La privatización parcial de la sanidad pública valenciana, impulsada por el gobierno presidido por Eduardo Zaplana bajo el llamado modelo Alzira –la entrega de la gestión del hospital de ese municipio y su área de salud a una empresa- está en horas bajas.
De entrada, el ahorro de costes o mayor eficacia en la gestión no ha sido probado. Al menos, así lo establecieron dos expertos, Salvador Peiró y Ricard Meneu, en un trabajo publicado en el blog de Fedea, un think tank financiado por algunas de las empresas más grandes de España. Ahora, la Comisión Europea se une a esa tesis.
En un informe reciente realizado sobre privatizaciones sanitarias en 10 países, los expertos son rotundos: «Después de más de 14 años de funcionamiento no hay información clara y disponible para evaluar los resultados económicos y sanitarios de la experiencia» del modelo Alzira. Ribera Salud, la empresa que gestiona el hospital de Alzira, cargó contra ese trabajo, al que califica de poco riguroso y sesgado según Levante-EMV.
Pérdidas en algunas concesiones
Además, el negocio no parece tan rentable, lo que pone en riesgo su viabilidad. El hospital de Dénia, un municipio costero y turístico en el norte de Alicante, perdió casi 3 millones de euros. Así lo desveló la aseguradora DKV, que posee el 65% de la sociedad, en la presentación de sus cuentas. Los números rojos habrían sido causados por la pérdida de población en el área de influencia del hospital, propiedad de DKV y Ribera Salud, a su vez gestor del hospital de Alzira. A menos población, menor es el canon que paga la Generalitat. Y así, las cuentas no salen, al menos en 2013.
Bajo fuego amigo
La oposición –PSPV-PSOE, Compromís y EU- ha pedido reiteradamente la reversión del modelo Alzira. Últimamente, tras el fracaso en la privatización de la sanidad pública en Madrid. Y también después de que un informe de la Comisión Nacional de la Competencia pusiera objeciones a varias adjudicaciones del modelo Alzira, que ahora gestiona cinco hospitales: Torrevieja, Manises, Elche, Dénia y el de La Ribera.
Nada nuevo. La izquierda se ha opuesto al modelo Alzira desde antes de la inauguración del primer hospital gestionado así, en 1999. Lo sorprendente ha sido el giro radical de Alberto Fabra, que en las Corts Valencianes se comprometió a no «prorrogar ninguna de las concesiones sanitarias existentes ni a hacer ninguna nueva». Un frenazo en toda regla: La privatización de la sanidad valenciana hace aguas.