Los proyectos adjudicados a Cyes “no tenían ni pies ni cabeza”

EUROPA PRESS

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Continúa el juicio del 'caso Cooperación' o 'caso Blasco', y hoy le ha tocado testificar a Eva Solá, que era técnico del servicio de Gestión de la extinta conselleria de Solidaridad que dirigía el exconseller popular Rafael Blasco. Solà se ha referido a los proyectos adjudicados a la Fundación Cyes, “no tenían ni pies ni cabeza”, así como ha tildado de “muy escandalosa” la compra de cuatro inmuebles en la ciudad de Valencia con el dinero de las subvenciones, cuando “no se pueden comprar ni tan siquiera un ordenador”.

Solà ha explicado que cuando revisó la solicitud consideró que Cyes “quedaba fuera de las ayudas” al no cumplir los requisitos, como la experiencia previa, “le faltaba absolutamente todo y entiendo que es un proyecto que quedaba fuera”, según recoge Europa Press. Además, la técnico ha apuntado que en los diez días que tenían de plazo era “imposible” subsanar las deficiencias.

La testigo, tras examinar la solicitud de Cyes transmitió a su superior, Teresa Clemente. Una vez adjudicados los proyectos, los examinó “más en profundidad” y se percató de “lo de los pisos”, por lo que preparó un requerimiento con todos los incumplimientos, “entre ellos el tema de los pisos”, un documento que trasladó al exjefe de Cooperación, Marc Llinares.

A juicio de Solà, “lo de los pisos era muy escandaloso, era mucho dinero para gastar aquí cunado no se puede comprar ni siquiera un ordenador”, por lo que tilda esta circunstancia de “absolultamente irregular”.

La técnico ha apuntado que Llinares, tras leer su requerimiento, calificó “lo que estaba pasando” de “marrón”, aunque era una cuestión que “se le escapaba”.

El documento de Solà aconsejaba el reintegro de los fondos porque “no tenía sentido, ni pies ni cabeza, no era un proyecto de cooperación ya que únicamente se destinaba un dos por ciento -de 1,6 millones de euros- a un proyecto, cuando con ese dinero se hacen muchas cosas”.

Solà ha afirmado que tanto ella como como algunas de sus compañeras fueron acusadas de haber filtrado la información a la prensa, haciéndoles “la vida imposible”, y se les separó de los expedientes has que en 2010 “salimos de allí”.