sistema democrático asumió la corrupción sin problema”, apostilla.

“Las estructuras institucionales que permitieron la corrupción en la dictadura no fueron reformadas”, lamenta. Bosch anhela un sistema “institucionalmente más sólido”. Sobre el 'caso Azud' de corrupción urbanística masiva durante la era de la fallecida alcaldesa popular Rita Barberá, el magistrado se ha preguntado “cómo es posible que se muevan semejantes cantidades de dinero negro sin que salten las alarmas internas”. A su lado, el juez que investigó por primera vez la financiación ilegal del PP, asiente. Él fue el primer instructor de la historia de España que escuchó en unos pinchazos policiales a un dirigente del PP que quería “ganar mucho dinero”. Sabe de lo que habla.