Un año le queda a Alberto Fabra para remontar no ya las encuestas, sino los resultados electorales que han castigado duramente al PP en los comicios europeos, si quiere ser elegido President de la Generalitat en 2015. Y parece que va a sacar las tijeras de podar para hacer cambios tanto en el PP de la Comunitat Valenciana como en el Consell; de momento parece que se verán afectadas dos de sus caras más visibles i castigadas: Serafín Castellano (secretario general del PPCV y conseller de Gobernación) y José Císcar (portavoz del Consell y conseller de Presidencia).
Medio millón de votantes, la mitad de su electorado, esto es lo que perdió el PP en las elecciones del domingo, una debacle que como reconocía Fabra le “preocupa”, y esto requería un análisis del comité ejecutivo regional que se celebró este miércoles. La conclusión fue que se requerían cambios a nivel de partido y a nivel institucional, y unos cambios visibles que debe notar la ciudadanía.
El más cercano, que podría darse este mismo viernes, sería el relevo de José Císcar como portavoz del Consell (i posiblemente sus competencias de Presidencia), manteniendo sus responsabilidades de vicepresidente y de Agricultura). Este seria el más evidente puesto que, como confirmó el mismo Fabra, Císcar le habría pedido que le descargase de responsabilidades para poder dedicarse más a su gestión como presidente del PP de la provincia de Alicante.
Los nombres que más suenan para el cambio de Císcar son los de dos mujeres: la responsable de Infraestructuras, Isabel Bonig, o la de Educación y Cultura, María José Catalá, dos jóvenes valores con proyección en el partido. Orbitando en este cambio también estaría el nombramiento de la máxima responsable de comunicación de la Generalitat después de la dimisión de Lola Johnson al ser imputada por su posible gestión ilícita de Canal 9. Los nombramientos tendrán que ser cuidados y estudiados puesto que la recuperación de Johnson supuso no pocos roces con Císcar en la estrategia y en la preponderancia de criterios de la comunicación de la Generalitat.
La otra caída podría ser la de un histórico, Serafín Castellano, número 2 del PP de la Comunitat Valenciana que quien suena como nuevo destino la Delegación del Gobierno, después de la retirada anunciada de Paula Sánchez de León. No se retiraría de la primera línea de la política, pero sí se le desplazaría de la gestión de la Generalitat. Castellano reconoció el mal trago de los resultados electorales y lo atribuyó a una falta de comunicación con la ciudadanía, mismo argumento que también entendió Fabra. Con este relevo Alberto Fabra podría estar también apartándose de la estrategia del anticatalanismo inspirado por Castellano para este último año, estrategia en la que nunca se ha sentido cómodo y que podría estar sirviendo para engrosar de votantes a otros partidos minoritarios de la derecha.
Alberto Fabra tiene ya menos de un año para afianzarse como líder y son dos los principales argumentos de los que ha de convencer a la ciudadanía para recuperar votos: está habiendo recuperación económica y se lucha contra la corrupción. Si los votantes no aprecian estos dos pilares fundamentales la batalla puede estar perdida, y Fabra todavía no tiene garantizada su plaza de candidato.