Las claves informativas de la semana en la Comunitat Valenciana.
Por la “terreta” y contra el valenciano
Lo que ha deparado el 9 d'Octubre
Folclore, involución lingüística y un festival bajo sospecha
Da igual que en el Estatut d’Autonomia nos proclamemos una “nacionalidad histórica”. Para el Consell de Carlos Mazón “som de la terreta”. Y no. Precisamente lo que da sentido al autogobierno recuperado con la democracia hace más de cuatro décadas es que somos mucho más que eso. Lo ha explicado Albert Llueca en un artículo de opinión en este diario. “No som una simple ‘terreta’, som un país amb tot el que això implica”, escribía.
Esa actitud floclorizante de la identidad valenciana, que se combina con altisonantes reivindicaciones contra los privilegios eventuales de otras comunidades autónomas (siempre Catalunya), no es nueva en la derecha autóctona y se ha vuelto a instaurar en la mentalidad de los dirigentes de la Generalitat Valenciana con el Gobierno del PP. ¿Y bien? Allá ellos con su regionalismo acartonado, podría pensar uno tras observar los mensajes y eventos de este 9 d’Octubre. Sin embargo, hay cosas más preocupantes escondidas debajo de la cháchara autocomplaciente. Por ejemplo, el ataque más grave cometido contra el valenciano en la enseñanza desde la aprobación de un texto fundamental como la Llei d’Ús i Ensenyament.
Mientras el Consell hace exhibición de tópicos, en un sector de la sociedad, el de los usuarios leales del valenciano, ha saltado la alarma y han empezado a moverse iniciativas orientadas a articular la resistencia ante la denominada Ley de Libertad Educativa, que ha hecho aprobar en las Corts Valencianes el conseller José Antonio Rovira. Una norma involucionista, promulgada desde la justificación de “acabar con la imposición del valenciano”, en la que se alude hasta 17 veces a las “exenciones” del aprendizaje de la lengua “propia” e “histórica” de esta tierra porque manipula el término de su título al centrar el concepto de “libertad” en facilitar el rechazo a aprender una lengua oficial declarada de “especial protección”. La norma, que Compromís ha recurrido al Tribunal Constitucional con el apoyo de medio centenar de diputados del Congreso, dinamita las bases de la alfabetización general que es condición sine qua non para que el valenciano, como cualquier lengua “normal”, sea “practicable” en la sociedad por quienes tienen reconocido el derecho a aprenderlo y la “libertad” de usarlo, que somos todos los ciudadanos.
Organismos como el Consell Valencià de Cultura o la Acadèmia Valenciana de la Llengua han advertido sobre los efectos perniciosos de esta ley, mientras la comunidad educativa se organiza, por ejemplo, con la creación de Famílies pel Valencià, un colectivo que asegura arrancar con más de 5.300 madres y padres de la mayoría de las comarcas. También organizaciones como la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Valencia (Fampa) han lanzado una campaña denominada Tria valencià. Según su presidente, Rubén Pacheco, el valenciano “es una lengua minorizada y como tal debe tener una protección especial en nuestro sistema educativo. Es algo que nuestro gobierno actualmente está dejando de lado y está negando y no podemos permitirlo”.
En el acto institucional del 9 d'Octubre, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, invocó la Comunitat Valenciana como “una nacionalidad histórica, al mismo nivel que otras que reconoce nuestra Constitución” y calificó la reforma de la financiación como un “asunto de Estado”. La secretaria general de los socialistas valencianos, la ministra Diana Morant, le replicó tras el acto: “Ojalá sus palabras y su acción de gobierno se parecieran más”.
Una “nacionalidad histórica” que celebra su fiesta “nacional” con lemas como “Som de la terreta” se presta a la sonrisa conmiserativa o a la burla cruel. Por otra parte, el festival organizado al amparo de esta denominación, consistente en conciertos celebrados en València, Alicante y Vila-real, con una asistencia conjunta de 50.000 personas, por los que ha pagado la Generalitat Valenciana 3,3 millones de euros, presenta en su tramitación algunas sospechas o, como ha señalado la oposición, “huele raro”.
Tramitado el patrocinio por el procedimiento de urgencia y adjudicado a dedo, el festival fue anunciado por Mazón seis días antes de pedir la oferta a la empresa organizadora, que había creado la web del evento 47 días antes de que se iniciara el expediente de contratación. “¡Vamos a celebrar el día de la Comunitat Valenciana por todo lo alto!”, anunció en la red social X el presidente de la Generalitat. Serà per diners?
Lo que ha deparado el 9 d'Octubre