“No puede ir el Puerto por un lado, València por otro y el Gobierno por otro, hay que recuperar la coordinación”

Economista de formación, ha sido asesor ministerial en Madrid y jefe de gabinete del presidente de la Generalitat Valenciana. Arcadi España (Carcaixent, 1974) es una de las nuevas incorporaciones al Gobierno valenciano en la segunda etapa del Pacto del Botánico, aunque ya estaba en el barco desde que la izquierda arrebató el poder al PP en 2015.

Hombre de confianza de Ximo Puig, no solo en la sala de máquinas de su equipo sino también en los últimos tiempos con tareas en la dirección del PSPV-PSOE, el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad exhibe una actitud basada en las convicciones socialdemócratas y un talante moderado. Sobre su mesa, algunos asuntos clave, y que suscitan polémica, en materia de política urbanística, de infraestructuras y de transportes.

Su departamento incluye en la denominación tres conceptos: política territorial, obras públicas y movilidad. Comencemos por hablar de la política territorial. ¿Qué representa?

La política territorial es el elemento aglutinador de todo, es lo que da una visión global al territorio, tanto en relación con las infraestructuras como con la movilidad. Lo que ha de buscar es la cohesión del territorio. Es muy importante para una comunidad tan diversa como la nuestra, en las lenguas que se hablan, en la orografía y en el asentamiento de la población. Somos una comunidad muy urbanizada, pero con muchas diferencias entre la costa y el interior. No es lo mismo el interior de la provincia de Alicante que el de la provincia de Castellón. También es muy importante el sentimiento de pertenencia.

La política territorial ha de tener una vertiente transversal para que todos se sientan partícipes del mismo proyecto de Comunidad Valenciana. Un ejemplo muy bueno es el de la situación actual de La Vega Baja. Es una comarca que no sabía muy bien si le hacían caso desde Alicante, y no te digo desde Valencia. Con el apoyo recibido ante las inundaciones, ha quedado claro que toda la Comunidad Valenciana está apoyando a una de sus comarcas más importantes, que debe sentirse partícipe de un proyecto común.

Pero en la política territorial entran también cuestiones como la de las áreas metropolitanas…

Son vasos comunicantes. Desde luego, está el área de València, donde hay que recuperar el espíritu metropolitano, que durante unos años estuvo presente pero en el que, como diría Brines, se produjo un paréntesis entre dos nadas. Diríamos que la política territorial sería el paraguas bajo el que se cobijan asuntos como la movilidad sostenible o la infraestructuras.

Sobre todo en esta segunda versión del Pacto del Botánico, se pone mucho énfasis en la emergencia climática o la transición ecológica. ¿En relación con las obras públicas, en qué se traduce?

Se traduce, primero, en que tenemos que hacer las cosas de una forma diferente y hay que introducir un concepto, del que se habla mucho en Europa y que aquí debe abrirse paso, como es el de construir infraestructuras verdes. No solo hay que hacer las infraestructuras clásicas que en algunos sitios aún son necesarias, sino las infraestructuras verdes con un concepto más sostenible. Cuando se hace una carretera no hay que pensar solamente en conectar dos sitios a través de tráfico rodado, sino que también hay que hacer carriles bici, carriles ciclo peatonales, carriles bus-VAO respetando mucho mejor su entorno. Lo hemos visto también en la Vega Baja donde por ejemplo había carreteras muy demandadas que se hicieron en su momento con la CV-95 de Orihuela a la costa y que ahora te encuentras que municipios como Benferri por culpa de las lluvias se han encontrado que una infraestructura que ellos mismos pedían y pedía toda la comarca actuaba como dique e inundaba barrios. Por lo tanto, hay que hacerlas con ese nuevo concepto.

En este momento precisamente hay dos cosas que nos pueden servir de ejemplo: una es la polémica por Puerto Mediterráneo y la otra por la ampliación del Puerto de València. Ambas tienen componentes medioambientales, pero ¿en qué medida la emergencia climática se toma en serio si siempre acaba primando el aspecto económico de la inversión?

Hay un consenso muy amplio en que la situación actual de emergencia climática y de concienciación social ha cambiado de una forma radical, y creo que es positivo que cambie a una sociedad mucho más concienciada en los aspectos medioambientales y de la calidad del aire por ejemplo en la ciudad de València. El debate hay que plantearlo en sus justos términos. Quiero decir que el debate no es crecer o no crecer, el debate debe ser crecer mejor y creo que esa es la labor que tiene la política más difícil en este momento. Cómo crecer mejor. Con las exigencias de los ciudadanos y con la sensibilidad del sector empresarial.

Por tanto hay que hacer compatible ese crecimiento con la sostenibilidad medio ambiental. Yo creo que es posible y que hay una herramienta fundamental que son las nuevas tecnologías. Por ejemplo en el caso de los coches ya vamos a modelos híbridos y eléctricos, también el caso de los camiones, si bien es cierto que aún son muy caros, pero hay que ayudar a esos sectores para que los camiones, que seguirán existiendo, sean menos contaminantes en todos los sentidos.

Es lo que tenemos que conseguir porque debemos ir a una transición ecológica justa. Es verdad que no todos los sectores contaminan igual, pero es verdad que tenemos que ayudar a esos sectores, por ejemplo del transporte o la movilidad que es uno de los más contaminantes, tanto marítima como terrestre. Tenemos que ayudarlos a reducir sus emisiones y que sean más sostenibles y veo buena voluntad por parte de todos para hacerlo.

¿Ya han decidido si se recurrirá la sentencia de Puerto Mediterráneo?

La sentencia llegó el pasado viernes 18 de octubre y me consta que en estos momentos la abogacía de la Generalitat está analizando la sentencia y viendo las distintas opciones que se plantean. Una vez tengamos eso ya se verán las valoraciones oportunas y la oportunidad de presentar recurso o no hacerlo en función de las posibilidades que tenga de que prospere.

¿Tiene sentido que, mientras se habla de emergencia climática, se haga la ampliación de un puerto que saben que va a deteriorar las playas del sur de València en las que cada ciertos años hay que invertir millones de euros en restaurarlas y así para para siempre?

Yo creo que hay que hacerlo mejor. Es evidente una cosa que dice ya la OCDE en la línea de que en otras ciudades portuarias importantes tiene unos efectos muy positivos tener un puerto de estas características para todo lo que es el área metropolitana y la estructura económica de una región, pero que en las ciudades donde están sí que tienen unas externalidades negativas que hay que compensar. Entonces yo creo que hay que tener esa visión global. Desde luego las playas. Como sabéis el dique ya está hecho y ya hay una afección a las playas que no es de ahora, sino que viene de hace años. Yo creo que hay que conservarlas. La ampliación y el crecimiento del Puerto debe de tener toda esa parte de playas medioambiental que hay que trabajarlo entre todas las administraciones, sobre todo los ayuntamientos, la Generalitat y el Gobierno de España para mantener esa calidad de las playas y después hay que garantizar un crecimiento transparente y sostenible, e insisto mucho en lo de transparente.

¿Hasta ahora no ha habido transparencia en torno a la ampliación del Puerto?

Yo creo que es fundamental ese debate que hay en torno al Puerto de València, yo lo entiendo perfectamente como un debate positivo, pero es un debate que debe englobar a todas las partess: desde los vecinos y vecinas que no viven del Puerto, que solo lo ven como un elemento extraño que les aporta más contaminación; hay que tener en cuenta sus opiniones, pero también la de la gente que vive y llega a final de mes gracias al Puerto, que son casi 40.000 familias. Hay que conjugar las dos cosas y creo que es posible hacerlo. Es posible combinar la emergencia climática reduciendo las emisiones desde un punto de vista sostenible y crecer mejor, que es la clave.

El Ayuntamiento de València votó en contra de la adjudicación de la ampliación del Puerto en el último consejo de administración de la Autoridad Portuaria. ¿Qué votará la Generalitat una vez tenga sus consejeros nombrados?

Bueno, el alcalde de València expresó sus dudas sobre si era necesaria una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA), y yo por supuesto entiendo la postura del alcalde y también de la consellera de Emergencia Climática, Mireia Mollà. Yo creo que serán los técnicos del Ministerio de Transición Ecológica los que decidirán su es necesaria o no una nueva DIA.

¿Se evitarán los conflictos de intereses en los nuevos consejeros de la Generalitat?

Sí, hay que ir a ese modelo en los tres puertos de Alicante, València y Castellón. Antes de que acabe el año vamos a renovar todos los miembros de los consejos de los puertos que han caducado su mandato, no solo el de València, sino también por ejemplo el de Castellón y el de Alicante, y creo que ahí también va a haber un buen mensaje de hacia dónde creemos que deben ir los puertos con un modelo más transparente y más sostenible.

Su conselleria tiene dos características y es que le hace falta dinero para hacer cosas y que muchas de las cosas que se han de hacer son competencia del Estado. En buena medida hace un papel de interlocutora entre el Gobierno y la Generalitat, ¿no?

Sí, a veces me encuentro como las Naciones Unidas, de casco azul. Una de las cosas que he hablado con catedráticos como Joan Romero u otros especialistas de la Universitat de València es que hace falta recuperar la coordinación entre administraciones. Yo creo que es una cosa que hay que mejorar mucho, el Puerto no puede ir por su lado, el Ayuntamiento por el suyo, las diputaciones o el Gobierno de España por otro. Si el Gobierno va a hacer una actuación en València tiene que hacerlo coordinadamente con el Ayuntamiento. Es verdad que existe esa coordinación, pero debe de mejorarse y reactivarse.

Lo mismo pasa en el área metropolitana, que te puedes encontrar que en un pueblo que está separado de una calle por otro tienes el carné de jubilado de un pueblo y tienes unos descuentos en el transporte público que no tienes si eres de la calle de enfrente. Esa coordinación es la que esta legislatura deberíamos impulsar y un ejemplo muy claro es lo del Puerto, lo de las comisiones de trabajo del Puerto en las que están la administración del Estado, el Ayuntamiento y la Generalitat.

En ese terreno le tocan muchas cosas porque hay mucho retraso en las inversiones del Estado y ha habido muchas quejas por la marginación que han sufrido los valencianos. ¿Cómo se plantea estos cuatro años desde ese punto de vista?

Es una situación compleja, veremos qué pasa después de las próximas elecciones. Es verdad que por primera vez en el proyecto de presupuestos fallidos había ya cierta sensibilidad hacia la Comunitat Valenciana, pero después de los votos de esa extraña alianza entre la derecha y los independentistas los tumbaron. Ya habían señales de cierta sensibilidad que espero que siga en los próximos años, tanto desde el ámbito de las insfraestructuras como desde el de la finaciación autonómica. Pero no podemos quedarnos solo ahí, la Generalitat debe ser proactiva y debe salir a buscar financiación a la Unión Europea. Yo ya me he reunido con la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), con el presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y tengo previsto reunirme en noviembre con otros altos cargos de la Comisión Europea. Creo que es ahí donde también debemos buscar esa financiación que nos falta, no solo quedarnos a la espera, sino ser proactivos. Hay voluntad desde las instituciones europeas de financiar proyectos y lo bueno también es que esos proyectos siempre nos piden que sean sostenibles, que hay dinero y están dispustos a financiar infraestructuras para mejorar la movilidad de las ciudades, pero deben ser siempre sostenibles.

¿En materia de insfraestructuras cuál sería la primera prioridad?

Es evidente que en el Corredor Mediterráneo se ve ya el final, es una competencia que es del Gobierno de España. Yo creo que es una prioridad y una de las grandes infraestructuras que quedan por hacer en este país. Se ve ya la luz al final del túnel, quedan muchas actuaciones importantes como la doble plataforma entre València y Castellón o el túnel pasante, pero se está llevando a buena velocidad.

¿Y desde el punto de vista de la Generalitat cuáles son las más importantes?

En el caso de València uno de los aspectos clave que tenemos que abordar es la integración tarifaria de los diferentes medios de transporte público, es algo que en esta legislatura tiene que ser una realidad. Esa es una de las piezas fundamentales para uno de los ejes de nuestra política, que el transporte público sea intermodal y fácil para el usuario, como pasa en otras ciudades europeas. Eso hace que la gente opte por esta forma de moverse.

Para eso tendrá que funcionar a pleno rendimiento la Autoridad de Transporte Metropolitano de València, que parece que hasta ahora ha ido a medio gas.

Sí, está ya en marcha, pero no hemos tenido presupuestos del Estado, no han llegado todos los fondos que esperábamos, pero esperamos que haya presupuestos en los próximos meses y que ya podamos comenzar a trabajar de una forma seria y avanzar en esa integración tarifaria y recuperando con la Autoridad de Transporte ese espíritu metropolitano que hace falta en València y en otras áreas urbanas.

Hablando de movilidad, ¿por qué se van a revisar las concesiones de los buses metropolitanos e interurbanos que su antecesora en el cargo, María José Salvador, dejó planificadas?

Es una situación que se da en otras comunidades autónomas, y es que mayoritariamente están caducadas y hay una situación de bloqueo. La enterior legislatura se hizo un esfuerzo muy grande de un rediseño de esas líneas de transporte interurbano de autobús para buscar mejores opciones de conectividad, facilitar que sea un servicio más puntual, o que acerque más a puntos de interés como hospitales o que los pueblos pequeños de interior también puedan tener acceso a ese transporte mediante el servicio a demanda. Ahora estamos en una fase de que hay una elevada conflictividad con las empresas que operan y tenemos muchos recursos planteados. Estos días está la secretaria autonómica de la conselleria hablando con los operadores para tratar de rebajar esa conflictividad y llevar cuanto antes la licitación de estos proyectos que son fundamentales para acabar de vertebrar y para un transporte más sostenible.

Pero esa conflictividad es de las empresas, parece que se está respondiendo a una presión empresarial cuando los ayuntamientos están contentos.

Casi todos los ayuntamientos también han puesto recursos para modificar cosas, ha habido alguna propuesta que estamos estudiando en alguna comarca que nos han planteado los ayuntamientos y desde luego los empresarios también están preocupados. Lo primero que estamos haciendo es dialogar con ellos, ver si se puede llegar a acuerdos y lo que no tiene que quedar duda es del compromiso de esta conselleria de actuar en defensa siempre del interés público. Pero eso no quita que no puedas dialogar con los operadores.

Eso lleva al tema de los lobbies, por ejemplo en los puertos deportivos se aprobó que podrían renovarse automáticamente las concesiones sin pasar por un concurso. Ahí ha habido mucha presión de los clubes náuticos, pero eso choca con la Unión Europea y con algunas sentencias. ¿Cómo se va a afrontar esa cuestión?lobbies

Nosotros no podemos hacer otra cosa más que cumplir la ley que se aprobó en las Corts. Ahí la dirección general de Puertos está preparando toda la documentación para cumplir la ley, pero tenemos la voluntad de convertir tanto los puertos de la Generalitat como esas concesiones, darles un contenido más abierto de cara a las ciudades donde están instaladas. Es decir, lo mismo que estábamos predicando para los puertos de interés general también lo tenemos que predicar para los puertos más pequeños de la Generalitat. Hay una tendencia a nivel europeo que hay que hay que fortalecer aquí, que es que muchas veces las valoraciones de una empresa no solo dependen de sus beneficios económicos, y ya incorporan otras voluntades de cómo relacionarse con su entorno. Ahora para llevar una actuación tienes que tener, además de los recursos, una cierta complicidad social.

¿La línea 10 de Metrovalencia estará funcionando en el plazo previsto?

Sí, en 2021 si no pasa nada estará en marcha. Se ha dado un impulso muy grande y luego también es importante la conexión que se está estudiando con el Ayuntamiento de València desde Natzaret hasta el ramal que llega a la Marina València. Pensamos que es un servicio fundamental para un barrio como Natzaret y para vertebrar la ciudad y para tener un servicio de transporte público a la altura de lo que necesitan los valencianos.

El proyecto inicial de esa línea enlazaba la parte de Russafa con la línea 4 en el Pont de Fusta, pasando bajo la plaza del Ayuntamiento, el Mercado Central y bajo el barrio de El Carme. ¿Se llevará adelante esa segunda fase tal y como estaba prevista?

Se está estudiando, la idea sería a lo largo del año que viene continuar con todas las obras que hay y hacer una presentación de lo que estamos haciendo y de la planificación de la red de Metrovalencia de cara al futuro. No hay que quedarse con actuaciones concretas porque con la vicepresidente del BEI lo importante es tener una estrategia nueva, una visión global de lo que se quiere hacer a largo plazo, también en el Tram de Alicante. Lo haremos todo mediante el diálogo y con una visión metropolitana, con la participación de los ayuntamientos implicados.

Usted está más acostumbrado a ver el funcionamiento del Gobierno valenciano desde la sala de máquinas, pero ahora está en el puente de mando. ¿Cómo ve el Botànic como proyecto?

Yo lo veo fuerte, frente al ruido que hay en muchas comunidades autónomas, en el Gobierno de España, la verdad es que aquí, a pesar de que desde luego gobernar en coalición siempre tiene sus altibajos, siempre estamos salvando las situaciones porque tenemos ese espíritu de que la única forma que tenemos de garantizar gobiernos de progreso en la Comunitat Valenciana es teniendo un Botànic fuerte. A pesar de las dificultades que han ido surgiendo, siempre ha primado eso, y creo que esa es la mejor garantía.