¿Qué tendencias suelen presentar las audiencias jóvenes cuando se informan?; ¿Por qué hay que hacer partícipe a toda la población, especialmente a los colectivos mayoritariamente olvidados y estigmarizados? Son algunas de las premisas que se han debatido en las jornadas internacionales Euroscicomm 2024 que han tenido lugar durante los días 2 y 3 de diciembre en la Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació de la Universitat de València.
Las sesiones, organizadas por el grupo de investigación ScienceFlows, en colaboración con FECYT y Science for Change, han puesto el foco en el papel que ocupan los distintos públicos en la comunicación social de la ciencia en el marco de Coalesce (Co-creating the EU Competence Center for Science Communication), un proyecto que pretende poner en funcionamiento un observatorio europeo de la comunicación de la ciencia con recursos que sirvan de incentivo para mejorar la información veraz y contrastada en momentos previos, posteriores y durante las situaciones de crisis, como la gota fría del pasado 29 de octubre que devastó 75 municipios valencianos y en la que se han contabilizado 222 víctimas mortales.
Ciencia ciudadana
Durante la primera jornada del evento, tuvieron la posibilidad de participar en algunas las mesas expertos destacados de la comunicación en el ámbito nacional e internacional como Clare Wilkinson, profesora y co-directora del la Unidad de Comunicación Científica UWE Bristol; Francisco Javier Alonso, director técnico de la Oficina de Información y Divulgación de la Ciencia y la Innovación (OIDCI) y profesor asociado de periodismo científico en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) o Isabel Mendoza, investigadora de ScienceFlows de la Universitat de València.
Wilkinson ha participado en trabajos de comunicación científica en la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE Bristol) y posteriormente en colaboración con la Universidad de Oxford. Una de las investigaciones que mencionó durante su intervención fue “Insights”, un proyecto piloto destinado a desarrollar pautas éticas fundamentales en la comunicación científica con el propósito de motivar reflexiones morales en lugar de imponer respuestas: “Es importante crear espacios donde los profesionales piensen en las implicaciones éticas de su trabajo, lo que mejoraría la calidad de la comunicación y su impacto social”, como en el caso de la COVID-19 a la que hizo referencia la profesora.
Posteriormente, durante la mesa dedicada a las tendencias de comunicación de la ciencia en el entorno universitario y para el público adulto-joven, se expusieron algunas claves de la percepción que tiene la sociedad sobre el periodismo; la utilidad de las Unidades de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+I) o cómo acercarse a los más jóvenes con contenidos científicos a través de la redes sociales.
“Innovar en la comunicación en redes sociales, como Tinder, aumenta la participación de los estudiantes universitarios en divulgación científica”, afirmó Javier Alonso en relación a un trabajo publicado en 2024 y en el que se presentan técnicas de cómo captar la atención de un grupo poblacional cada vez más dependiente de las plataformas: “Si queremos acercarnos a ellos, tenemos que ir donde están. Debemos adaptar los registros y creo que eso nos cuesta un poco desde las instituciones”.
En otro sentido, el director técnico de OIDCI también expuso varios datos valorativos sobre la labor periodística vista desde el prisma de los investigadores. Algunas de las conclusiones más destacadas son que los propios investigadores confían más en medios hiperespecializados que en los propios gabinetes de comunicación o que las mujeres puntúan mejor el periodismo que los hombres.
En palabras de Isabel Mendoza, existe una falta de concienciación pública sobre el papel crucial que desempeñan los biólogos vegetales. La biotecnóloga explicó que estos expertos tienen como labor principal mitigar el cambio climático, “ya que el 26% de las emisiones de CO2 provienen del sistema agrario mundial” e incidió en que las inversiones son escasas comparadas con otros ámbitos como la biomedicina: “En 2021, en el Reino Unido fueron mayores los incentivos a la investigación de este campo que la suma de la inversión de Estados Unidos, Europa, China, India y Brasil en bilogía vegetal”. Además, destacó que aunque los medios hayan incrementado la cobertura sobre la investigación en agricultura en España, esta “sigue siendo inferior en comparación con la investigación en cáncer”.
¿Cómo afrontar los bulos desde el rigor?
“Los colectivos históricamente discriminados tienen que estar más representandos en la comunicación científica”. Es una de las declaraciones que resume la segunda sesión de la última jornada. Durante la mañana, se expusieron distintas perspectivas de la importancia de incluir a todos los públicos dentro de la ciencia.
Adolfo Carratalá, profesor Titular de Periodismo y director del departamento de Teoría de Los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación de la Universitat de València, subrayó que el impacto social de los discursos de odio, en este caso contra las personas LGTBIQ+, “moldea nuestras vidas y la forma en la que se nos permite vivirlas”. A ello, añadió que las voces reaccionarias emplean la pseudociencia “para justificar sus posiciones”, mientras exponía la deriva conservadora del Senado a raíz de la VI Cumbre Transatlántica de la Red Política de Valores celebrada esta semana.
En otro aspecto, Cintia Refojo, responsable de la Unidad para el Avance de la Comunicación Científica de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), destacó que un mayor nivel de estudios, así como una mejor estatus económico, fomenta la participación científica y el conocimiento. “Los hombres muestran más interés en la tecnología, mientras que las mujeres le dan más importancia a la medicina y la salud, y también al medio ambiente”, remarcó.
Durante esta sesión, también se puso el foco en las personas con dicapacidad intelectual o física. Daniel Ortega, profesor Asociado de Didáctica de la Expresión Plástica de la Universidad de Jaén y Responsable del proyecto de ciencia inclusiva PDICIENCIA, aclaró que, hasta hace poco, las personas de este colectivo eran denominadas “disminuidos psíquicos, sensoriales o psíquicos”, términos que han sido modificados recientemente en la Constitución para reflejar un enfoque más inclusivo“.
“Es importante incluir la participación de las personas con discapacidad como validadores en los contenidos de lectura fácil. Su rol es necesario en la creación de la comunicación accesible. En 2018 se permitió que pudieran votar y eso hizo que se adaptaran los programas electorales y los espacios públicos”, manifiestó.
Preguntados por elDiario.es sobre cómo mejorar la presencialidad de los expertos en redes frente a la incensante cantidad de contenidos descontextualizados y falsos con motivo de la DANA, Refojo, insistió en que hay que “considerar a toda la ciudadanía como iguales” y hacer una reflexión sobre “nuestros propios valores”, que, según confiesó, es algo que cuesta desde la ciencia: “No son precisamente las instituciones las que lo están haciendo bien en redes”.
En línea similar, Ortega manifestó que la gente espera que se les expliquen las cosas de forma más clara. “Pienso que la lectura fácil podría ser de gran ayuda. Estamos en una época con un acceso absoluto a la información y es ineficaz mandar un texto largo ininteligible a la ciudadanía. Hay que cambiar las formas de comunicar”, destacó. A estas declaraciones, Carratalá añadió que hay que ocupar más espacios para impedir dar “vía libre a la conspiración”, en alusión a la migración que han iniciado miles de usuarios en Twitter para pasarse a la plataforma descentralizada y sin publicidad Bluesky.
Sin embargo, Javier Armentia, miembro de la Junta directiva de la Asociación Española de Comunicación Científica (AE2C2), cree que no tiene sentido hacer ciencia en portales como Forocoches o X porque la gente “sabe a lo que va”. “Las redes tienen que replantearse de otra forma”, sentenció.