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Cuando el capital entra por la puerta, la descarbonización salta por la ventana

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Accede al visor cartográfico de la Generalitat, en la esquina superior derecha escoge la capa de energía, energías renovables y dentro selecciona las plantas fotovoltaicas que están admitidas a trámite y las que tienen autorización administrativa previa. A continuación, busca las localidades de Turís, Montserrat, Macastre, Alborache y comprobarás cuantas centrales fotovoltaicas están proyectadas. Proyectos que perturbarán inevitablemente el paisaje y, por tanto, a sus habitantes humanos y no humanos.

Esto se traduce en 8 millones de metros cuadrados secuestrados sólo en Turís; 16 millones de metros cuadrados sumando los terrenos ocupados por los macroproyectos de Los Hierros, Los Predios y Valentia Edetanotum FV2; dos líneas de alta tensión; centenares de parcelas expropiadas; una subestación; y miles de árboles arrancados muchos de ellos monumentos vivos y centenarios.

A los macroproyectos ya autorizados por el ministerio se suman cuatro centrales fotovoltaicas denominadas Torrentenergy, identificadas con los números 1, 2, 3 y 4. Cada una de ellas tiene una potencia nominal menor a 50 MW lo que permite a la empresa promotora sortear la legislación estatal, mucho más restrictiva que la autonómica, enmascarando el impacto real de una instalación de 200 MW de potencia en la zona. Una treta legal que en otros lugares se ha frustrado en los tribunales. 

Estas futuras centrales afectan de pleno a la actividad agroeconómica de estos pueblos y a terrenos protegidos de especial interés agrícola. Afectan a varias cooperativas agrarias, a varias comunidades de regantes y hasta a una pirotecnia. Todo ello sin contrapartida, puesto que su explotación y mantenimiento son asumidos por empresas especializadas. Pero no solo no suponen más empleo, además serán la causa directa del menoscabo de todas aquellas actividades ligadas a la agricultura.

El primer universo de estos vecinos será irremediablemente pervertido por un horizonte metálico de placas solares devaluando sus viviendas y su realidad cotidiana. Cuando las excavadoras allanen el terreno, arranquen toda vegetación e instalen cientos de esas estructuras perderán algo precioso de su identidad y el escenario de sus recuerdos. Muchos de ellos se marcharán.

Además, la envergadura de estos proyectos es tal que alterará el microclima de la región retroalimentando el proceso de desertificación y erosión en el que ya estamos envueltos. Arrancar árboles y todo tipo de plantas tiene un demostrado impacto en la retención del suelo fértil y supone la multiplicación de escorrentías que alteran el flujo del agua y la recarga de acuíferos en una zona que, recordemos, pertenece al PORN de la Albufera. 

Y no olvidaremos a los otros habitantes no humanos que también son parte perjudicada. El ruido antropogénico, la presencia de superficies lisas y brillantes, la fragmentación y pérdida del hábitat, hechos asociados a las instalaciones de energía solar fotovoltaica, influyen desfavorablemente en la biodiversidad del territorio y especialmente en las poblaciones de murciélagos que se ven perjudicadas por la reducción de insectos y porque corren el riesgo de colisión al confundir la superficie bruñida de las placas con agua.

Así, desoyendo las recomendaciones de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU), los cuatro estudios de impacto ambiental de Torrentenergy no incluyen un análisis riguroso que recoja una revisión bibliográfica ni la actividad de quirópteros ni la identificación de colonias y hábitats favorables, etc. No, no solo no lo recogen, además, sin basarse en ningún dato científico se atreven a plantear que las centrales podrían convertirse en un hábitat seguro y beneficioso para los murciélagos.

Estas centrales forman parte de los cerca de 40 proyectos que la administración autonómica ha autorizado. A los que se suman más de 20 macroproyectos aprobados por el ministerio en nuestro territorio. Auspiciadas por el Plan Nacional de Energía y Clima, el despliegue de este tipo de instalaciones está tomando impulso y algunas comarcas como la Ribera Alta, la Hoya de Buñol, el Valle de Ayora y la provincia de Alicante son las “galardonadas” con más de estas instalaciones. Centrales de un tamaño considerable que de llevarse a término convertirán estos parajes en territorios sacrificados. 

El crecimiento de la energía solar se consolida en toda España y, sin embargo, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en el primer trimestre de 2024 hemos consumido más hidrocarburos que en el mismo período de 2019. Así, el exceso de oferta eléctrica en ciertas horas desploma los precios, mientras el consumo no solo no crece, sino que disminuye. Y es que tropieza con un techo estructural, puesto que sólo el 25 % de la energía primaria que se consume en España es eléctrica. El resto, procede de los combustibles fósiles y se emplea para mover camiones, tractores, aviones, todo el parque móvil; y en industrias muy insostenibles como la petroquímica. Sectores cuya electrificación requiere de un esfuerzo colosal (que no se está haciendo) en términos de inversión, de energía y de reorganización social. Dicho con algo de sorna, tenemos que triplicar la generación de energía eléctrica renovable para satisfacer una demanda que todavía no existe basada en tecnologías poco o nada maduras  y poco o nada generalizables.

Y es que algo está pésimamente planteado desde el inicio en esta transición energética que nos viene dada: tomar el cambio climático como problema y no como un síntoma más de translimitación ecológica del capitalismo es un nefasto error. La imprescindible descarbonización de nuestra sociedad es incompatible con una economía basada en el crecimiento económico y ─por ende─ en el crecimiento del uso de la energía. Asimismo, es incompatible con la globalización, la hipermovilidad masiva de personas y mercancías. Las sociedades poscarbono serán locales y vertebradas en torno al transporte público o no serán.

Hay que repetirlo hasta la saciedad: sin reducción del consumo de energía, sin un decrecimiento planificado y ecosocial, el modelo de macroplantas renovables solo servirá para ahondar en un sistema socioeconómico neoliberal discordante con la vida en la Tierra. Y hasta que no asumamos que el crecimiento económico no es posible en un planeta finito, el criterio que impulsará la transición energética será la rentabilidad y la especulación; y no la resiliencia ni la justicia social ni mucho menos la restauración de la naturaleza. Los vecinos de Alborache, Macastre, Montserrat y Turís ya lo están comprobando.  

Accede al visor cartográfico de la Generalitat, en la esquina superior derecha escoge la capa de energía, energías renovables y dentro selecciona las plantas fotovoltaicas que están admitidas a trámite y las que tienen autorización administrativa previa. A continuación, busca las localidades de Turís, Montserrat, Macastre, Alborache y comprobarás cuantas centrales fotovoltaicas están proyectadas. Proyectos que perturbarán inevitablemente el paisaje y, por tanto, a sus habitantes humanos y no humanos.

Esto se traduce en 8 millones de metros cuadrados secuestrados sólo en Turís; 16 millones de metros cuadrados sumando los terrenos ocupados por los macroproyectos de Los Hierros, Los Predios y Valentia Edetanotum FV2; dos líneas de alta tensión; centenares de parcelas expropiadas; una subestación; y miles de árboles arrancados muchos de ellos monumentos vivos y centenarios.