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El dique norte de la ampliación del Puerto de València se ha comido en una década la mitad de las playas de la Albufera

Evolución del crecimiento del Puerto de València.

Carlos Navarro Castelló

15 de enero de 2024 22:55 h

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“La ampliación norte no sobrepasa el límite de la ampliación del 86, por eso no tiene impacto”. El expresidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez, se pronunció así en abril de 2021 para justificar su negativa a tramitar una nueva declaración de impacto ambiental (DIA) para la polémica ampliación norte, que desde 2012 cuenta con el dique de abrigo construido. En realidad se trata de uno de los mantras más repetidos por la APV y por los defensores del polémico proyecto para eludir los trámites ambientales: es la ampliación sur y no la norte la que ha tenido un efecto negativo en las playas del Parque Natural de la Albufera.

Ahora, un nuevo estudio de la Universitat de València desmiente esta afirmación y asegura que el dique norte es el que más ha acelerado la erosión de la costa al sur del Puerto, en concreto, ha causado en una década la pérdida de 90 hectáreas de arena de las 170 hectáreas que llegaron a tener estas playas en los años 90 del siglo pasado.

El estudio, publicado el pasado 2 de enero en la revista 'Urban Science', está firmado por los investigadores Juan Soria y Juan Víctor Molber, y por la investigadora Rebeca Pérez, del Institut Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València (UV). Según desvelan, la superficie de las playas de Pinedo, El Saler y La Garrofera ha pasado de tener 170 hectáreas de arena en la década de los años 90 a 43 en 2022, lo que supone la pérdida de un 70% en 30 años.

La metodología aplicada para obtener esos datos, con imágenes por satélite, se utiliza para conocer el volumen de arena de los desiertos y aquí se ha aplicado por primera vez a las playas. De esta forma, se constata, además, que la mayor reducción de los arenales se produjo tras la ejecución del dique norte de la ampliación del Puerto de València (construido entre los años 2010 y 2012), y que la reciente restauración de 2023 ha aumentado la superficie de arena hasta las 112 hectáreas, un 34% por debajo de lo que llegaron a tener.

“Esta metodología llena un vacío importante en la investigación actual. Hasta el momento no se ha implementado el seguimiento específico de la capa de arena en playas mediante índices espectrales diseñados para dunas de arena. Esta novedosa aplicación en contextos costeros abre una nueva perspectiva en el campo de la investigación”, explican Juan Soria, Rebeca Pérez González y Juan Víctor Molner Polit, autores del informe.

El estudio muestra una relación directa entre la expansión del Puerto de València, con la creación de la Marina Real Juan Carlos I y la preparación para las pruebas de la Copa del América, y la reducción de superficie de las playas. Por la dinámica de las corrientes marinas (norte-sur) en esta parte del Mediterráneo, las playas del norte de las grandes infraestructuras crecen, y las del sur pierden arena. El área de estudio incluye los aproximadamente 8 kilómetros desde la actual desembocadura del río Turia, al sur del puerto de València, hasta la Gola de Pujol.

Así, las imágenes de los satélites Landsat-5, Landsat-8 y Sentinel-2 constatan cómo las labores de mantenimiento y mejora de los años 2004 al 2010 fruto de proyectos LIFE “consiguieron mantener artificialmente las tres playas, hasta que la nueva ampliación del Puerto desperdició este esfuerzo”, en referencia al espigón norte, según explica Juan Soria, también profesor del Departamento de Microbiología y Ecología de la Universitat de València.

Las imágenes aéreas muestran también que desde 2013 hasta 2022, como consecuencia del efecto de la ampliación norte del puerto y la reducción de las actividades de rehabilitación en el área, se produjo una reducción de aproximadamente 90 hectáreas de arena. Así, entre julio de 2013 y el mismo mes de 2014, según la observación de Landsat 8, la superficie de arena se redujo de 54,63 hectáreas de arena a 37,26 en la playa de Pinedo; de 37,08 a 23,04 en la del Saler; y de 47,61 hectáreas a 31,23 en la playa de La Garrofera.

Por el contrario, las acciones de restauración de finales del pasado año, con la aportación de arena por parte del Ministerio de Transición Ecológica, han permitido aumentar la superficie, que ha pasado entre el 7 de septiembre y el 6 de noviembre de 2023 de 22,91 hectáreas a 42,49 en Pinedo, de 9,30 a 38,64 en El Saler, y de 11,73 a 31,77 en La Garrofera.

Las imágenes también permiten comprobar que, en el extremo sur de la zona restaurada, en la Gola de Pujol, la construcción del dique norte ha facilitado el asentamiento de arena a ambos lados.

El trabajo utilizó 11 imágenes para el período 1984-2013; ocho para la fase 2013-2015 y desde 2015 hasta 2023 se han usado 15 imágenes. El volumen de arena se obtuvo calculando el número de píxeles que la arena ocupaba en cada imagen, según la resolución espacial de cada satélite: 900 metros cuadrados en los casos de Landsat 5 y Landsat 8 y 100 metros cuadrados en el caso de Sentinel-2. Así, se estimó la superficie de arena, que se convirtió a hectáreas para hacer las magnitudes más entendibles. Se utilizaron los índices NDSAI con las imágenes del satélite Landsat-5 y NDESI para Landsat-8 y Sentinel-2.

A preguntas de elDiario.es sobre las consecuencias que puede tener la regresión de las playas para la supervivencia del lago de la Albufera, Soria ha explicado que hay dos factores que pueden influir en su salinización: “La restinga, el espacio de superficie que separa el mar del lago, tiene un kilómetro de ancho. Cuanto más se estreche, más riesgo habrá. Y por otra parte, la falta de aportes de agua dulce que ejerce de contención en la intrusión de aguas marinas es otro elemento a tener en cuenta”.

La ineficacia de la DIA de 2007

De forma indirecta, el estudio publicado por la Universitat de València viene a confirmar dos aspectos importantes que están en plena actualidad a colación de la polémica ampliación del puerto.

En primer lugar, que la declaración de impacto ambiental (DIA) del año 2007 que la APV y el Gobierno pretenden hacer valer para dar cobertura al polémico proyecto está obsoleta, ya que no ha impedido que las playas del sur se hayan visto afectadas de forma importante por la regresión como consecuencia de la construcción del dique norte.

En segundo lugar, que el Puerto ha incumplido todo lo referido a la regeneración de playas que establecía la propia DIA, tal y como pone de relieve el informe de estrategias marinas de la Demarcación de Costas sobre la ampliación norte.

Pese a todo y pese a que los cambios implementados sobre el proyecto original tampoco se ajustan a los parámetros que establece la DIA de 2007, ni la APV ni los ministerios de Transportes ni de Transición Ecológica han considerado necesaria la tramitación de otra evaluación ambiental que analice los riesgos de la actividad portuaria derivada de la ampliación en las playas, en la Albufera, en la contaminación ambiental y en la movilidad del área metropolitana de València.

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