‘El show de Alberto’
No sé si Alberto Fabra mandará en su casa, pero lo que está claro es que en el PP no le hace caso ni el Tato. Vamos que lo que dice, los cargos públicos de su partido se lo pasan por… Las continuas desautorizaciones de alcaldes, vicealcaldes, diputados, y otras especies han arrebatado al presidente valenciano cualquier atisbo de autoridad ¡si es que alguna vez la ha tenido! Y la verdad, no dejo de preguntarme ¿qué hace ahí? ¿para qué quieres ser president si todos pasan de ti?
Lo de la línea roja sería para no parar de reír si la cosa no fuera tan grave. Lo del diputado que se pira porque le apetece dedicarse al cultivo del caqui, minutos antes de ser imputado por gastos poco claros en la visita del Papa a Valencia es digno de Almodóvar. El vicealcalde que convoca ruedas de prensa porque “le da la gana” y que reinterpreta una y otra vez un auto judicial para negar su imputación, pues más de lo mismo. Qué decir de la alcaldesa doblemente imputada que dice que no se va porque nadie le ha dicho nada. Y no podemos olvidar al diputado organizando al rebaño para apoyar un indulto que salve del trullo a otro diputado y ex alcalde… Y él, Alberto, a su bola.
A falta de pasta para organizar eventos de Fórmula 1 como sus antecesores, visitas papales o una nueva Copa América, el president Fabra marea la perdiz elevando a categoría universal ‘els bous al carrer’ o anunciando una nueva televisión autonómica, un año después del cierre de la anterior en vivo y en directo (en otro espectáculo también digno de Almodóvar o Berlanga).
Ya digo, sería para no parar de reír si lo viéramos en el cine o en la televisión. El problema es que con el PP de esta Comunitat (con Alberto Fabra de cabeza visible, que no a la cabeza) vivimos en un continuo reality. ¿Se acuerdan de “El show de Truman”? ¡Pues estoy a punto de salir corriendo como Truman en la película, adentrarme en el mar hasta el horizonte y ver si me encuentro con el verdadero capo que mueve los hilos de todo esto para suplicarle que pare el rodaje que yo me bajo!
Claro que viendo la que tiene liada en Madrid su jefe, Mariano, pues… ¡qué quieren que les diga!
