Para The New York Times, Valencia se sitúa como una opción ideal para aquellos que busquen un destino turístico alejado de las masificaciones y la sitúa como la alternativa a una Barcelona asfixiada por el turismo. Y es que la capital catalana registra un total de 30 millones de turistas al año, muy por encima de los 9’2 millones que registró la Comunitat Valenciana durante el 2018.
En un reportaje publicado hace unos meses llamado “6 Places in Europe Offering Shelter From the Crowds” (seis lugares en Europa que ofrecen refugio de las multitudes), el periódico ofrece una recopilación de ciudades europeas para aquellos turistas norteamericanos que deseen huir de las multitudes. El reportaje –que describe Valencia como una dosis de encanto mediterráneo menos frenética- resume la historia de la ciudad y hace especial hincapié en su arquitectura, de la que destaca la combinación de estilos gótico, románico, renacentista y barroco de la ciudad.
Entre los edificios históricos que más llaman la atención de la publicación se encuentra la Catedral, de la que destaca su mezcla de estilos arquitectónicos. También La Lonja, que describe como un impresionante recordatorio de la importancia mercantil de la ciudad. El reportaje también destaca el modernismo “extraterrestre” de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava, así como barrios como El Carmen o Russafa, que describen como “bulliciosos” y “repletos de galerías, cafés y atractivo arte callejero”.
Del turismo cultural al turismo de “borrachera”
Sin embargo, parece que la imagen positiva en el extranjero no es algo común a todas las ciudades de la Comunitat Valenciana; la buena imagen de Valencia reseñada por la publicación The New York Times poco tiene que ver con el perfil que hacía el tabloide britántico Daily Mirror sobre la ciudad alicantina de Benidorm hace apenas unas semanas. Frente al reclamo para un tipo de turismo cultural que busca huir de las aglomeraciones de la capital, la imagen que los anglosajones tienen de Benidorm parece ser la de un paraíso para el turismo de borrachera.
El digital sensacionalista afirmaba en un reportaje que la ciudad era el destino preferido para muchos de sus compatriotas y narraba los desfases de sus jubilados en la ciudad alicantina. En el texto, el digital aseguraba que durante los últimos años se ha producido un repunte de los jubilados británicos que eligen la ciudad costera alicantina para sumergirse en juergas de “sexo, drogas y alcohol”.
Esta dañina imagen ya ha sido combatida por diversas asociaciones de residentes y comerciantes británicos de Benidorm, que han demostrado la falta de veracidad de muchas de las afirmaciones de este tipo de tabloides sensacionalistas. El último caso en el que se pudo demostrar la falsedad una de las informaciones lanzadas por uno de estos medios, fue el caso de la existencia de bandas que se dedican a drogar a turistas de aquel país para robarles sus pertenencias.
Económicamente solventes
También el Financial Times se hace eco de la situación económica por la que ha atravesado la Comunidad Valenciana durante los últimos años. La publicación, referente informativo de los inversores internacionales, alababa el cambio de gestión que llegó con el cambio político y situaba Valencia como ejemplo de la recuperación económica de España.
En un reportaje titulado “Del boom al crack, y vuelta a empezar”, la publicación económica afirma que el país está saliendo de la crisis gracias a dolorosas reformas y hace un recorrido por la “ruta del despilfarro” valenciana. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Copa América, el circuito de Fórmula 1… dos décadas de historia económica que el Finalcial Times describe como “congelada en hormigón, acero y vidrio”.