El pueblo estaba en fiestas, las personas con las que iba atravesaban los barrotes con miedo, asomando medio cuerpo, no fuera a ser que el toro le arrollase y termináramos en urgencia o en la morgue. Como ya he dicho el pueblo estaba en fiestas. Al lado del encierro había una feria, luces de colores y terrazas llenas de gente comiendo helados y granizados. Pero donde yo estaba sólo había jóvenes, y no tanto, envalentonándose delante, al lado o detrás de un toro cansado y confuso. Desde el lugar donde me hallaba podía escuchar los gritos jubilosos de los niños en alguna atracción y la música lejana de alguna orquesta sin mucho lustre. No me despedí de mis amigos, solamente me marché de allí.
La combinación de sufrimiento y tortura de un animal con el arte es algo extraño, por no decir una falacia de alto octanaje, de esas mentiras que carecen en esta época de ningún tipo de sentido. ¿Qué gracia tiene ver a un toro o un becerro corriendo por las calles o plaza cansado y desorientado mientras algunos le increpan o pegan con varas?¿A quién le puede gustar ver a un toro atado con dos bolas de fuego en las astas quedándose ciegos?. En los lugares donde se realizan estos festejos indignos también hay teatro y música en directo, que es donde la gente puede divertirse apreciando el arte que el ser humano sabe crear. Pero también están las “artes” que tienen para dañar a animales para disfrutar. Hace unos días un turista francés fue corneado por un toro en Pedreguer, el hombre tenía 44 años y falleció en el acto. Los sanitarios no pudieron hacer nada por él. El fallecido estaba haciendo fotos y videos, y se despistó, despiste que le costó la vida. El gobierno del pueblo, curiosamente de Compromís, anuló los festejos, pero, ¿los prohibirá o seguirá con la “tradición” para ganar más votos?. Cada vez, y gracias a la intervención en nuestras vidas de Internet, las agresiones a los animales, de cualquier índole, están siendo más perseguidas y sobre todo más expuestas. Quizás la gente, el grueso del pueblo, nunca se había planteado el maltrato animal tan de cerca, pero ahora los videos que pululan incesantemente por la red, sumado a una nueva cosmovisión acerca de los animales como seres vivos y que padecen dolor, nos ha cambiado. Cada año en España se organizan 16.000 festejos con animales, una auténtica locura desmedida. Los político, la población civil, las autoridades religiosas y los medios de información con una pata en la derecha, han aupado éste tipo de atrocidades que nos baja de categoría como humanos, como especie que dice ser superior y tener raciocinio. 60.000 animales son torturados para el disfrute de los humanos, ya saben, un poco de alcohol, una buena cena o almuerzo y a ver sufrir un animal porque la tradición así lo dicta, sin pararse a reflexionar sobre lo que subyace a ese festejo, sin utilizar ese raciocinio que antes mencionaba, para mirar las diferentes aristas de la fiesta a la que está asistiendo y con su asistencia aprobando. Evidentemente no solo en la C.Valenciana se utiliza la tortura de animales para el disfrute de los humanos, en otras autonomías también se hace, amparados no solo la tradición sino también en la religión. Entre 2007 y 2014 en la Romería de El Rocío murieron 107 caballos, una cifra escandalosa, que pocos han querido remarcar, aunque fuera para cumplir la ley (Ley 11/2003 de Protección Animal de Andalucía prohíbe en el artículo 4.1.n “obligar a trabajar a animales de menos de seis meses de edad, enfermos, desnutridos, fatigados, o a desempeñar trabajos en los que el esfuerzo exigido supere su capacidad). Y éste es solo un ejemplo de la barbarie humana, de la falta absoluta de cariño a los animales. En España se sacrifican 11.000 toros en la Fiesta Nacional, muchos menos de los animales, pero aun así un despropósito, que son sacrificados en las fiestas locales. Miguel Angel Rolland, es un valiente, está editando un documental llamado ”Santa Fiesta“,para el cual ha recorrido la geografía española en busca de los festejos más atroces, jugándose el tipo en muchas ocasiones para mostrar al mundo entero la deshumanización que existe en España con los animales. Un documental que seguro levantará ampollas, y sobre todo nos hará sentir vergüenza de nuestras ”tradiciones“.
El Ayuntamiento de Aldaia, con los socialistas como representantes, ha comenzado a tramitar un proceso de consulta ciudadana para verificar los Bous al Carrer o eliminarlos, por otra parte Xirivella ha suspendido temporalmente las fiestas taurinas hasta poder hacer una consulta. En nuestra comunidad se celebraron el año pasado 7.866 festejos de Bous al Carrer, y tal vez con estos nuevos aires de modernidad, civismo y consultas al pueblo, las cosas cambien. Porque la gente ya no entiende por qué se realizan estas fiestas y no otras de carácter familiar, cultural o de divertimento sin violencia. Pero todavía hay mucho que avanzar en éste sentido, pues la alcaldesa de Paiporta, Isabel Martín, y su ejecutiva han decidido no subvencionar ni organizar los Bous al Carrer y utilizar ese dinero del pueblo, verdaderamente para el pueblo, con las ayudas para los libros para los niños y niñas que comienzan el colegio en el próximo curso. Y pese a ése gesto por los ciudadanos de Paiporta ha recibido amenazas por ello. Los tiempos cambian, y estamos en un momento histórico, lo que antes era la mal llamada tradición, ahora será pasto del pasado y nos quedarán las verbenas, las orquestas, los fuegos artificiales, el baile, las danzas, en definitiva, nos quedarán las fiestas.
Cuando mis amigos terminaron de disfrutar con los toros nos vimos en la Noria, allí parecían haber perdido la valentía que exhibían detrás de unos barrotes gritándole a un toro cansado.