Pese a los regalos que recibieron durante los gobiernos del PP, las universidades privadas nunca han podido alcanzar en calidad a las públicas en la Comunidad Valenciana. Ni la falta de financiación histórica, ni los recortes ni los mimos dados a las privadas han mermado el rendimiento de las centros de enseñanza superior financiados desde el sector público. O, al menos, así lo indica el U-ranking elaborado conjuntamente por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA.
Como el año pasado, la Universidad Católica de Valencia se encuentra entre las que peores notas sacan de España. La universidad que tiene como profesor al expresidente de la Generalitat Valenciana e imputado en el fraude de la Fórmula-1, Francisco Camps, obtiene una nota de 0,7. Con la misma calificación que obtuvo el año pasado, se sitúa la número nueve en el listado, es decir, en el penúltimo lugar de la clasificación cuando la última posición es el 10. En la misma ubicación del pódium por debajo están la UNED, la Universitat de Vic y la Universitat Oberta de Catalunya. La peor, según el U-ranking, es la Universidad San Jorge.
Los resultados de la Universidad Católica de Valencia contrastan con los obtenidos por las públicas. Dos de ellas, la Universitat de València y la Universitat Politècnica de València, consiguen la segunda mejor nota empatadas con la Universitat Politècnica de Catalunya. Aunque la Universitat de València escala desde la quinta a la segunda posición, la Universidad Miguel Hernández de Elche -en el cuarto lugar por arriba-, la Universitat d'Alacant y la Jaume I de Castellón -ambas en la mitad de la tabla- obtienen el mismo resultado que en 2015.
Este listado que mide la calidad de la docencia, la investigación y la innovación y el desarrollo tecnológico -y que está corregido en función del tamaño del centro-, tiene una gran ausencia: la Universidad Cardenal Herrera-CEU. Según esta investigación, no se ha incluido al centro privado debido a que sus datos tienen más de seis años de antigüedad. El centro obtuvo el año pasado un 0,8 de nota, la tercera peor nota de la clasificación.
Símbolo de la burbuja del PP
La Universidad Católica de Valencia se convirtió bajo el mandato de Camps al frente de la Generalitat Valenciana en el símbolo del modelo educativo que impulsó el PP. Regada con recursos públicos -se le cedieron terrenos para que edificara sus centros en Xàtiva, Torrent, Paterna o Alzira-, se le autorizó su Facultad de Medicina sin que esta cumpliera con los requisitos impuestos por el Consejo de Coordinación Universitario. Promocionada por el sector cristiano del PP, entre sus patrones se encuentra el exvicealcalde de Valencia Alfonso Grau, procesado en el caso Nóos, investigado por un presunto cohecho continuado y marido de la exedil María José Alcón, protagonista de la trama Imesla.
Esta universidad fue la primera que los conservadores quisieron impulsar para ampliar los centros de enseñanza privada en la Comunidad Valenciana. El Consell del PP quiso construir dos universidades privadas más en Alicante, con la criticas de rectores y colegios profesionales de que se estaba hinchando una burbuja universitaria privada. Con la llegada de la izquierda al poder el plan ha sido abortado.