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Las perspectivas electorales del PP en la Comunitat Valenciana son pésimas. Los ciudadanos no confían en su presidente, Alberto Fabra. Y los resultados de las últimas elecciones europeas también pronostican el descalabro del PP, con un poder casi omnímodo desde 1995. La Generalitat, además, está en quiebra. A pesar de brutales recortes del gasto, gasta un 30% más de lo que ingresa. Fabra, ungido por Madrid tras la defenestración de Francisco Camps por su relación con los cabecillas de la trama Gürtel, es un líder débil, discutido dentro y fuera del partido.
A pesar de todo ello, y de que la Comunitat Valenciana, con Madrid, aportó gran parte de los votos necesarios para aupar a Rajoy al poder, el presidente pasa de Fabra. Sencillamente, según la versión más aceptada incluso en el PP, da la autonomía por perdida. Eso explicaría su negativa a mejorar la pésima financiación, elevar las inversiones en infraestructuras al menos a la media estatal o, ni siquiera, forzar a su ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, a que dé a Fabra la audiencia que éste le implora desde hace dos meses.
La falta de gestos de la cúpula de Génova con Fabra es total. Ningún primer espada del partido acudió, contra lo que es habitual, a la cena con la que el PP valenciano abre el curso con el inicio de septiembre. Un eurodiputado valenciano, Esteban González Pons, que ha sonado de reemplazo de Fabra como candidato a la Generalitat, fue el enviado de Madrid. En estos momentos, la desolación en el partido es palpable. Se apuesta, sin mucho disimulo, por quemar a Fabra en las elecciones de mayo de 2015 para, a continuación, renovar elpartido. Isabel Bonig, consellera de Infraestructuras y número 2 del partido, o María José Catalá, portavoz y consellera de Educación, suenan como posibles sustitutos.
A la espera del maná
De hecho, sólo un milagro en forma de ayuda desde Madrid podría salvar la Generalitat para el PP, pero parece que el maná no llegará. Rajoy ha dejado claro que el sistema de financiación no se toca, con lo que la Comunitat Valenciana seguirá como la única autonomía con renta inferior a la media que siga siendo contribuyente neta a los ingresos del estado. Las restricciones presupuestarias y la falta de influencia en Madrid casi descartan la llegada de inversiones notables. Y los empresarios, que se rebelaron contra el PP por su ninguneo, ya no confían en Fabra. Éste les prometió una entrevista con Montoro para tratar sus reivindicaciones y, dos meses más tarde, siguen esperando. Ya han empezado a cortejar a la izquierda, que, en forma de tripartito (PSPV-PSOE, Compromís y EU) o, muy probablemente, con Podemos, podría gobernar la Comunitat Valenciana tras los comicios de mayo.
“Duele, y mucho, la descortesía de Rajoy, pero nada de lo que nos pasa extraña. Hemos arruinado las cajas, protagonizado casos sonoros de corrupción y dejamos la economía hecha polvo. Además, llevamos casi 20 años gobernando. Ahora toca asumir la derrota y reconstruir el partido con vista a 2019, el nuevo ciclo electoral”, dice un cargo del PP desde el anonimato. No sólo Rajoy o la oposición. El PP local también da por perdida la Comunitat Valenciana y a Fabra por amortizado.
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El gobierno central ningunea a sus compañeros del PP enValencia negándoles financiación, infraestructuras y cualquier gesto de apoyo
Se dice que Mariano Rajoy, en base a flema y paciencia ,es especialista en dejar pasar el tiempo para que sus enemigos caigan. Esa cualidad también la aplica, en ocasiones, asus aliados, al menos a sus correligionarios del PP en la Comunitat Valenciana.Aunque la sección valenciana del partido permitió al presidente del Gobiernoaferrarse a la presidencia del PP en 2008, cuando, tras perder sus segundas elecciones era hostigado por muchos de suscompañeros y parte de la derecha mediática, Rajoy no ha correspondido ese cariño ni con un solo gesto.
Las perspectivaselectorales del PP en la Comunitat Valenciana son pésimas. Los ciudadanos noconfían en su presidente, Alberto Fabra. Y los resultados de las últimaselecciones europeas tambiénpronostican el descalabro del PP, con un poder casi omnímodo desde 1995. LaGeneralitat, además , está en quiebra. Apesar de brutales recortes del gasto, gastaun 30% más de lo que ingresa. Fabra, ungido por Madrid tras ladefenestración de Francisco Camps por su relación con los cabecillas de latrama Gürtel, es un líder débil, discutido dentro y fuera del partido.
A pesar de todo ello, y de que la Comunitat Valenciana,con Madrid, aportó gran parte de los votos necesarios para aupar a Rajoy al poder, el presidente pasa de Fabra. Sencillamente, según laversión más aceptada incluso en el PP, da la autonomía por pérdida. Esoexplicaría sunegativa a mejorar la pésima financiación, elevar las inversiones en infraestructuras al menos ala media estatal o, al menos, forzar a su ministro de Hacienda CristóbalMontoro, a que de a Fabra la audiencia que éste le implora desde hace dosmeses.
La falta de gestos de la cúpula de Génova con Fabra estotal. Ningún primer espada del partido acudió, contra lo que es habitual, a lacena con la que el PP valenciano abre el curso con el inicio de septiembre. Un eurodiputado valenciano, Esteban González Pons, que ha sonado de reemplazode Fabra como candidato a la Generalitat, fue el enviado de Madrid. En estos momentos, ladesolación en el partido es total. Se apuesta abiertamente por quemar a Fabra en las elecciones de mayode 2015 para, a continuación, renovar elpartido. Isabel Bonig, consellera de Infraestructuras y número 2 del partido, o María José Catalá,portavoz y consellera de Educación, suenan como posibles sustitutos.
De hecho, sólo un milagro en forma de ayuda desde Madridpodría salvar la Generalitat para el PP, pero parece que el maná no llegará. Rajoyha dejado claro que el sistema de financiación no se toca, con lo que la ComunitatValenciana seguirá como la única autonomía con rentainferior a la media que siga siendo contribuyente neta a los ingresos delestado. Las restricciones presupuestarias y la falta de influencia en Madrid casidescartan la llegada de inversiones notables. Y los empresarios, que se rebelaroncontra el PP por su ninguneo, ya no confían en Fabra. Éste les prometió unaentrevista con Montoro para tratar sus reivindicaciones y, dos meses más tarde,siguen esperando. Ya han empezado a cortejar a la izquierda, que, en forma detripartito (PSPV-PSOE, Compromís y EU) o, muy probablemente, con Podemos, podría gobernarla Comunitat Valenciana tras los comicios de mayo.
“Duele, y mucho, la descortesía de Rajoy, pero nada de loque nos pasa es extraño. Hemos arruinado las cajas, protagonizado casos sonoros de corrupción y dejamos la economía hecha polvo. Además, llevamos casi 20 años gobernando. Ahoratoca asumir la derrota y reconstruir el partido con vista a 2019, el nuevo ciclo electoral”, dice un alto cargo del PPdesde el anonimato. No sólo Rajoy o la oposición. El PP valenciano también dapor pérdida la Comunitat Valenciana y a Fabra por amortizado.
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