Rafa Climent, el conseller de Compromís desautorizado por Mónica Oltra por su gestión de los horarios comerciales, no solo recibe críticas de la oposición: El PSPV-PSOE, socio en la Generalitat de su partido, le ha afeado sutilmente su falta de agilidad a la hora de desbloquear o impulsar la expansión de la energía eólica en la Comunidad Valenciana.
Lo ha hecho a través de una proposición en las Corts Valencianes. En ella, Noelia Hernández, la portavoz socialista de Industria, reclama al gobierno valenciano -es decir, a la Conselleria de Economía, la de Climent- que actúe a la mayor brevedad en dos líneas. La primera, marcar “los requisitos necesarios para la instalación de aerogeneradores con potencia inferior a 3 megawatios, con autoconsumo, para eliminar la incertidumbre y la inseguridad jurídica de los potenciales promotores”.
La segunda, “reestructurar el Plan Eólico de la Comunidad Valenciana, instando a los promotores actuales a su puesta en marcha. En caso contrario, estudiar la liberalización de las zonas en concesión y ponerlas a disposición de nuevos licitadores dispuestos a emprender la explotación eólica, favoreciendo la entrada de pequeños promotores e inversiones colectivas”.
Nada sobre lo que no esté trabajando ya la conselleria desde hace meses, bien es cierto que, a juzgar por partes de la industria, con mucha lentitud. Avaesen, la asociación valenciana de empresas de energías renovables, critica desde hace meses la inacción del Consell con el Plan Eólico. Sus argumentos son bastante similares a los expuestos ahora por el PSPV: tras el caos en el que el PP dejó al sector, se necesita una nueva normativa inmediatamente.
Historia del fracaso eólico
La Generalitat, durante el mandato del PP, diseñó un plan que fracasó rotundamente: apenas se desarrolló un 44% de la potencia prevista. La Comunitat Valenciana se dividió en 15 zonas donde la explotación del viento se ajudicó a grandes empresas (Acciona, Endesa, Elecnor, Sedesa, la empresa de la famiia Cotino,....) que se comprometieron a desarrollar parques.
El sistema fracasó. Las sucesivas rebajas de las primas a la producción con la crisis de 2008 y el frenazo en seco de la financiación -los proyectos se levantaban con préstamos bancarios; lo que permitía a los inversores aportar poco capital- les restó interés. En algunas áreas, la comarca de L' Alcoià-El Comtat, por ejemplo, la oposición vecinal o de los ecologistas no ayudó. En conclusión: el plan se quedó a medias.
La Comunitat Valenciana apenas tiene 38 parques con 1.189 megawatios de potencia acumulada, bastante menos que casi todas las autonomías limítrofes: Catalunya (47; 1.269), Aragón (87,1.893) o Castilla-La Mancha (139, 3.807). El Consell, pese a varios anuncios en sentido contrario, tampoco ha reactivado el plan que impulsa la energía creada por aerogeneradores aprovechando el viento. La inquietud en el sector es máxima. “Hay que moverse ya”, decía Avaesen en marzo.
La asociación quiere que el gobierno valenciano modifique la normativa, que impide a cualquiera, excepto los adjudicatarios, que no están interesados, instalar más potencia eólica. Aunque el momento de los grandes proyectos ha pasado, la asociación de empresarios sí cree que hay demanda para otro tipo de iniciativas. “Pueden surgir multitud de planes pequeños, con pocos aerogeneradores, en emplazamientos de fácil acceso, con un proceso administrativo ágil y, por supuesto, un régimen de vientos favorable”.
Eso es lo que pide el PSPV ahora. La proposición, además, tiene relevancia política. El conseller Climent está ferozmente enfrentado a su número dos, la secretaria autonómica socialista María José Mira. Justo en la conselleria en la que el mestizaje -la convivencia entre cargos socialistas y de Compromís- peor funciona, el PSPV pide mejoras en la gestión.