En los tiempos de la burbuja inmobiliaria, constructores, empresarios y políticos locales se enriquecieron con el negocio del ladrillo. Tras la resaca de la fiesta de la construcción muchos dejaron sus edificaciones a medias. Esto provocó que miles de compradores se quedaran con unas viviendas sin finalizar por las que ya habían pagado. Algo que no hicieron solo empresarios autóctonos: también las empresas de los de fuera se apuntaron a esta práctica. Como la del alemán Hermann Schmitz, exalcalde de un pueblo germano por el partido de Angela Merkel.
Según publica MarinaPlaza.com, esta operación la realizó la empresa alemana Berliner Bau al promover una urbanización en las proximidades del Montgó (Denia), que acabó quedándose a medias. La imagen de fiabilidad de los alemanes fue el reclamo para que los compradores confiaran en que no fueran víctimas de otra construcción fantasma, según explicó en su día la abogada de los afectados.
El propietario, Hermann Schmitz, durante la promoción de la urbanización residencial fue alcalde de Bollendorf, un pequeño pueblo de Alemania de apenas 1.600 habitantes. Lo era por la CDU, el partido de centro-derecha al que pertenece la canciller Angela Merkel.
El fraude ha sido avalado por la justicia. El Tribunal Supremo emitió una sentencia en la que condena a un banco a devolver a una afectada de la urbanización sin acabar, denominada La Siesta, los ingresos que hizo a una cuenta del empresario que impulsaba este bloque de viviendas. El fallo que da por primera vez la razón a las víctimas por estas estafas puede generar jurisprudencia al respecto. Es decir, genera un precedente legal que puede facilitar el triunfo legal de otras personas que denuncien situaciones similares.