“Empiezan siendo 15 ó 20 personas y acaban juntándose entre 200 y 300 en la plaza de Benimaclet, con varios altavoces a todo volumen, una situación que se ha venido repitiendo de martes a domingo y que impide descansar a todo el vecindario”.
Así relata Gabriel el vía crucis que viene padeciendo junto a su mujer y sus hijas de 6 y 8 años. Todos ellos viven en una casa de planta baja y dos alturas en la plaza de Benimaclet, uno de los puntos calientes del botellón en València.
“Llevo desde 2010 viviendo aquí y siempre ha habido botellón, antes era sobre todo de jueves a domingo, y ya era un problema. Con el toque de queda todo se quedó en silencio por las noches y podíamos descansar, pero desde que se eliminó ha habido un boom y es prácticamente todos los días de la semana, es insoportable. Mis hijas me preguntan qué hace toda esa gente en la calle, por qué hacen tanto ruido”, explica.
Harto del problema y aprovechando que se desarrollaba el Benimaclet conFusión Festival, propusieron a uno de los grafiteros del evento que les pintara un grafiti con un lema para llamar la atención y concienciar a los que realizan botellón: “Por lo menos ha servido par llamar la atención de la dimensión del problema y para unir a todos los vecinos y vecinas afectados; la asociación de vecinos y Cuidem Benimaclet también nos han ayudado y hace unos días realizamos un taller con pancartas que están por toda la plaza con las que se solicita respeto y silencio”.
El pasado 19 de octubre, el alcalde de València, Joan Ribó, anunció medidas para frenar el botellón que también se ha recrudecido en las plazas del Cedro y de Honduras. Entre ellos, la mayor presencia policial en estos puntos para disuadir estas concentraciones e incluso el vallado de las plazas.
“Es verdad que desde la semana pasada hay presencia policial y eso ha frenado mucho el problema, pero ahora viene Halloween estamos inquietos porque no sabemos lo que pasará, sabemos que en cuanto se relaje el dispositivo policial volverán los problemas”, comenta Gabriel.
La suciedad es otro de los problemas asociados al botellón. Según un comerciante de la plaza, “ahora limpian más, pero hasta hace unos días cada mañana te encontrabas las persianas llenas de orines y vómitos y el suelo lleno de latas de verceza y botellas”. De hecho, otra vecina de una vivienda cercana ha llenado las fachadas de su casa con pintadas (ver vídeo) con lemas como “les teues pixades no ens deixen respirar (tus meados no nos dejan respirar)” o “Benimaclet no es un WC”.
El presidente de la asociación de vecinos de Benimaclet, Paco Guardeño, entidad integrada en la plataforma Benimaclet Descansa.2 comenta que “el problema ahora se concentra junto al cementerio, en la antigua fábrica de leche El Prado, donde todos los fines de semana hay fiestas multitudinarias con equipos de música, lo que ha generado quejas en los vecinos y vecinas que viven al otro lado de la ronda norte y donde hay venta ilegal de alcohol y de drogas”.
Según Guardeño, “desde la plataforma se han recogido miles de firmas y unas 300 denuncias vecinales por estos temas que se llevarán al Ayuntamiento” y añade que pedirán una reunión con la delegada del Gobierno, Gloria Calero, para solicitar la implicación de la Policía Nacional en la erradicación de las fiestas junto al cementerio.
Cedro y Honduras solicitan la declaración ZAS
Las plazas del Cendro y de Honduras son otros de los puntos calientes del botellón en València, con concentraciones que pueden alcanzar las mil personas, como se aprecia en el siguiente vídeo grabado el pasado 9 de setiembre. Los presidentes de las asociaciones vecinales de ambas zonas, Toni Pau y Chelo Frigols, coinciden en destacar que la situación ha mejorado en los últimos días por la mayor presencia policial y el vallado de algunos espacios, pero al mismo tiempo afirman que se está trasladando a la zona de Illa Perdida y Beteró y que la solución no exclusivamente policial.
“Esto un problema administrativo del Ayuntamiento que viene de lejos por la concesión de licencias sin ningún control que ha generado un problema de masificación de locales hosteleros y de ocio y por tanto de ocupación del espacio público con terrazas. En cuando cierran los locales y se retiran las terrrazas la gente se queda en la calle, este fin de semana con Halloween veremos qué pasa”, afirman.
Por este motivo, ambas asociaciones han solicitado al Ayuntamiento la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS), algo que avalan las mediciones sonómetricas realizadas: “ Si el Ayuntamiento no hace su trabajo e inicia los trámites de declaración ZAS, las asociaciones lo solicitaremos en los juzgados”.
Además, Chelo recuerda que están reclamando “el derecho al descanso que es un problema de salud pública porque sin descanso no hay salud, por eso el Ayuntamiento debe reaccionar y velar por la salud de los vecinos y vecinas que viven aquí”.