Salud mental postcovid: 100 millones de euros de inversión para rescatar del precipicio a la juventud valenciana
El impacto de la pandemia en la salud mental se hace evidente con la imagen de una sociedad junto a un precipicio. La crisis sanitaria y sus derivadas han empujado al conjunto de la sociedad al borde. Buena parte de la población, la que cuenta con recursos y una red, ha sido empujado, pero ha salido sin demasiados rasguños, ha superado la situación con angustia y deterioro, pero con experiencias de refuerzo. La otra mitad pende de un hilo: mujeres, niños, jóvenes, personas en situación de pobreza, enfermos crónicos, personas con trastornos mentales graves, los llamados colectivos vulnerables. Parte de ellos podrán asomarse y retornar, si hay una red que los sostiene. Pero allí donde los factores de riesgo interseccionan, donde se cruzan las vulnerabilidades y no existe soporte público, personal o familiar, es donde las personas caen al abismo.
La metáfora del precipicio es la empleada por el comisionado de Presidencia de la Generalitat para la Salud Mental, el catedrático en Psiquiatría Rafael Tabarés, que plantea “cómo rescatar” a las personas al borde del abismo. Tabarés es el encargado de elaborar las líneas maestras del plan valenciano de salud mental para el próximo sexenio, un proyecto del Gobierno valenciano que implica la inversión de 100 millones de euros hasta 2027. El catedrático se muestra preocupado por el aumento de suicidios y tentativas en los jóvenes, que ha registrado un aumento del 30% en el último año, cuando la tendencia en otros grupos de edad apunta a una reducción. El suicidio es una de las cinco causas que lidera la muerte entre los jóvenes europeos, jóvenes que, según los estudios, tienen hasta cuatro veces mayor sentimiento de soledad que sus padres. “Los trastornos mentales son la principal causa de carga de enfermedad en jóvenes en la mayor parte de los países europeos”, con una incidencia superior al cáncer o la diabetes, y se acompaña de un fuerte estigma, añade el comisionado.
En este contexto, la Generalitat Valenciana considera urgente un plan de actuación en salud mental enfocado en los colectivos infantojuveniles, franjas de edad en la que comienzas a desarrollarse los trastornos mentales graves. Según apunta el catedrático, la mitad de los problemas mentales aparecen ates de los 15 años y el 75% se desarrollan antes de los 25, por lo que las actuaciones en estos casos resultan determinantes. “Es fundamental ponerlos en la agenda”, apunta Tabarés. El comisionado desarrollaba el diagnóstico tras detallar algunas deficiencias del sistema -carencia de personal, sobremedicación, abuso de los psicofármacos, problemas en la detección temprana- en la presentación del plan de choque de salud mental, la avanzadilla del plan estructural en prevención y atención.
La primera piedra de este plan es el refuerzo inmediato de los equipos de intervención. El llamado plan de choque incluirá la creación de 3 hospitales de día de atención infantil y juvenil, tres equipos de intervención comunitaria intersectorial y la puesta en marcha de otros tres equipos comunitarios para casos de alta complejidad. Las infraestructuras y los equipos se distribuirán por provincias e implican la contratación de 69 profesionales de la psiquiatría, la psicología y el trabajo social, que se incorporarán en cuanto finalicen los procedimientos administrativos, a cargo de los presupuestos vigentes.
El plan estructural permitirá contar con un refuerzo de 270 profesionales relacionados con las especialidades que confluyen en la salud mental en los hospitales y fusionará algunas actuaciones con el plan de juventud del Gobierno autonómico, el llamado Plan Ariadna, que es a su vez uno de los proyectos tractores que optan a financiación europea. El proyecto permitirá contar con una red de 10 hospitales de día de atención infantil y juvenil -actualmente no existe ninguno-, cinco equipos de intervención comunitaria y otros cinco de alta complejidad, así como 4 hogares-sala de atención a los jóvenes más vulnerables y un proyecto piloto escolar -“Escuelas de prevención”- para trabajar aspectos relacionados con la depresión y el manejo emocional desde la infancia. En paralelo, se trabaja en un plan de empleo joven en el que personas capacitadas con enfermedades mentales complementen los equipos de atención a los jóvenes que comienzan a desarrollar trastornos mentales. Las líneas se perfilarán en una convención ciudadana prevista para el próximo octubre.
El president de la Generalitat, Ximo Puig, hacía alusión a la “recuperación emocional” tras la pandemia y recordaba que en la última conferencia de presidentes se planteó esta idea para ejecutar en todo el Estado español. Según manifestó tras una reunión en la que también han participado la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, y la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, Ana Barceló, la superación de la pandemia y sus secuelas emocionales deben ser un compromiso colectivo.
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