“Ayer fue un día histórico para nuestra comisión”. Así anunciaba a través de las redes sociales la falla El Cid -como es conocida popularmente la falla de Mónica Oltra, de la que la vicepresidenta es todavía fallera mayor- que, después de 62 años, dejaba de ser la falla Ángel del Alcázar (el apelativo con el que se conocía a Antonio Rivera Ramírez, uno de los defensores del Alcázar de Toledo)-José Maestre a ser simplemente José Maestre, adaptándose de este modo a la ley de Memoria Histórica. “Hemos sido, somos y seremos la Falla El Cid. Cambiamos de nombre, pero nuestra pasión por la fiesta continúa”, explicaban en el mensaje publicado en Twitter.
A principios de año, Junta Central Fallera anunció que iniciaría una ronda de reuniones con las catorce comisiones que todavía no habían adaptado su nombre a la legislación vigente. En mayo del pasado año, el ayuntamiento de Valencia anunciaba la modificación de 51 vías y plazas que han dejado de tener nombres franquistas. La apuesta de Joan Ribó, sustituir los nombres del régimen por mujeres y por ilustres valencianos vetados por el PP.
El artículo 3 del Reglamento Fallero establece que “la denominación de las Comisiones de Falla corresponderá a su emplazamiento en razón al nombre de su calle, plaza o avenida, si fuera suficiente para su identificación por no existir otra con dicho nombre, o de la combinación de dos de ellas para diferenciarla de otras similares”.