Sea una clásica lucha por el poder o sana rivalidad entre personas e ideas, el PSPV se ha vuelto a partir de cara a la elección de la nueva dirección del PSOE. Pedro Sánchez, el candidato a secretario general del PSOE apoyado por Susana Díaz, presidenta de Andalucía, y Ximo Puig, número uno de los socialistas valencianos, ha obtenido el 47% de los avales de la militancia del PSPV.
Eduardo Madina, el diputado vasco apoyado por la dirección del PSPV en Alicante o Toni Gaspar, rival de Puig en las recientes primarias del partido, ha conseguido el 40%, uno de sus mejores resultados en España. El resto de avales (11%) fueron, mayoritariamente, para José Antonio Fernández Tapias, candidato apoyado por la facción Izquierda Socialista.
Madina, que según algunas encuestas es el socialista preferido por los votantes, ha conseguido en la Comunitat Valenciana su mayor número de avales (3.448) e incluso ha superado a Sánchez en Alicante (1.237 contra 1.220). Éste, a nivel valenciano, supera en 614 firmas a Madina.
Un partido movilizado
Más allá de la importancia de quién es el nuevo líder del PSOE –que será elegido por la militancia con voto directo y no por los delegados en el congreso federal-, elegir al bando ganador es importante. En el plano personal, porque da la oportunidad de obtener cuotas de poder en el partido. En el plano político, si el PSPV llegara al gobierno de la Generalitat y el PSOE al de España, tener aliados en Madrid para, por ejemplo, mejorar la pésima financiación autonómica de la Generalitat se antoja fundamental.
Tal vez por eso, el PSPV se movilizó para apoyar a Sánchez, Madina o Fernández Tapias. Se ha pronunciado el 50% de la militancia, 12 puntos más que en el resto de España (38%). El PSPV seguramente está dividido, pero también vivo.