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La higiene menstrual sigue siendo de uso exclusivo: “Tengo la suerte de poder costearme estos productos”

Imagen de archivo de unas alumnas con productos menstruales reutilizables. EFE/Marta Pérez

Leila El Moudni Guerrero

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Menstruar sale caro. Es una de las frases que Sofia L. suele usar en su día a día. Vive con sus dos hermanas y su madre, de las que tres necesitan usar productos de higiene menstrual cada mes durante el promedio de cinco días.

“Mi primera vez llegó con trece años y ahora tengo 21. Siempre he usado compresas normales de varias marcas hasta el año pasado que probé las copas menstruales. Salen más rentables porque las puedes reutilizar”, confiesa.

En su hogar, la única sustentadora económica es la madre. Admite que el gasto suele ascender a ocho euros mensuales: “Yo soy más de compresas y me resultan más cómodas, y mi otra hija prefiere tampones. Cada una invertimos dependiendo del tipo de sangrado, lo que influye también en el precio final”.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) muestra que el gasto medio al año en compresas, tampones y bragas menstruales supera los 50 euros, mientras que la copa menstrual es la opción más sostenible, ya que dura cinco años, y la más económica, un desembolso de 5 euros anuales.

Las compresas y los tampones siguen siendo los productos más usados en España. Aproximando las cifras, las personas con flujo abundante gastarían más de 2.000 euros durante su vida fértil (hasta los 50 años)

Àlex Peinado también se ha sumado al uso de la copa. Considera que es la mejor opción para ahorrar, pero aclara que no todas las personas pueden usarla, ya que depende del tipo de cuerpo de cada uno o el tamaño del objeto: “En mi piso, mis dos amigas y yo tenemos un bote de reservas por si hay alguna urgencia, por si la copa no está limpia… Tenemos la suerte de poder costearlo”.

Según el estudio ‘Equidad y Salud Menstrual’, realizado por el equipo del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol) en 2021, más del 22% de las participantes admite que no han conseguido comprar productos menstruales en algún momento de su vida, mientras que el 40% no ha podido escoger libremente el tipo de producto (dos de cada diez mujeres españolas).

“Podía llegar a usar dos paquetes de compresas, que supone alrededor de seis euros mensuales. Los diez euros que te puede costar la copa los amortizas durante los años que se pueda usar. Hay que tener en cuenta que también necesitamos toallitas, comprar más ropa interior porque se mancha con facilidad, e incluso, pastillas para mitigar los cólicos menstruales”, subraya.

Peinado se engloba dentro del 42% de las personas que asegura haber padecido discriminación. Como persona no binarie afirma que la gente se suele extrañar cuando lo ve con algún producto de higiene y con barba: “En los supermercados asumen que son para mi supuesta novia y me recomiendan otras alternativas. En los bares, cuando les pido a las camareras alguna compresa, me juzgan con la mirada”.

Reducción del IVA

Ante esta situación y las últimas cifras relativas al 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE) en las que el 27,2% de las mujeres del territorio estatal están en riesgo de pobreza o exclusión social, el Gobierno decidió implantar una medida estrella en los últimos Presupuesto Generales en los que equiparaba estos artículos a los alimentos básicos en el superreducido IVA del 4%.

El pasado 4 de marzo, Catalunya se convirtió en la primera comunidad en ofrecer este tipo de productos reutilizables de manera gratuita. La campaña, ‘La meva regla, les meves regles’, impulsada por la Generalitat, permite que cualquier persona que menstrue y sea residente de la autonomía tenga acceso a una copa, compresas de tela o unas bragas mediante un QR descargable en la app de ‘La meva salut’.

Rafael Granell, profesor del departamento de economía aplicada de la Universitat de València, explica que el sector público difícilmente entrega bienes de forma gratuita y que en este caso, entrarían decisiones políticas ligadas a “temas de igualdad y medioambiente”. Confiesa que la medida debería aplicarse también en aquellos productos básicos con el IVA más bajo.

“Es verdad que es un producto que se puede considerar de primera necesidad, pero hay muchos otros que no se reparten gratuitamente, como es el caso de los alimentos más esenciales, que actualmente se sitúan en un IVA a tipo 0%, medida temporal que se instauró por la Guerra en Ucrania”.

Siguiendo en esta línea, Granell añade que la exención del IVA en productos de higiene no tendría “mucho sentido”: “Mantenerlos al 4% está bien, ya que los equiparas a los medicamentos. Si los situáramos al 0%, estaríamos diciendo a la población que se trata del producto más necesario en España, lo que sería discutible”.

Implementación en la Comunitat Valenciana

Esta medida pionera ya se barajó en 2021 en la Comunitat Valenciana cuando gobernaba la coalición de izquierdas del Pacto del Botánico. Una iniciativa popular apoyada por Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV), partido sin representación parlamentaria, llegó a las Corts Valencianes para ser debatida, pero por problemas internos de reglamento no se ejecutó. Así es como lo explica Mònica Àlvaro, diputada por Compromís.

“Yo misma firmé y presenté públicamente la inicativa llamada ”Tres voltes rebel“ con ERPV y obviamente hubiera hecho lo posible para mejorarla y aprobarla con aportaciones de mi grupo parlamentario”, destaca.

Según sus declaraciones, desde la formación política siempre han defendido la bajada del IVA de estos productos, así como varias iniciativas como la “Tasa Rosa” (precio extra que pagan las mujeres en productos destinados a ellas y con la mismas características que los de los hombres): “Durante nuestro mandato, la Conselleria de Economía fue la primera en hacer un estudio sobre esta tasa en la que alertaba que un mismo producto podría aumentar su precio hasta un 7%”.

A ello, añade que los representantes de Compromís en el Congreso enmendaron la Ley 1/2023, de 28 de febrero, para que los productos sanitarios, concretamente reutilizables, pudieran darse gratuitamente en “centros sociales, sanitarios, y otras dependencias municipales que tuviesen en cuenta a la población rural”.

“Desgraciadamente, ni esta ni otras enmiendas fueron aceptadas. El caso de Cataluña abre un camino para que el Gobierno estatal se movilice sobre la ley ya aprobada, y que los gobiernos autonómicos se pongan las pilas a la hora de dispensar estos artículos y mejorar la información sobre la salud sexual y reproductiva”.

Aitana Mas, exvicepresidenta y exconsellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, preguntada por una posible ley general como la que se aprobó en Escocia, explica que las cuestiones sanitarias dependen de cada autonomía, pero en este caso se mezclan aspectos como “la hacienda, las políticas inclusivas y la educación”, y añade que sería “suficiente” emprender “un acuerdo interterritorial y una transferencia de fondos por parte del Gobierno central”.

La exconsellera también destaca que El Consell le trasladó el estudio de la propuesta a la Conselleria de Sanidad, pero desconoce si se llevó a cabo e incide en que es necesario profundizar en esta realidad que afecta en mayor medida a las mujeres.

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