La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El “mewing”: la pseudoterapia que resurge en las redes por los jóvenes

La necesidad de seguir un estereotipo de belleza se sigue perpetuando en las redes sociales. Los adolescentes consumen métodos o tips (según el lenguaje de estas plataformas) que se hacen virales con imágenes o vídeos engañosos del antes y el después del proceso.

Según un artículo publicado en Research Gate, el mewing, epónimo de John Mew, es una técnica que consiste en situar la lengua en el paladar, cerrar la boca, alinear los dientes y hacer presión. El doctor tuvo la audacia de difundir sus propias teorías para corregir la maloclusión (incorrecta alineación de los dientes) a través de la postura de la lengua , denigrando así la cirugía ortognática, procedimiento quirúrgico para modificar problemas en los huesos maxilares y la mandíbula; y la ortodoncia convencional.

Tras la nula evidencia científica de las hipótesis de Mew, el Consejo Dental General del Reino Unido le retiró la licencia para ejercer de dentista. Pese a ello, hay quienes deciden apoyar esta teoría no fundamentada, especialmente aquellas personas influyentes en las redes sociales que consiguen persuadir con su discurso a miles de usuarios.

Jorge Martínez es una de las “víctimas” de esta tendencia. Hace un año, mientras hacía scroll en la red social de moda, Tik Tok, le apareció un vídeo de un chico joven que realizaba esta práctica y prometía cambios visibles en escasos meses.

“Era una persona reconocida en redes porque tenía miles de seguidores y me gusta.  Mostraba resultados del antes y del después, lo que me hizo confiar en su experiencia”, asegura Martínez. Este hecho se encuadra dentro de un paradigma en el que los jóvenes poseen cierta “autopercepción” ajustada a su edad. Así es como lo explica Claudia Blasco Cánovas, socióloga del Colegio de Politología y Sociología de la Comunitat Valenciana.

La experta incide en la opinión crítica de este grupo generacional: “Los jóvenes siempre serán más vulnerables y débiles que los adultos a la hora de creerse una técnica viral que les pueda perjudicar porque están en proceso de construir sus propias ideas y desarrollar experiencias”.

Martínez tiene 20 años y estudia Física. El “mewing” supuso un antes y después en su salud y bienestar: tuvo que acudir a una clínica odontológica porque se despertaba con dolores de mandíbula. “Me diagnosticaron bruxismo y ahora tengo que dormir con una férula. El dentista me dijo que la presión que ejercía sobre mi mandíbula repercutía en el sistema nervioso, lo que me provocaba dolor de muelas y de cabeza”, concreta.

El doctor Agustín Pascual, cirujano maxilofacial, asegura que a su consulta han acudido pacientes con problemas derivados de esta técnica: “He tenido casos de dolor mandibular, cambios indeseados en la alineación dental y trastornos temporomandibulares”. El doctor Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España, explica que mantener la lengua en constante presión provoca dolor, tensión y “chasquidos al abrir o cerrar la boca”, y en casos extremos, puede “llegar a dificultar la respiración y la deglución normal.

Escasa regulación de contenidos falsos

El cirujano maxilofacial subraya la necesidad de concienciar sobre la salud “facial y bucal” con el fin de prevenir este tipo de situaciones. La regulación sobre este tipo de técnicas es uno de los puntos en los que el cirujano aboga por que se proteja con más eficacia a los jóvenes que confían en contenidos que carecen de aprobación científica.

De igual forma opina Castro, quien destaca que, desde la organización, “llevan años” solicitando la entrada en vigor de una ley de publicidad sanitaria más contundente que prohíba mensajes engañosos en cualquier medio.

La Ley General de Publicidad prevé en su artículo 5 el castigo a aquellas personas que difundan contenidos de carácter material o productos sanitarios, de reglamentos técnico-sanitarios, actividades, servicios o bienes que “puedan generar riesgos para la salud o seguridad de las personas”. España es uno de los países en los que no se ha formalizado ninguna sanción a influencers que difunden publicidad engañosa en sus redes sociales con miles de seguidores.

“Hemos visto cómo se ha incitado a seguir métodos como cepillarse los dientes con bicarbonato y limón o carbón activado, blanquearse los dientes en el hogar o ponerse ortodoncia por cuenta propia y sin ningún control odontológico. Incluso hay gente que practica el bonesmashing para definir los huesos de su cara, una peligrosa tendencia que comporta varios riesgos”, concreta Castro.

Tal y como defienden los doctores, la falta de respaldo científico y estudios clínicos verificados evidencian que el “mewing” no permite marcar la mandíbula ni tampoco hace desaparecer la papada. “Reconozco que la forma y estructura facial están influenciadas por una combinación de factores genéticos y ambientales, y cambiar la forma de la mandíbula de manera significativa sin cirugía puede ser poco realista”, destaca Pascual, mientras que el presidente del Consejo General de Dentistas insiste en la importancia de acudir a un facultativo colegiado cuando se desea modificar el aspecto físico.

El dominio de lo digital

Las redes sociales han propiciado que esta falsa técnica de hace más de 20 años reaparezca entre el público más joven. La socióloga se centra en el fenómeno de los algoritmos: “Se adaptan a los gustos de este sector de la población y les muestran casi siempre el mismo contenido día tras día. Además, también incide en el tiempo que cada uno de ellos dedica a estos contenidos”. “Todos esos mensajes que escuchan durante horas acaban repercutiendo en su mente y estado emocional, así como en su forma de pensar, interactuar y vivir”, destaca.

Siguiendo con el hilo de las declaraciones de la experta, tal y como muestra el informe de Qustodio, el uso de TikTok entre los jóvenes de entre 4 y 18 años en España ascendió a los 96 minutos por día, 16 más con respecto al 2021. La media nacional se situaría como última en el ranking que componen países como Australia, Reino Unido y Estados Unidos.

“Tanto las familias como las escuelas son los verdaderos protagonistas en el crecimiento de los jóvenes y serán siempre los encargados de proporcionarles las herramientas suficientes para que sepan gestionar su vida digital”, explica Cánovas. A ello, añade que los vínculos frágiles entre progenitor e hijo provocan que estos crean con más facilidad la opinión de un personaje destacado en redes antes que a “las personas que conviven en el mismo hogar para rellenar una sensación de vacío existencial”.

A la hora de identificar los sesgos de cómo afecta un contenido dependiendo de la región de un individuo, se tendría que realizar una investigación sociológica en profundidad en base al territorio nacional, tal y como declara la socióloga. “A grandes rasgos, podemos decir que las zonas más afectadas serán aquellas con mayor número de población joven y las más industrializadas, como Cataluña, Madrid o la Comunitat Valenciana, y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde residen las personas que más horas pasan visualizando este tipo de contenidos”, destaca.