Casi uno de cada tres jóvenes en España, dos millones de personas de entre 15 y 29 años, presentó síntomas de trastornos mentales en 2018, según la Confederación de Salud Mental. El 75% de los trastornos mentales graves se desarrollan antes de los 25 años de edad y la mitad aparecen antes de los 15 años, se detecten o no. El estigma es uno de los acompañantes de las personas con problemas de salud mental, que quedan marcadas y asiladas del resto de la sociedad, con tasas de empleo inferiores a la media, un factor de vulnerabilidad añadido. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de actividad de las personas con trastornos mentales diagnosticados es del 27,8% y la de empleo, del 16%.
En esta intersección de factores de exclusión trabaja una de las ramas del plan de salud mental que proyecta el Gobierno Valenciano con carácter urgente. El Consell prevé una primera inversión de 13 millones de euros a través de los servicios de formación públicos -el Labora- para crear una red de agentes de salud, un programa de empleo y apoyo para 450 jóvenes con problemas de salud mental.
La idea que trasladó el comisionado de Presidencia para la Salud Mental, el catedrático de Psiquiatría Rafael Tabarés, es crear una red en la que “gente joven capacitada complemente los equipos para jóvenes que empiezan a tener estos problemas”, que suponen la mayoría de los detectados por los servicios de salud. Una suerte de plan de acompañamiento o mentoría entre jóvenes en condiciones similares, que ejercen de soporte mutuo.
Las actuaciones se enmarcan en el Plan Ariadna, uno de los proyectos tractores de los fondos de recuperación centrados en juventud, que prevé destinar 100 millones de euros hasta 2027 en acciones para reforzar la salud mental de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Junto con la dotación del plan para mejorar la salud mental infantil, adolescente y juvenil, que prevé una inversión de 70 millones, se planea destinar 13 millones de euros al programa de ocupación de agentes de salud, así como 16,5 millones de euros para la creación de escuelas promotoras de la salud, un proyecto piloto en el ámbito educativo.
El Consell Valencià de la Joventut, que ha participado en la redacción del plan Ariadna, reivindica políticas transversales de salud mental que abarquen la atención psicoterapeútica y las necesidades materiales. “El bienestar emocional se ve afectado por muchos factores, como las condiciones económicas y laborales, las relaciones familiares y personales y el acceso a la cultura y el ocio. Hay que apostar por una visión transversal de la salud mental para trabajarla desde todas sus vertientes”, indicó la portavoz, Cristina Martínez, durante la presentación de la campaña Mentalment Gelades en el día Internacional de la Juventud.
Aumento del malestar emocional
Los datos sobre el impacto de la pandemia aún son estimaciones y los especialistas abogan por esperar antes de dictar sentencia, recordando que las secuelas de las crisis pueden tardar años en aparecer y que la situación emocional fluctúa. Los primeros apuntes de los profesionales indican un incremento de las conductas suicidas en menores de 30 años de hasta un 30% con respecto al año anterior. En los primeros informes de los organismos de juventud se refleja un aumento de las sensaciones de malestar, que no necesariamente derivan en trastornos.
En las primeras semanas de confinamiento “lo que se pudo constatar es que las personas que declararon estar más agobiadas de lo habitual se duplicaron (del 20% al 40%) y las que apuntaban tener más tensión se multiplicaron casi por cinco (del 4% al 19%)”, según el Instituto de la Juventud. Al margen del confinamiento estricto, una vez avanzadas las fases de la desescalada, el malestar registrado se hizo general. El Consell de la Joventut de València señala que más de la mitad de los menores de 30 años en la ciudad desearía obtener apoyo psicológico desde el confinamiento y durante la llamada nueva normalidad, una cuestión que la gran mayoría no puede costearse.