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València buscará excepciones y equilibrio al fijar la zona de bajas emisiones

EFE

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El Ayuntamiento de València abrirá una serie de mesas de participación con los distintos agentes sociales para abordar la nueva ordenanza municipal sobre la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), con la intención de alcanzar un texto equilibrado donde se recojan una serie de excepciones a la norma.

El concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, señala en declaraciones a EFE que el consistorio quiere analizar la ordenanza de la mano de la Mesa de Movilidad, que aglutina a más de 80 entidades ciudadanas, para cumplir con la transición hacia el nuevo modelo, cumpliendo el espíritu de la ley estatal pero “sin dejar a nadie atrás”.

“Queremos ver de la mano de las entidades cómo es la ordenanza, todos los preceptos que hay que cumplir, el sistema de secciones y un calendario de aplicación, que sea paulatino y gradual para cumplir esa transición”, añade.

Flexibilidad también en el calendario

Según informa, el Gobierno ha lanzado una ordenanza “tipo” que ofrece a los ayuntamiento flexibilidad en cuanto al calendario, la transición y la posibilidad de incorporar excepciones, y la intención del consistorio es alcanzar un “texto equilibrado” con el acuerdo de todos los agentes sociales.

“La ordenanza afectará a todo el mundo y quién se pueda comprar un coche nuevo eléctrico tendrá facilidad para circular dentro de la ciudad pero al resto, sobre todo en esa transición, se le tienen que poder permitir hacer determinados desplazamientos si son necesarios”, reflexiona.

“El vehículo hay que utilizarlo cuando no haya más remedio, pero hay muchos desplazamientos que no se pueden hacer de otra manera”, añade, como las personas mayores que necesiten que las recojan para ir al hospital, “y lo plasmaremos en esa ordenanza”.

270 cámaras y sistemas informáticos

El consistorio elaboró un mapa inicial, en el pliego del contrato del material que se instalará para el control del tránsito -unas 270 cámaras, sistemas informáticos y la plataforma de gestión del control- con cuatro zonas, teniendo en cuenta la ronda como “vía de escape”, pero Grezzi señala que es solo “orientativo” y el definitivo está todavía por definir.

La clave, asegura, es encontrar un equilibro entre el sistema de obligado cumplimiento y el sistema de excepciones, que está contemplado en todas las ordenanzas que se están redactando. “Hay pasos obligados y dependerá de que encontremos la clave entre los dos espíritus que buscamos”, añade.

Sobre el calendario, señala que el primer paso que se va a dar es convocar las mesas de participación de la Mesa de Movilidad, por lo que “no podemos precisar fechas para su aplicación”, ni un mapa todavía definitivo de las zonas.

“Queremos hacer una ordenanza de la mejor forma posible, muy escalonada y comunicada y habrá un periodo de transición”, indica, para evitar situaciones como la producida en Barcelona, donde la justicia declaró nula su propuesta inicial de zona de bajas emisiones.

Grezzi advierte asimismo de que el Ayuntamiento de València no puede asumir esta transición “solo”, porque absorbe además “todo el tránsito metropolitano, de entrada y salida a la ciudad, sin tener competencias para ello”.

Pendientes del Plan de Movilidad Metropolitana

El concejal de Movilidad hace un llamamiento a la Generalitat para que “haga todas las medidas, impulse las nuevas concesiones de las líneas metropolitanas, los autobuses amarillos, que lleva siete años tramitando, mejore la frecuencia del metro y apruebe el Plan de Movilidad Metropolitana”, pendiente desde 2017. “La Generalitat tiene que ser más proactiva y está llevando demasiado retraso”, lamenta.

Al Estado le reclama que mejore también el servicio de Renfe de Cercanías, y aboga por aparcamientos disuasorios en origen, es decir, en los municipios más lejanos de donde parten los viajeros con destino a la capital.

Recuerda que el Plan de Movilidad Metropolitana presentado por la Generalitat contemplaba un mapa de aparcamientos, también pendiente de aprobación, en las afueras de la ciudad.

“Para que sean realmente disuasorios del uso del coche -sostiene Grezzi- tienen que estar en origen, el resto son aparcamientos que pueden favorecer pero no disuaden a las personas que vienen de poblaciones más lejanas a la ciudad”.

En distancias más cortas aboga por una “intermodalidad” que evite que los municipios más cercanos a la capital usen el coche “porque, si no, los atascos en las entradas y salidas a la ciudad no nos lo quita nadie”.

La voluntad del Ayuntamiento de València, defiende Grezzi, “es seguir el camino que hemos recorrido en estos años, en los que hemos reducido un 10 % el tráfico”, con las peatonalizaciones, el incremento del transporte público y los carriles-bici.

Recuerda que València ha sido elegida una de las cien ciudades europeas para la aplicación del proyecto europeo que pretende la descarbonización de las grandes urbes en 2030. Para lograr este objetivo, apela a la implicación de todas las administraciones.