El triste culebrón de la venta del Valencia Club de Fútbol lleva camino de enredarse. Alfonso Rus, alcalde de Xàtiva, presidente de la Diputación de Valencia y presidente del PP en la provincia, denunciará el proceso “si se permite que se mejoren las ofertas” ya presentadas por hasta seis inversores.
El también presidente del Olímpic de Xàtiva está desesperado por presidir la institución deportiva valenciana más importante. Y, en su objetivo, no le importa enfrentarse al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que le afeó su interés. Rus apoya a uno de los seis grupos que aspiran a quedarse el club –la oferta rusa del conglomerado Zolotaya Zvezda- y está bajando al barro para defender los intereses de sus patrocinadores.
Permitir que se mejoren las ofertas presentadas “es ilegal”, dice, ya que, argumenta, “esta ofertas se presentaron en su momento con carácter vinculante”. Cambiarlas ahora “no lo permite el proceso de venta”. En realidad, el proceso de venta sí que permite las modificaciones. Además, fuentes jurídicas explican que difícilmente una parte sin intereses en el asunto –Rus, a día de hoy, no tiene nada que ver ni con el Valencia ni con el resto de partes implicadas- puede denunciar un acuerdo privado.
¿Sin futuro en la política?
En círculos políticos se da por hecho que Rus ve su futuro lejos de la política. En 2011 conservó la alcaldía de Xàtiva por los pelos y, ante las difíciles perspectivas electorales del PP, el presidente de la Diputación ve su futuro lejos de la administración, concretamente, en el Valencia Club de Fútbol.
De ahí su defensa cerrada de la oferta rusa, a la que apoya ante el cabreo de Fabra y el asombro de buena parte del PP valenciano, que ve a uno de sus factótums conspirando por un equipo en vez de trabajando para la sociedad. Además, las aspiraciones de Rus chocan contra los intereses de la Generalitat, que quiere deshacerse cuanto antes del aval por el que la Fundación del Valencia se quedó con la mayoría del club. Fabra no quiere que ni un duro más de la Generalitat se invierta en un equipo.
Con ese objetivo, Bankia, el banco acreedor del Valencia, con el apoyo de la Generalitat y la participación, a regañadientes, del club, intenta vender la entidad al, en teoría, mejor postor. La entidad nacionalizada y la administración autonómica parecen apostar por Cerberus, un fondo de inversión conectado con el primogénito del expresidente del Gobierno José María Aznar.
Pero Cerberus, también vista con malos ojos por el presidente del Valencia, Amadeo Salvo, no le ofrece nada a Rus. Y éste, en su afán por colocarse, ha enseñado los dientes por sus patrocinadores. Ya desacreditó a una oferta árabe –“desde Jaume I ningún moro ha gobernado Valencia”- y ahora no le importa desafíar, a cara de perro, a Fabra.