El personal sanitario de varios hospitales castellonenses denuncia la pésima atención sanitaria que recibe desde que el 1 de enero de 2014 el Partido Popular externalizase la gestión de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales. Altas prematuras, diagnósticos erróneos y denegación de bajas laborales para ahorrar dinero a la empresa son algunas de las prácticas que denuncian los sanitarios afectados. Previamente a esta privatización, que desde el sindicato Intersindical Salud aseguran que aumenta el coste para las arcas públicas, las atenciones por accidente laboral se llevaban a través de los médicos de cabecera y el Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS).
Según explica el sindicato, desde la privatización del PP los trabajadores han tenido muchos problemas con la atención y algunos les aseguran que la mutua no lleva a cabo tratamientos adecuados, les deniegan bajas evidentes y les dan “altas prematuras pese a que el trabajador no se encuentre en buenas condiciones”. “Imaginamos que lo hacen por motivos económicos y los sanitarios se ven forzados a recurrir el alta y que se les derive a un organismo público”, afirma un portavoz.
Una trabajadora de uno de los principales hospitales de Castellón asegura que, tras sufrir una agresión por parte de un paciente que le causó una lesión en el hombro, acudió a la mutua, donde le aseguraron que no tenía nada. “Cuando insistí en que no me encontraba en buenas condiciones para desempeñar mi labor, la respuesta de los médicos de la mutua fue que 'esto trabajando es como mejor se arreglará”, afirma. Posteriormente le ofrecieron tratamientos que, en base a su experiencia, rechazó, hasta que finalmente le hicieron una resonancia y, tres meses después de acudir por primera vez, se le diagnosticó que tenía el hombro roto. La lesión era tal que tuvo que ser operada y la mutua finalmente le concedió la baja.
Posteriormente la misma trabajadora, que en su labor diaria tiene que mover mucho peso, acudió a la mutua aquejada de una tendinitis en las muñecas y, asegura, se negaron a atenderla porque consideraron que no guardaba relación con su trabajo. “La dirección me dijo que la próxima vez que me hiciera daño y no tuviera un testigo no me firmarían el papel para ir a la mutua porque la lesión me la había podido hacer fuera y venir diciendo que ha sido durante mi horario laboral”, asegura la trabajadora.
Otra trabajadora, que desempeña su labor en un hospital distinto al mencionado antes, denuncia una situación similar de mala atención por parte de las mutuas. En su caso sufrió un accidente laboral grave y, pese a las evidentes secuelas que padece desde entonces, la aseguradora le dijo que no tenía nada grave y continuó ejerciendo su trabajo. Con el tiempo las secuelas continuaron empeorando hasta que, tras forzar a los médicos de la mutua a darle los diagnósticos por escrito, estos comenzaron a admitir que su condición podría ser más grave de lo que afirmaban.
La situación era tal que la trabajadora se vio forzada a grabar los encuentros con los médicos de la mutua para tener constancia del seguimiento que se le estaba realizando y en una de estas grabaciones los médicos reconocieron “que las secuelas se estaban agravando y que no se debía a la edad, como mantenían hasta entonces”. “Al final me ofrecieron hacer rehabilitación y me volvieron a dar el alta diciendo que no tenían nada”, afirma la afectada.
Entre el personal de los hospitales de Castelló existen muchas quejas similares por el trato recibido. La mayoría de ellos prefería ser atendido por su médico de cabecera, con el que aseguran que “el trato era mucho mejor porque en la mutua lo que no quieren es gastar y tú eres una cifra”. Algunos de ellos creen incluso que las mutuas fuerzan a los médicos a no conceder bajas aunque sean necesarias y aseguran que el servicio “además de peor, tiene que ser mucho más caro, ya que antes eran los propios médicos de la Seguridad Social los que se encargaban”.