El Puerto contra Valencia

“Com Grècia, portem la llibertat dintre la sang,/

vora a la nostra mar blava i llatina/

i vivim sempre oberts a qualsevol demanda/

des d’aquestes ribes on l’eucaliptus i el xiprer/

creixen sota el baf humit de la brisa salitrenca.“

Joan Riera,1966

Nunca había sucedido algo así. Avanza la causa del puerto contra el máximo representante de la ciudad de València. ¿Es primero el puerto que la ciudad? De la voluntad de los ciudadanos. Democráticamente expresada en las urnas el 26 de junio de 2019. Se entrecruzan circunstancias, vicisitudes, decisiones y casualidades que convierten en vidriosas las diferencias. Que deberían resolverse dialogando.

Mediación

¿Para qué necesita Joan Ribó, alcalde de València, al president Ximo Puig y al conseller de Foment, Arcadi España? ¿Para que actúen de mediadores entre el puerto y el “Cap i Casal”? Todo lleva a un desencuentro con trasfondo político. No se sabe si primero fue la remodelación de la V-21, el proyecto submarino de acceso al puerto de València desde el Carraixet, con isla incluida o la ampliación del puerto, por el norte, con un megamuelle de contenedores ya iniciado.

Reto ciudadano

Algo estamos haciendo mal. Los acontecimientos no cuadran en la causa del puerto contra la ciudad de València. Hace tiempo que las discrepancias se plasman en un torneo entre el alcalde de València, Joan Ribó—recientemente elegido—y el presidente de la Autoridad Portuaria de València, Aurelio Martínez. De un lado, el interés económico. Por otro, la supervivencia de la ciudad. Un reto político. Dos temas enrarecen las relaciones y el cruce de advertencias. ¿Predomina la economía frente a la política o se está dirimiendo la conveniencia de un colectivo de poder contra la política que ha de proteger la ciudad? ¿El interés de unos pocos frente al derecho de muchos?

Oportunismo

En el último consejo de la Autoridad Portuaria de València se aprobó, por mayoría oportunista de los asistentes, la aprobación de la ampliación del Puerto de València por el norte. Para culminar la construcción de la terminal de contenedores que gestionará la naviera MSC, con sede en Ginebra. El alcalde Joan Ribó votó contra el desarrollo de la ampliación, mientras no se conozca el estudio de impacto ambiental realizado para esta obra y en este momento. No pudieron asistir y por tanto votar, los representantes de la Generalitat Valenciana, porque no ha dado tiempo o no se ha querido designarlos. ¿El gobierno autonómico va a inhibirse en una decisión de notable trascendencia para la ciudad y para el litoral mediterráneo – playas, fondos marinos, desembocaduras, municipios, puertos-- que sobrepasa sus competencias?

Manda Madrid

El puerto de València, junto con el de Sagunt i Gandia, conforman la Autoridad Portuaria de València. Que no es municipal, ni autonómica. Depende de la dirección general de Puertos del Estado, perteneciente al ministerio de Fomento. Cartera ministerial que detenta, en funciones, el actual ministro, José Luís Ábalos, miembro del PSPV. Cuyo secretario es Ximo Puig, president de la Generalitat. Los rendimientos económicos del Puerto de València van al ministerio de Fomento donde se decide el destino y distribución de los ingresos de los puertos españoles. No es cierto que el superávit de los puertos se quede en la Comunitat Valenciana. Va a Madrid y desde allí el gobierno de turno hace el “reparto solidario” que estima conveniente.

Rectificar

Nada más ocupar Aurelio Martínez la presidencia de APV pronunció una conferencia en el Club Diario Levante, con el expresidente saliente, Rafael Aznar en primera fila y la consejera Inmaculada Rodríguez-Piñero en el patio de butacas. En la que dijo que no le veía futuro al puerto de Valencia, dadas las perspectivas económicas. Y que tenía preparadas las maletas para volver a sus quehaceres académicos. Las circunstancias han cambiado y los alicientes también. Los puertos siempre suscitan ambiciones y confluencia de intereses.

A cualquier precio

Hoy, según la presidencia de la APV, el puerto está destinado a controlar el transporte marítimo en el Mediterráneo con el manido objetivo de desbancar al puerto de Barcelona. O, en su caso, arrebatarle la posible supremacía. Por el contrario, hace uno años, se hablaba de la conveniencia de que los puertos de València y Barcelona, en vez de desgastarse compitiendo, sería muy conveniente que trataran de llegar a un acuerdo de complementariedad y colaboración. Si se tiene en cuenta que ambas instalaciones portuarias pertenecen al Estado español, cuyas competencias son del Gobierno central, parece que la iniciativa no es descabellada. Es un asunto complejo que afecta a la Comunitat Valenciana y al Ayuntamiento de València, donde se gobierna mediante pactos firmados por los mismos partidos políticos-- PSOE, Compromís y Unidas Podemos—.Es aconsejable no escenificar desavenencias entre socios, aunque las protagonice el presidente de la APV, Aurelio Martínez, que ocupa el cargo por designación personal del president de la Generalitat, Ximo Puig.

Opiniones

Se han suscitado opiniones pintorescas. Decir que el alcalde está solo cuando vota en el portuario Consejo de Administación es una inconveniencia que roza el desaire. Un alcalde nunca está solo. La posición de Joan Ribó está cargada de razón, al exigir un estudio de impacto medioambiental que certifique, por expertos, cómo afectará a la ciudad y su área metropolitana. Sorprendente la publicación en “Las Provincias”, de un artículo de Esteban González Pons, europarlamentario valenciano del PP, en el que se manifiesta partidario de la posición y las tesis de Joan Ribó. Ha faltado tiempo para que el frente de derecha, capitaneado por Isabel Bonig, haya desautorizado las opiniones expresadas por su parlamentario en Estrasburgo.

Cinismo

Inquieta que personajes como el presidente de la CEV, Salvador Navarro, el presidente de la Cámara de Comercio de València, José Vicente Morata, o el líder del club Propeller València(¿-¿), Pedro Coca, califiquen a González Pons, de cínico. Por querer preservar el futuro de la ciudad de València desde la legalidad y el respeto al medio ambiente. Que cuando se destruye no tiene remedio. Mientras nuestros responsables políticos y empresariales acostumbran a mirar al cielo para trasladar su culpabilidad—Feria, SGR, debacle de las patronales, desnaturalización de las Cámaras-- a instancias celestiales en su infinita providencia.El puert