Los puertos de Algeciras y Valencia, los que más tráfico de contenedores y mercancías tienen en España, son un verdadero coladero para la entrada de cocaína en Europa, según el informe del Real Instituto Elcano “El tráfico de cocaína como mercado ilícito penal: el papel de España”. Estas dos bases marítimas son más permeables a la entrada de droga que las del norte de Europa como Róterdam o Amberes, pese a que las triplican en volumen de tráfico, o las de Nápoles o Marsella, con una peor prensa.
La investigación, trufada de datos e informaciones periodísticas sobre cárteles y detenciones de narcos, revela que España es la puerta de entrada de cocaína por vía marítima por muchos motivos, pero principalmente por cinco. La afinidad cultural y lingüística, que favorece los acuerdos entre los cárteles mexicanos y colombianos -los que operan principalmente en el país-; la situación geográfica; los kilómetros de costa, y el alto consumo del producto en ciudades y pueblos españoles, que duplica la media europea aunque se ha reducido desde 2009 cuando alcanzó su cota máxima.
Esta afirmación sobre los dos principales puertos españoles la sustenta el Real Instituto Elcano con una cifra demoledora: el 50 % de las incautaciones de cocaína de toda Europa se producen en España. De hecho, son constantes los alijos de droga detectados en contenedores, como los recientes 325 kilos requisados por la Guardia Civil en Valencia, o la macrooperación contra un cártel colombiano que entraba coca por el puerto valenciano con palés de plátanos. La droga no iba dentro de la fruta, sino que la propia madera era el polvo blanco mezclado con productos químicos.
El informe también sitúa a España como un paraíso para la residencia de narcotraficantes. “En España tienen residencia permanente las principales organizaciones que se dedican a importar y distribuir a gran escala en el continente europeo”, apunta.
Paraíso mediterráneo para los narcos
“La gran afluencia de turismo, la cercanía de paraísos fiscales, la legislación en materia de inmigración y extranjería de la época, la ausencia de tratados de extradición y la aquiescencia de las autoridades locales convirtieron la costa mediterránea en lugar idóneo para que actores pertenecientes a grupos criminales extranjeros fijaran su residencia y pasaran desapercibidos”, justifican la autores del informe Andrea Giménez-Salinas Framis.
En España y Países Bajos están los mayores distribuidores mayoristas de Europa. La materia prima la traen los cárteles colombiano y mexicanos -de más reciente implantación- y la distribuyen a todo el continente sus aliados españoles.
Pero no todo son buenas noticias para el crimen organizado. El informe reconoce que “la represión en los últimos años ha mejorado considerablemente y se ha conseguido desviar parte de la distribución de la cocaína mundial a otros puertos europeos y a otra ruta africana que cobra progresivamente importancia”, como indica el mapa que acompaña la información.
Aún así, la entrada de los cárteles mexicanos en el negocios de cocaína que entre por España preocupa y mucho a la investigadora, que propone algunas posibles soluciones para el problema. “A pesar de que la transposición de estos grupos en Europa lleva implícita su adaptación al contexto y mercado nacional, debemos vigilar la evolución de la implantación de los grupos mexicanos en un mercado colonizado, ya por los colombianos y con gran competitividad entre grupos europeos”, apunta. Esta situación, añade, puede tener “un impacto directo en la estructura del mercado, la distribución de poder en los niveles de distribución y la violencia ejercida”.