La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha absuelto a los nueve predicadores acusados de causar una estampida en el metro de València el 4 de agosto de 2018 tras lanzar proclamas religiosas con un megáfono.
Los acusados, de nacionalidad alemana y de entre 19 y 41 años, negaron en el juicio su responsabilidad y atribuyeron el tumulto a la alarma provocada por otras personas, en especial por los gritos de una joven: “Nosotros no amenazamos a nadie ni a nada, solo transmitimos la Biblia”, aseveraron.
Los acusados, defendidos por el abogado Andrés Zapata, se enfrentaban a penas de cuatro de prisión -tal y como reclamaba Fiscalía- por un delito de desórdenes públicos en concurso con un delito de lesiones, ya que una joven que viajaba esa noche en el metro sufrió lesiones en los pies.
El tribunal les absuelve al no ver delito. Según consta como probado en la sentencia, los hechos ocurrieron sobre las 23 horas del 4 de agosto de 2018, cuando los acusados accedieron a un vagón de la línea 5 del metro de València con un carro de compra de color rojo repleto de libros y cuadernillos de contenido religioso, mochilas y maletas.
Uno de los acusados vestía un chaleco o túnica con caracteres árabes, y otro blandía una gran cruz roja. Una vez en el interior del convoy, que se encontraba repleto de personas por ser noche de feria, comenzaron a realizar proclamas a través de un megáfono: “Tenemos un mensaje para vosotros: este metro está lleno de pecado, de drogas, de fornación (fornicación...), de alcohol. La palabra de Dios dice..”.
Uno de los acusados -prosigue la sentencia- profería las palabras en alemán a través de un megáfono, otro las traducía al castellano en voz alta, y uno más grababa la escena mientras un acusado entregaba un tríptico a una de las viajeras sentada próxima a ellos.
En los trípticos intervenidos figuraba la leyenda '¿adónde irías si murieras hoy mismo?'. Al escuchar las palabras de los acusados, un joven no identificado sentado a sus espaldas y al que acompañaban otros jóvenes, dijo “de algo hay que morir, coño”.
A continuación, algunos viajeros se levantaron asustados dirigiéndose hacia la puerta del vagón, en el que se agolparon, momento en el que este joven se volvió a levantar de su asiento y dijo: “que es mentira, coño. Válgame Señor”.
Se generó una situación de temor entre los ocupantes del convoy, a los que les llegaron no solo las exaltadas palabras de los acusados, sino la posibilidad de que pudiera tratarse de una bomba o un ataque con gas, y trataron de salir del convoy a todo trance, por lo que activaron el botón de parada del tren, que se detuvo en la estación de Alameda produciéndose una avalancha.
Mientras esto sucedía, los acusados continuaron diciendo: “Jesucristo os ama, no tengáis miedo, solo miedo del pecado”. Como consecuencia de la estampida, los usuarios del metro se empujaron y pisaron unos a otros, resultando contusionadas varias personas que no requirieron atención facultativa.
Los acusados se mostraron reticentes a deponer su actitud y continuaron con sus cuatro mensajes, como “Vais a arder en el infierno”, “los españoles sois unos perros, solo fumáis marihuana”, “hemos venido de Alemania para salvaros”, y reacios a abandonar el vagón a pesar de los requerimientos de los vigilantes de seguridad. Sólo cuando llegó una dotación del Cuerpo Nacional de Policía y se vieron esposados, los acusados depusieron su actitud.
Según el tribunal, no consta acreditado que la intención de los acusados fuera alterar la paz pública o el orden público. Tampoco consta acreditado que los acusados llevaran a cabo actos de violencia sobre las personas que ocupaban el vagón de metro, ni sobre las cosas; ni que se produjera una grave perturbación del servicio público de transporte prestado por Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana.