Hace pocos días tuvo lugar en el Jardín Botánico de Valencia el simposio “El Parc Natural de L’Albufera, ara”. Si bien se echaban en falta ponencias de agricultores, habitantes, pescadores o cazadores, supuso una interesante radiografía del momento actual de este espacio, protegido hace justo 30 años. Desde un enfoque académico, técnico y administrativo se insistió en que el problema principal sigue siendo el agua.
Generalitat y Ayuntamiento de Valencia reclamaron mayores aportes de agua desde los ríos. Confederación Hidrográfica del Júcar se esforzó en justificar que ya se asigna al lago el caudal ecológico acordado, acusando a Generalitat de no gestionar bien el reparto de la inundación dentro del Parque Natural. Por otro lado, la anacrónica Junta de Desagües, controlando la conexión entre el lago y el mar con dudosas consignas. Y mientras estas discusiones volvían a escenificarse entorno a mesas redondas y ponencias, la Albufera seguía con niveles mínimos y un estado de eutrofización vergonzoso. Ha tenido que diluviar estos días para “solucionar” el problema (por ahora).
Pero no solo se habló de agua. También del PRUG; la ley del Parque Natural. En estos momentos la referencia legal que regula los usos y la gestión dentro de sus límites es una normativa de 2004 que, no solo debería haber caducado, sino que además fue invalidada en gran parte por el Tribunal Supremo en el 2012 gracias a Acció Ecologista-AGRÓ. Desde entonces L’Albufera está congelada en la indefinición normativa. Se informó en el simposio que al nuevo PRUG le puede faltar un recorrido de dos años hasta su aprobación.
También tuvo su lugar el recurrente tema de la quema de la paja de arroz. Quizás no sea el asunto más grave de los que amenaza este espacio, pero sí supone un indicador de la incapacidad de solucionar un conflicto desde hace más de una década.
Y el último tema candente: la anómala carretera CV-500, que cruza de norte a sur el entorno protegido con un acreditado impacto ambiental. La asociación Amics de la Casa de la Demanà reclama desde hace 10 años pacificar esta vía y que el pueblo de El Saler recupere el contacto con su histórico Port Albuferenc. Hace un año Conselleria de Obras Públicas formó una comisión de trabajo para articular soluciones. El año que viene se redactarán proyectos de obra para los distintos tramos de la CV-500. ¿Cuánto tardarán en verse los primeros resultados? Los badenes del Perellonet suponen una torpe avanzadilla alejada de las motivaciones ambientales que están en el origen, además de no haber contado con participación ciudadana.
Ésa puede ser la clave. En todos los problemas que se concentran en el Parque Natural subyacen la dificultad de entendimiento entre administraciones, la falta de transparencia y la nula o arcaica puesta en práctica de procesos participativos. Nos pilla grande el problema. Necesitamos ayuda y hay quien puede ofrecerla. Facilitadores, mediadores, árbitros… profesionales que ya trabajan en todo el mundo ofreciendo metodologías para la resolución de conflictos ambientales. Quizás con su ayuda no tengamos que asistir dentro de 10 años a un simposio igual… o aún más pesimista.