“La gestión no se hizo a espaldas de las autoridades porque estaban en los consejos de administración”. Así se resume, en sus propias palabras, la comparecencia del secretario general de Feria Valencia entre 2006 y 2012. Enrique Calomarde ha pasado este jueves por las Corts Valencianes y ha respondido sin demasiadas ganas a las preguntas de los diputados sobre el agujero millonario del recinto ferial, los sobrecostes en su ampliación y el uso que hacían los directivos de las tarjetas de empresa.
La austeridad que Feria Valencia impuso a sus trabajadores, ERE incluido, no fue de aplicación para los directivos. Calomarde salió de la entidad en 2012, cuando ya se embolsaba 113.000 euros anuales, con una indemnización de 163.000 euros. En total, entre salario, dietas e indemnización, su trabajo en la dirección de la Feria le supuso cerca de 1'7 millones de euros.
El exresponsable llegó a la sociedad como jefe de gabinete del entonces director general Alberto Catalá en 2002, aunque asegura que hacía funciones de asesor jurídico, revisando los contratos. En 2006 fue nombrado secretario general y su labor fue la de “internacionalizar” el recinto. La fecha coincide con el comienzo de los viajes llamativos de los directivos de la entidad. Entre las facturas que han presentado PSPV y Compromís hay gastos de 14.000 euros en un hotel en Moscú, 5.400 en Dubai, 4.500 en el vuelo (ida y vuelta) a Bolonia... Gastos que, ha dicho, no le parecen desorbitados: “Daba instrucciones a mi secretaria para que fueran económicos”.
“Yo por mi parte hacía eso. Las instrucciones del control de gasto eran de la dirección general”, ha subrayado. Insistido por el viaje a Moscú, ha detallado que con la Visa se cargaron los gastos tanto de la secretaria general como de la dirección general y en ese caso, además, se cargaron los gastos de invitados que vinieron a la Feria. “No es que se cargase mi habitación, sino la representación”, ha remarcado. Asimismo, ha admitido que en Navidad se repartían unas tarjetas regalo a los 12 miembros del Comité Ejecutivo por valor de unos 900 euros para que cada uno “se comprara lo que quisieran en el Corte Inglés”, ha reconocido.
Aunque para los diputados lo más llamativo son los viajes a Costa Rica. El responsable viajó cerca de una veintena de ocasiones al país centroamericano con el objetivo de establecer vínculos comerciales para la Feria. El proyecto fracasó, según ha dicho, por un cambio en el Gobierno de Costa Rica que perdió el interés. Entre las facturas de esos viajes, aparte de comidas en lujosos restaurantes, hay una de 800 euros en un local, Atlantis, cuyo nombre coincide con un club de alterne. “No sé nada”. ha dicho sobre esa factura.
En las tarjetas de Calomarde se han encontrado gastos en firmas de lujo como Louis Vuitton, Loewe o Hermés, de más de 500 euros cada uno, así como regalos de boda y coronas de flores.
Calomarde ha explicado que las decisiones en Feria Valencia, que ha subrayado que era una entidad de naturaleza privada, eran “consensuadas con la Generalitat”, que era conocedora de la actividad. Respecto a la ampliación, cuyos sobrecostes se cifran en 47 millones de euros según el informe de la Intervención de la Generalitat, ha justificado que era necesaria porque “los sectores lo pedían a gritos”.