Las claves informativas de la semana en la Comunitat Valenciana.
Una lectura valenciana de las elecciones europeas
La coalición valencianista se salva del naufragio de la plataforma Sumar
Compromís como hecho diferencial en la izquierda
Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio casi calcaron en la Comunitat Valenciana los que se produjeron en el ámbito general español. El PP sacó poco más de cuatro puntos de ventaja al PSOE, la extrema derecha de Vox creció e irrumpió un nuevo grupo ultra (Se Acabó la Fiesta) que lidera el agitador Alvise Pérez, mientras Podemos se situaba alrededor del 3%. Sin embargo, la plataforma Sumar superó en tres puntos su pobre media estatal, al alcanzar el 7,6% de los sufragios gracias a la candidatura pactada con Compromís, que había colocado a su candidato en la tercera posición de la lista europea.
Como explicó Miguel Giménez, la formación valencianista “se ganó” el eurodiputado que consiguió, el diputado autonómico y exconseller Vicent Marzà, al aportar esa coalición Compromís-Sumar más de 150.000 votos, el mayor porcentaje con diferencia en cualquier territorio de España y casi la mayor cantidad absoluta de sufragios, solo superada por Madrid, donde la plataforma de Yolanda Díaz cosechó 161.000 votos, que solo representan el 5,8% en esa comunidad. Para hacernos una idea de la singularidad valenciana, en Catalunya els Comuns solo aportaron a Sumar un discreto 4,3% (103.000 votos), siendo superados incluso por Podemos en este territorio con el 4,6%. Y en Andalucía, donde la fuerza predominante era Izquierda Unida, Sumar se quedó en el 5% (148.000 votos), superada incluso por la candidatura ultra del esperpéntico Alvise.
Recordemos los antecedentes. En las elecciones europeas de 2019, Compromís había formado a su alrededor una coalición de pequeños partidos de ámbito territorial (como Ara Més, En Marea, Chunta Aragonesista, Nueva Canarias y otros) que no logró llevar a su candidato a Bruselas. Consiguió entonces, en la Comunitat Valenciana, en unos comicios que coincidieron con las elecciones municipales, 198.000 votos, un 8,3%, lo que supone apenas un 0,7% de diferencia respecto a 2024. En su mismo espacio, Podemos, en coalición con Esquerra Unida en 2019, logró 224.000 votos (un 9,6%). El partido morado ha confirmado ahora con 59.000 votos (3%) el hundimiento que experimentó en las pasadas elecciones municipales y autonómicas en la Comunitat Valenciana, que lo ha dejado fuera de las instituciones.
No habrían tenido más trascendencia los resultados del 9J que constatar la pervivencia de un hecho diferencial a la izquierda dentro del sistema electoral valenciano, por otra parte ya conocido, si no hubiera propiciado el desastre de Sumar a nivel español la dimisión de su impulsora y líder, la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz. Una dimisión de las responsabilidades orgánicas que ha abierto una crisis de identidad en ese espacio de la izquierda política
Para dejar clara la posición de Compromís ante los debates sobre la articulación del espacio político a la izquierda del PSOE, con las consecuencias que implica para la supervivencia de una mayoría en el Congreso como la que ahora mismo apoya al Gobierno de Pedro Sánchez, el propio europarlamentario valencianista recién elegido explicó en una entrevista publicada por este diario que, “si tiene sentido que haya una cooperación entre las diferentes fuerzas de izquierda transformadora en los países y territorios del Estado español, debe ser de una forma en la que la fuerza prioritaria de cada territorio sea la que aporte y que coopere con el resto, no que haya un espacio que intente de alguna manera diluir al resto”. Aseguró tajante Marzà en la entrevista: “Sumar cayó en el mismo error que Podemos, plantear la coalición desde dentro de la M-30”.
No es una advertencia nueva. Cuando irrumpió Podemos con su dinámica de “confluencias” desde Madrid, que es como decir desde la dirección de todas la formaciones de ámbito estatal, no se entendió el arraigo territorial de fuerzas como Compromís. Lo comenté en octubre de 2019 en un artículo titulado En busca de una izquierda que no confluya pero sume, que creo que, en buena medida, sigue vigente. Decía entonces: “Hay una izquierda a la que no se le llena la boca de España, pero que quiere trabajar por el país, en su concepción territorial y humana, modernizadora y civilizada. Una izquierda que son muchas izquierdas, diversas como las ciudades y plurales como sus gentes. Está claro que el suyo es un espacio político minoritario, como en mayor o menor medida lo son todos, a derecha e izquierda y también en el centro, en la nueva era del multipartidismo. Un espacio que las elecciones delimitarán y los posibles pactos empoderarán”.
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