Trabajos académicos por encargo para alumnos tramposos: 400 euros por una investigación universitaria de fin de grado
“Es uno de los trámites más dolorosos y largos que un estudiante va a tener que sufrir en su vida: la realización de un trabajo de fin de grado. Y, aunque no quieras, vas a necesitar ayuda. Por suerte, para eso estamos (...) te ayudaremos con tus TFG de forma puntual y con garantías de éxito”. Esta es una de las formas de promoción de las empresas que realizan trabajos académicos por encargo, una práctica que tiene a los profesores universitarios en plena alerta.
Durante los últimos años han proliferado este tipo de empresas de redacción de trabajos por Internet, ofreciendo al estudiante la facilidad de saltarse unos cuantos trámites en su vida universitaria. En su mayoría, como la que encabeza este artículo, Trabajosporencargo.com, apelan a la fragilidad emocional de los estudiantes, que a menudo se ven superados por la ansiedad de la carga de trabajo académico, entre clases, trabajos y prácticas laborales. Estas empresas hablan de conseguir sus “sueños académicos” y “prestar apoyo y motivación” al estudiante.
El trabajo de fin de grado (TFG) es el proyecto de final de carrera necesario para completar estudios desde que se implantó el Plan Bolonia. Todos los estudios de grado exigen su presentación como muestra de los conocimientos adquiridos durante la carrera, cuyos créditos son iguales o superiores al de una asignatura obligatoria. Aprobar el TFG es imprescindible para obtener el título académico. En función de la rama académica, el alumno tiene mayor o menor margen de negociación del tema del trabajo y puede o no hacer una defensa del mismo ante un tribunal universitario.
Algunas de estas empresas perfilan tanto su oferta que hacen prácticamente imposible demostrar que el trabajo no ha sido realizado por el alumno y prometen superar los filtros de la universidad: preparan tutorías con el alumno, aseguran entregas parciales –para que parezca que el alumno trabaja el tema poco a poco–, procesan las indicaciones del tutor y por un extra económico pasan el programa anti-plagio.
Las hay que previo pago dejan el trabajo entero en la mesa y no requieren del alumno más que el tema elegido y la guía docente, para adaptarse al requerimiento de la universidad, mientras que otras ofrecen acompañar al estudiante durante el curso ejerciendo de una especie de profesor particular.
Algunas empresas como la ya citada prometen tener el trabajo listo en 15 días, cuando las universidades prevén un semestre para la preparación y defensa. El TFG está pensado para que se elabore durante todo el curso académico y los tutores recomiendan empezar con él en octubre para hacer la entrega en mayo.
Las empresas de TFG por encargo prometen “contenido original y con alto nivel técnico gracias al uso de artículos científicos” y “métodos para hacer una exposición eficaz, gracias a la elaboración de un guion de presentación-defensa”. Es, en la práctica, suplantar al alumno en sus deberes.
Los precios suelen variar en función de la web, de la rama académica y del plazo de presentación del trabajo, pero todas suelen cobrar por página escrita. El rango de precios oscila entre los 8 y 14 euros por página. Así, un trabajo de fin de carrera de ciencias sociales de unas 40 páginas puede costar entre 320 y 400 euros.
Práctica fraudulenta
Algunas universidades públicas como la Universitat de València (UV) se están tomando muy en serio esta práctica, que en sus protocolos se equipara a copiar o hacer trampas en un examen. “Detectar esta práctica fraudulenta supone la suspensión del acto de evaluación y la apertura de expediente disciplinario”, explica la Universitat de València a eldiario.es.
La institución académica tuvo conocimiento de estas prácticas por informaciones difundidas en medios de comunicación y planteó sus dudas a la Fiscalía, aunque formalmente no ha detectado ningún caso. Preguntada por si ha tenido conocimiento de alguna denuncia de este tipo, la Fiscalía Provincial de Valencia considera complicado que pueda ser una práctica delictiva y remite a los protocolos de cada institución académica para los casos en que los alumnos copian en los exámenes.
Los estatutos de la Universitat de València y el reglamento de trabajos de fin de grado son muy severos con los alumnos que copian en sus trabajos. Los alumnos “tienen el deber de realizar el trabajo intelectual propio de su condición de universitarios y, en particular, a cursar los estudios con aprovechamiento”, señala el reglamento. Mientras que la carta de derechos de los estudiantes establece que deben desarrollar su formación “en condiciones de lealtad y respeto escrupuloso al principio de igualdad de oportunidades”, cuestión que se ve vulnerada si los que tienen capacidad económica para pagar lo hacen por evitarse el trabajo.
La Universitat puede expulsar a los alumnos que no cumplan con sus deberes académicos, según refleja el reglamento. Este señala que deben “cumplir durante la prueba las normas y procedimientos que garanticen la autenticidad del ejercicio y la privacidad de este: las conductas o actos que contravengan estas normas podrán implicar su expulsión”. En la misma línea, advierte de que “el estudiante está obligado a acreditar que es la persona que suscribe la prueba de evaluación. La suplantación de personalidad implica su expulsión de la prueba”.
“El comportamiento ético en el desarrollo de las pruebas de evaluación forma parte de la conducta que es esperable de un estudiante universitario”, afirma la institución educativa.
“Nadie enseña a redactar”
Las empresas dedicadas a los trabajos por encargo defienden su utilidad para los alumnos. Una de ellas, Proyecta tu Proyecto, que ha accedido a realizar una entrevista telefónica con este diario, constata la “falta de habilidad de redacción” de los alumnos. Los estudiantes acuden porque nadie les ha enseñado en la carrera a redactar un trabajo académico, pese a que es una asignatura y tiene su guía docente. Según explica una de las responsables, que prefiere no dar su nombre, “es una deficiencia de la universidad”, que, a su juicio, no se responsabiliza de que se desarrollen estas habilidades “que no tiene todo el mundo”.
P. explica a eldiario.es que en su equipo se integran “profesionales de la redacción académica” y que no trabajan con freelance. Son exestudiantes que han superado la fase de doctorado y ahora ejercen de tutores para alumnos que tienen dificultades al hacer sus proyectos académicos. Según explica, la mayoría de los que acuden están cursando su segunda titulación, grado o máster, y lo compatibilizan con el trabajo, por lo que tienen poco tiempo para compaginar vida académica y laboral. Otros suelen acudir abrumados tras las primeras correcciones del tutor y lamentan que en muchos casos no se impliquen con el alumno para ayudarle en la redacción.
La empresa que codirige ofrece acompañamiento durante todo el proceso y aprendizaje de técnicas de redacción y exposición. “Nosotros nos responsabilizamos del trabajo”, expresa P., que afirma que son los primeros interesados en que el alumno apruebe y aprenda algo, porque “el problema no se va a ir solo”.
Sobre las suspicacias de las universidades, que consideran su trabajo un fraude o plagio, defiende: “Para nosotros es plagio si no te involucras ni aportas nada al trabajo. Si esta experiencia te sirve para superar algo y aprender, nos parece adecuada”. P. explica que en su empresa están “en contra de la mercantilización de la Universidad” y “de la segmentación de los alumnos por dinero” y equipara su trabajo al de un profesor de refuerzo. “Si nadie te enseña a cubrir esas lagunas... Es como el que va a una academia”, añade, recordando de nuevo su crítica hacia la universidad, que deja que los alumnos con dificultad “se busquen la vida”.
Algunas empresas utilizan plataformas de compraventa de artículos de segunda mano para hacer sus promociones. En Milanuncios.com se encuentran promociones como “¿Se te echa el tiempo encima y no has empezado tu trabajo final de grado o máster? No te preocupes más, contacta con nosotros y te asesoramos en la correcta elaboración de tu proyecto universitario. Somos un equipo de docentes especializado en la redacción de todo tipo de trabajos sin importar la rama de estudios”. Esta web, Gabinetedeestudios.com, ofrece confidencialidad y pago por plazos y achaca a la “desidia de los tutores universitarios” o a la “realización de estudios que no han aportado demasiado a los estudiantes”.
El mercado de los trabajos académicos por encargo implica una suerte de mercado negro universitario en el que los alumnos con cierto poder adquisitivo pueden pagar para no realizar un trabajo y se sitúan al mismo nivel que quienes han cumplido con las obligaciones que la universidad les requiere.