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La Universidad Católica de Valencia equipara la homosexualidad con una enfermedad

El síndic de Compromís en las Corts Valencianes, Fran Ferri, ha denunciado que la Universidad Católica de Valencia utiliza en su máster de Bioética un informe, firmado por José Luis Pérez Requejo, miembro del Observatorio de Bioética de la citada universidad, que es “absolutamente ofensivo hacia las personas homosexuales”.

Según explica Ferri, el autor empieza su informe manifestando que ha querido ser “respetuoso” con las personas homosexuales, pero de su lectura “se desprende que esta afirmación se realiza desde el cinismo, porque el documento es un constante ataque homófobo”. En opinión del portavoz valencianista, las instituciones universitarias deben ser lugares para el conocimiento, “y no instrumentos para difundir mentiras sobre colectivos minoritarios en base a teorías sin ningún fundamento científico”.

El autor, miembro del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, reconoce que la ciencia ha descartado que la homosexualidad sea una enfermedad, pero “parece que él no está del todo de acuerdo porque se dedica a cuestionarlo continuamente y llega a equiparar la homosexualidad con un problema de salud tan grave como el tabaquismo, por el cual cada año mueren millones de personas y que es combatido por todos los organismos sanitarios internacionales”.

El citado documento relata: “Es difícil entender por qué, por ejemplo, una persona adicta al tabaco, no siendo el tabaquismo una enfermedad ni una actividad ilegal, pueda consultar con un médico o un psicólogo para vencer su adicción, y un adulto que quiera potenciar su heterosexualidad, no pueda hacerlo. En aras de la coherencia, deberíamos también respetar a los científicos que valoran y tratan la homosexualidad como una alteración de la identidad sexual”.

Según denuncia Ferri, este texto, alojado en la página web de la Universidad Católica, dice respetar el criterio científico que niega que la homosexualidad sea una enfermedad pero a la vez “lo cuestiona desacreditando la manera con la cual la comunidad científica llegó a este consenso”. Así, asegura que la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad por una cuestión “circunstancial y discretamente mayoritaria”, y se pregunta: “¿Y si un día una reunión de endocrinólogos, basándose en que muchos de sus pacientes fueran diabéticos, decidieran que la diabetes no es una enfermedad?”.

Insiste el diputado de Compromís en que el autor estigmatiza la homosexualidad desde una perspectiva acientífica enumerando unas posibles causas de su aparición en las personas como consecuencia de experiencias traumáticas en la niñez en lo que, asegura, “supone un insulto inaceptable hacia las personas homosexuales y sus familias”. En este sentido, explica Pérez Requejo que “parece haber cierto consenso en que la figura paterna o materna en la infancia (cuando se desarrolla la identidad de género), trastornos emotivos durante el desarrollo, violencia, soledad, tristeza o abusos en la infancia (lo que Juan Pablo II denominó ”huérfanos con padres vivos“), primeras experiencias sexuales decepcionantes, inseguridad y falta de autoestima y déficit de refuerzos adecuados en la orientación sexual durante la adolescencia, pudieran aportar datos sobre el desarrollo de la homosexualidad en un individuo dado, ya que no hay datos suficientemente probados o relevantes, físicos, genéticos, endocrinológicos, hormonales, psicogenéticos o psicoanalíticos, que expliquen y justifiquen los cambios de la orientación sexual”.

La homosexualidad “tiene cura”

Encontramos también en este informe del Máster de Bioética de la Universidad Católica, insiste Ferri, “un clásico de los textos homófobos”, la referencia a que la homosexualidad tiene cura, “en este caso nombrando a un pretendido especialista que ha conseguido prevenirla y curarla”. Se refiere el parlamentario a este párrafo: “El psicólogo holandés Gerad van den Aardweg, gran experto en la materia, niega todo condicionamiento biologista o innato de la homosexualidad y acepta y lo ha demostrado en numerosas personas, que las influencias emotivas que la generaron durante la infancia y adolescencia, pueden ser prevenidas y tratadas con éxito”.

En una situación de aumento de ataques de odio por la orientación sexual, para Ferri resulta de especial repugnancia el posicionamiento pretendidamente equidistante del autor entre los que atacan a los homosexuales y quienes los defienden, en una argumentación que acaba siendo “un ataque frontal al movimiento de defensa de los derechos de los homosexuales”. El documento dice textualmente: “Algunos colectivos, tan equivocados como los homófobos, usan esa palabra [homófobo] para etiquetar peyorativamente a cualquier persona que no opine según la línea del homosexualismo extremo, político y militante o se atreva a disentir públicamente de sus objetivos”.

A juicio de Ferri, el autor “demuestra una obsesión tan grande contra el mundo LGTB que llega a desacreditar como violentos los actos de los activistas históricos de este movimiento”. En esta línea, José Luis Pérez Requejo aprovecha para dejar “muy clara” su ideología “reaccionaria” posicionándose en contra de que los homosexuales tengan algún tipo de protección como minoría desde los poderes públicos: “Si, por el contrario, no es una enfermedad, sino la libre y no coactiva escogencia de una forma distinta de elección sexual, no tendría que gozar de protección estatal, especial o diferente a cualquier otra persona que en aras de su libertad escogiera cualquier opción vital, en preferencias sexuales o en cualquier otra faceta de su vida”.

Paradigma de la homofobia

Este informe destaca como una de sus conclusiones que “la homosexualidad es no sólo contraria a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza instintiva del animal”. Según Ferri, “estamos ante un texto que es paradigma de la homofobia de nuestro tiempo, aquella que ataca frontalmente los derechos de las personas LGTB advirtiendo previamente que no quieren ser homófobos”.

A Compromís le preocupa esta “escalada de ataques” contra gays, lesbianas, transexuales y bisexuales por parte de la jerarquía eclesiástica, así como la “equidistancia” del Partido Popular y su líder, Isabel Bonig. Por ello, les instan a que se definan: “O están con la libertad, o están con los que promueven el odio. O están con las víctimas de la homofobia o están con los que la fomentan. Posicionamientos como el del Arzobispo, o el del Máster de Bioética de la Universidad Católica no pueden tener cabida en una sociedad avanzada, diversa y democrática como la nuestra”.