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'Sal al salón', la vivienda pública 'postcovid', bioclimática y vinculada al barrio, del arquitecto Nacho Marí

La calle de Joaquín Ballester de Valencia, en el barrio de Tendetes, contará con un nuevo edificio de seis alturas para 18 viviendas públicas a precios asequibles. La propuesta del arquitecto Nacho Marí (Elda, 1975) ha resultado ganadora del Proyecto Piloto de Vivienda Pública, impulsado desde la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática a través de la Dirección General de Innovación Ecológica en la Construcción en colaboración con l´Entitat Valenciana d´Habitatge i Sòl (Evha). La iniciativa cuenta con un presupuesto de 2,3 millones de euros y cumple a rajatabla con la Guía Verde de Medidas Medioambientales para la contratación pública ecológica en edificación de la Generalitat.

El arquitecto, según explica a elDiario.es, ha planteado un proyecto de vivienda para la postpandemia. “Ha habido una convulsión generalizada y la gente se da cuenta de que la vivienda convencional de tres dormitorios, dos baños y un salón era un esquema estático y que necesita otras cosas”, afirma Marí.

Para el arquitecto, plantear una “vivienda postcovid” supone reformular una tipología más abierta a las zonas comunes: “cada tres viviendas comparten una terraza muy grande, una suerte de salón compartido en una pieza orientada al sur que se puede subdividir”, explica. “La puedes tener cerrada a tu vivienda o abrirla y compartirla con el resto de usuarios, es una tipología muy abierta y muy flexible que comparte muchos espacios”.

“Esas terrazas no sólo incorporan carpinterías tradiciones sino que tienen unas alicantinas que servirán como filtro para que la gente module el grado de socialización y se haga al vecino. Se termina construyendo una familia de familias y la gente comparte el espacio sin coacción, con un alto grado de flexibilidad y versatibilidad”, agrega Marí, profesor asociado de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia.

La comunidad de vecinos que comparte su salón también se traduce a la altura de las plantas bajas con la vida comunitaria del barrio de Tendetes. 'Sal, al salón', la propuesta ganadora, ha explotado la relación con el barrio, incorporando a un sociólogo y a expertos en procesos de participación ciudadana. Así, la planta baja aparece “abierta a actividades y no sólo de uso del edificio sino para el tejido asociativo y cultural del barrio” (cerca del solar hay un centro de la tercera edad y dos colegios).

Otro componente de la propuesta ganadora ha sido la técnica y el comportamiento del edificio a nivel bioclimático. “Nuestro planteamiento es ambicioso, el edificio es totalmente prefabricado, está pensado para construirse con productos de cercanía, como la madera de pino mediterráneo, y es reversible, se puede desmontar en un futuro”, agrega el arquitecto. Las técnicas atornilladas requieren un mantenimiento sencillo y reversible en el tiempo: “Se podría desmontar en 50 años y recuperar y reciclar las piezas”.

Además, el edificio verde y sostenible está bien ventilado y orientado: “Todas las viviendas son pasantes puras”, dice Marí. El salón compartido refresca en verano mientras que en invierno templa la casa sin calefacción, aprovechando así al máximo la buena orientación y los vientos. La cubierta, un espacio generalmente desaprovechado, actúa también como espacio compartido del edificio con un huerto productivo y placas solares. “La gente podrá subir y compartir la vida, es una especie de emparrado que contendrá en parte placas solares que darán sombras y espacio verde con enredaderas y con huerto urbano”, añade.

En la medianera oeste, la fachada ciega del proyecto, el equipo de Superestudio de Valencia ha incorporado un graffiti permanente construido con cerámica por el conocido artista valenciano Escif que refleja el espíritu “postcovid” del edificio, con viviendas más abiertas y más flexibles. “Un mensaje positivo que va a durar la vida que dure el edificio”, sostiene Marí. “En el concurso nos han alabado el uso de la expresión gráfica, es una propuesta muy contemporánea a nivel del lenguaje pero también es un edificio que no es radicalmente contemporáneo, y no lo es intencionadamente”, destaca el arquitecto.

El planteamiento incluye técnica y tecnología de control y climatización para las instalaciones (renovación de aguas grises y ventilación), que permiten garantizar que los sistemas empleados tienen un buen rendimiento y funcionan correctamente. “Son sistemas constructivos bastante lógicos y sensatos y pretendemos que la propuesta se pueda trasladar a otros proyectos”, dice Marí, quien subraya que “lo que realmente tiene valor es el sistema y no tanto el resultado”. “Llevan implementándose en viviendas sociales en Catalunya muchos años, no son sistemas que hayamos inventado y están testados en vivienda social”, añade.