Eran las 17:50 del martes 29 de octubre cuando decidió salir a tomar el aire a la puerta de su casa. En ese preciso instante, los gritos y la gente huyendo de su zona la alarmaron. Una ola marrón se alzaba a escasos metros de su urbanización: era el río Magro, a punto de desbordar en l'Alcúdia.
Son declaraciones de Gina Martínez, testimonio del municipio en el que se han registrado dos víctimas mortales de la DANA de las ya 202 personas confirmadas según el Centro de Coordinación de Emergencias. De momento, son cinco los fallecidos en la comarca de la Ribera Alta.
El caudal del río empezó golpeando a los vecinos de Utiel, sobrepasando el metro y medio de altura y arrasando con todo lo que se encontraba a su paso. En la Ribera Alta comenzó a inundar las zonas por las que transita de forma habitual hasta desembocar en el Xúquer, cerca de Algemesí.
640,8 litros por metro cuadrado fue la cifra que se registró en el observatorio de Torís-Canyapar (Ribera Alta) en menos de 24 horas, según informó en X la Associació Valenciana de Meteorologia (Avamet). Un dato histórico en este último siglo, que llegó a superar los 520 litros por metro cuadrado en Tavernes de la Valldigna el 11 de septiembre de 1996, en una de las gotas frías que sacudieron el territorio valenciano.
“Hemos perdido toda la planta baja. Era donde vivía mi abuelo. No queda ni el sofá, ni la nevera, ni el lavavajillas. Vivimos horas horribles y se iba la luz. A la mañana siguiente, pudimos sacar los trastos fuera”, manifiesta.
La solidaridad de los voluntarios y la ayuda generalizada entre los vecinos traza escenarios de esperanza y vuelta a la “normalidad” tras una de las mayores lluvias torrenciales del siglo. Palas, mangueras y escobas ocupan las avenidas sin cesar.
En algunas zonas del municipio, los grifos siguen sin ofrecer una gota de agua, mientras se ven sumergidos en la desesperación porque tampoco pueden abastecerse en los propios supermercados: “Ahora mismo solamente está abierto Mercadona, y no quedan botellas. Un amigo me ha traído un litro porque no tenemos en casa. Tampoco disponemos de información de lo que va a suceder en estos próximos días”.
Desde la cuenta del propio Ayuntamiento han informado que tan solo llega “el 40% del agua disponible en el depósito” porque la tubería principal que atraviesa la montaña presenta “algunas fugas”.
“Las pérdidas materiales las recuperaremos, pero las mortales son lo peor que nos puede ocurrir. Quiero mandar todo mi cariño a las personas que han perdido a alguien”, manifiesta.
Algemesí, una de las zonas de la comarca con más fallecidos
“A les 15:00 salí del trabajo en Valencia, llegué a casa y fui al río a grabarlo. Cuando volví, se empezó a desbordar. Sobre las 18:40 ya había agua en mi calle, y sobre las diez de la noche experimentamos cortes de luz. Hemos perdido todo lo que teníamos en el garaje: estufas, ventiladores e incluso el coche. Mi tía, que vivía en un bajo, no puede recuperar nada. Llevamos trabajando más de dos días intentando quitar el barro de su casa, pero es muy complicado”.
Así es como nos lo cuenta un testimonio de Algemesí que prefiere no revelar su nombre. La imagen dantesca del flujo de agua, que subía con intensidad por todos los callejones de la ciudad, le impidió descansar durante las primeras horas de la catástrofe: “Tenía miedo porque no paraba de escuchar ruido. Intentamos dormir, pero nos levantábamos a asomarnos a ver qué tal estaba el exterior”.
A las siete de la mañana del día siguiente, decidieron salir a comprobar el estado de las personas más allegadas. En declaraciones del afectado, la UME, los cuerpos de bomberos y policías, y Protección Civil están trabajando con la retirada de agua, limpiando las zonas o asistiendo en los centros donde llegan decenas de donativos.
Una empresa local ha colaborado en la retirada de coches de su calle que impedían cualquier tipo de circulación: “Había una barricada y con la maquinaria que tenían han podido moverlos”.
Ninguna parte ha quedado excluida de la devastación de la lluvia. En todos los bajos se ha colado el agua y la opinión generalizada de los habitantes es que “está todo para tirar”, según nos confirma esta fuente.
Durante la jornada del jueves, varios accesos volvían a estar disponibles y la comunicación se recuperaba paulatinamente después de estar más de 48 horas sin red eléctrica, sin embargo, hay ciudadanos que siguen sin tener suministramiento en sus propios hogares: “Un vecino me está dejando usar su wifi, y mi tía no tiene ni luz ni agua. No puede ni quedarse en su casa por lo destrozada que está”.
La ONG Algemesí Solidari está compartiendo los puntos de entrega y recogida de necesidades básicas y ha habilitado una cuenta bancaria para destinar los donativos a la gente que más lo necesite. A su vez, el Ayuntamiento de Algemesí también ha destacado que cualquier tipo de donación se puede solictar en el Casal de Fiestas, de la calle Nou del Convent, 82 o en el Centre Polivalent, en el Carrers dels Serrans.
Hasta el momento, se han contabilizado siete víctimas en esta localidad, tres de ellas localizadas en uno de los aparcamientos subterráneos, según han avanzado y confirmado en À Punt.
“Tuvimos que salir a escuchar la radio en el coche porque no sabíamos nada del exterior”
“Hay vecinos que lo han perdido todo, los comercios están totalmente inservibles y las carreteras se han desprendido. El patio se empezó a inundar y tuvimos que mover los muebles, comprar ladrillos y cemento para evitar que entrara más. El puente que conecta con Llombai o Alfarb estaba cubierto por agua. Tuvimos que desplazarnos hacia Carlet para comprar. Mi padre estuvo dos horas haciendo cola para conseguir solamente huevos y leche”.
Son declaraciones de Vicent Sabater, habitante de Catadau, uno de los tres municipios del Marquesat, y de las zonas más devastadas de la Ribera Alta. Incomunicado, tuvo que salir al coche para poner la radio. En ese instante, supo qué estaba ocurriendo al exterior. “Catadau sufrió porque desaguamos tanto nuestra agua como la de Llombai, y se acumuló todo”, subraya.
Calles llenas de piedras obstaculizaban el paso, los supermercados inundados y los cortes de luz, que agravaban la situación, se interponían en un escenario de incertidumbre. Entre todos, tuvieron que salir fuera de casa a abrir las alcantarillas para que drenara el agua.
“Era muy angustioso no poder comunicarles a tus seres queridos que estabas bien y que había personas que necesitaban ayuda. Al día siguiente de las lluvias, vimos líneas de alta tensión desprendidas y un puente destrozado en Carlet. Nos hemos pasado los días limpiando y aún quedan otros más”, describe el afectado a este medio.
Pasaron dos días sin que sus conocidos tuvieran rastro de él y de su familia, hasta que pudo desplazarse a Alginet, a casa de sus abuelos quienes tenían conexión y agua potable.
El metro y medio de agua ha terminado por destruir locales como tiendas de ropa, una peluquería e incluso un centro de fisioterapia “que abrió hace un mes”. “Dentro de lo que cabe, nosotros hemos tenido suerte. Durante la tarde del jueves pudimos recuperar la luz y el Internet. Se ha celebrado con el clamor de los vecinos en la calle”, nos traslada Sabater.
Desde los mensajes de audio que nos manda, se puede percibir la sensación de indignación ante un desastre “mal gestionado”: “Nos llegó la alerta en dos móviles contados sobre las 20:00 horas de la tarde. Es preocupante que un presidente se contradiga y envíe un mensaje cuando la gente ya se estaba muriendo. Pienso que se ha hecho tarde e improvisado y cuando pase todo se exigirán responsabilidades. Hemos salido adelante gracias a la gente del pueblo y los ayuntamientos”.
Iberdrola ha logrado restablecer el 85% del suministro eléctrico, lo que supone unos 132.000 afectados de la provincia de València, dejando todavía a 23.000 usuarios sin este recurso. Los equipos de la distribuidora continúan subsanando errores en aquellas instalaciones a las que se pueda acceder y explican que tienen 80 grupos electrógenos que se están conectando en lugares “en los que técnicamente va siendo posible”.
Catadau es una de las zonas donde se han localizado 21 apoyos caídos y 7 seriamente dañados, según informan desde la Red Eléctrica Española. Explican que se están desplegando soluciones de emergencia para robustecer la red y afianzar la seguridad de caminos, accesos y otras infraestructuras, pero que por ahora, la situación del terreno impide el paso de maquinaria pesada, necesaria para la reparación.
Teléfonos habilitados para coordinar la ayuda
Desde la Generalitat Valenciana, se han activado distintos números de teléfono para agilizar la coordinación entre las diferentes comarcas y aquellos voluntarios que se van acercando a las zonas a pie o en coche. Para Utiel, el contacto es el 659289726; l'Horta Sud: 682177249; la Ribera: 619975059; la Hoya de Buñol: 690027099; y Castellón: 679161664. También se ha creado una web con el fin de “proponer propuestas o aportaciones de los particulares”.