“Hemos apostado por este material junto a nuestro artista Mario Pérez, quien nos lo ofreció, porque a pesar de que es el doble de caro que el corcho normal, nos parece importante el hecho de que al estar confeccionado con material vegetal reciclado se reduce sensiblemente la huella de carbono y al arder ya no suelta un humo tan negro, sino que es más blanco y no huele a material químico”. Así explica Pepe Domínguez, miembro de la directiva de la histórica falla de Peu de la Creu de València, ubicada en el barrio de Velluters, los motivos que les han llevado a ser la primera comisión de la historia en realizar toda su falla infantil de corcho vegetal.
“Nos vamos a gastar 5.000 euros en el monumento, hemos asumido el coste por tratarse de la pequeña, pero hacer toda la grande de este material, al menos para nosotros, es inasumible económicamente porque en estos momentos este material es mucho más caro que el convencional y se dispararía el precio en muchos miles de euros”, afirma Domínguez.
De hecho, saben a través del fabricante que algunas fallas sí que han optado por este corcho vegetal para elaborar ninots sueltos, pero no una falla entera como han hecho con la infantil.
El artista, Mario Pérez, comenta que la empresa Knauf Industries con la que trabaja le ofreció este nuevo material que se llama neops: “Visualmente es igual que el corcho tradicional, pero en lugar de tener base de petróleo está realizado a partir de excendentes de limpiezas de jardines, es decir, ramas u hojas, por lo que al quemarlo hace menos humo y no huele mal”.
Neops obtiene el estireno de los residuos vegetales tras un proceso químico que permite extraer dicha molécula sin depender de plantaciones agrícolas, y, por tanto, sin afectar al ecosistema. A partir de ese momento, el proceso de producción es similar al del poliestireno expandido.
Según explica, “si este producto tuviera un precio más reducido y se extendiera, realmente solo quedarían las pinturas y barnices para tener unas fallas prácticamente ecológicas, si salieran productos en esta línea los ofrecería también”.
Pérez considera que la conciencia ambiental “está extendida por el resto de compañeros del gremio de artistas falleros, si existieran productos aunque fueran algo más caros, pero que no contaminaran se usarían porque los artistas respiramos todos estos productos mientras trabajamos y somos los primeros interesados porque mejorarían nuestras condiciones de trabajo”.
La paja de arroz ha sido otro de los materiales con el que se ha explorado de forma piloto la elaboración de ninots, aunque de momento su uso no se ha generalizado. La Universidad Politécnica desarrolló en 2017 un proyecto para introducir esta materia en los monumentos y solucionar el problema ambiental que supone su quema en los campos.