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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La quema de paja de arroz se desboca y afecta a dos centros escolares de El Saler que piden su “suspensión inmediata”

La Asociación de Familias de Alumnas del colegio público de El Saler lamentó este viernes “profundamente” que se haya permitido de forma indiscriminada este año la quema de paja de arroz, una práctica que “había sido abandonada desde hace años” y advirtieron de que las razones fitosanitarias no justifican “poner en riesgo la salud” de los 400 estudiantes del centro de infantil y primaria y de los 300 del instituto contiguo. De repetirse la situación valoran incluso ir a los centros con mascarillas. El malestar también lo han constatado las entidades vecinales de El Saler, El Perellonet y El Palmar.

Según los testimonios recogidos por elDiario.es de personal de los centros, “desde primera hora de la mañana hasta las 11.30 horas había muchísimo humo, no se ha salido al patio porque el humo se cogía a la garganta y algunos niños han comentado que no se encontraban bien; se han dejado las ventanas cerradas porque si no dentro de las clases se concentraba humo”.

Desde la asociación de familiares del colegio se emitió un comunicado: “La quema de residuos agrícolas, como la paja de arroz, libera varios compuestos nocivos que pueden afectar gravemente la salud, especialmente la de los menores de 12 años. Estas sustancias incluyen partículas finas, que pueden penetrar profundamente en los pulmones y agravar enfermedades respiratorias como el asma y la bronquitis. También se libera monóxido de carbono, que puede reducir el suministro de oxígeno a los órganos vitales, causando quebraderos de cabeza, mareos, y, en casos graves, pérdida de conciencia”.

Además, advirtió de que “los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre liberados durante la quema pueden irritar el sistema respiratorio, provocando bronquitis crónica y empeorando otras enfermedades respiratorias; en los niños, la exposición prolongada a estos compuestos se ha asociado con un crecimiento pulmonar deficiente y un aumento de las infecciones respiratorias. Otros compuestos tóxicos, como los compuestos orgánicos volátiles y los hidrocarburos aromáticos policíclicos, pueden incrementar el riesgo de cáncer, además de causar problemas de desarrollo y reproducción”.

Desde la entidad insistieron en que “los niños son especialmente vulnerables, puesto que sus sistemas respiratorios todavía están en desarrollo y respiran más aire en proporción a su peso corporal que los adultos; esto aumenta su exposición a los contaminantes y, por lo tanto, el riesgo de sufrir problemas respiratorios o cardiovasculares a largo plazo”.

Por este motivo, pidieron a las autoridades “medidas urgentes para proteger la salud de los niños”. Por todo esto, pidieron que se suspendiera “de manera inmediata” la quema: “Hay que revisar los horarios escolares para evitar que coincidan con los momentos de máxima exposición a los humos, o bien adaptar el horario de las cremas para minimizar el riesgo. Insistimos que la solución más sensata sería suspender estas quemas, una práctica obsoleta y peligrosa, ya fuertemente criticada por los organismos internacionales”.

Aunque reconocieron “la complejidad de la situación y la necesidad de equilibrar los intereses económicos de los agricultores con las cuestiones ecológicas”, se negaron a permitir que “esto suponga un peligro para la salud de los niños y niñas que tiene que ser una prioridad absoluta”.

La Conselleria de Medio Ambiente suspende las quemas

En este sentido, la Conselleria de Medio Ambiente comunicó por la tarde el cese de la quema hasta nueva orden tras constatar un cambio en la dirección del viento y puntualizó que “la quema de la paja del arroz es una de las alternativas que se han autorizado en la instrucción técnica, junto a otras como son el fangueo de los campos o la recirculación del agua debido a que se trata de uno de los métodos que los informes técnicos determinan como eficaces para controlar los problemas fitosanitarios y de malas hierbas en el cultivo del arroz, y que todas ellas tratan también de evitar la apartición de anoxia y aguas negras en el lago”. Además, recordó que “no se trata de tema exclusivo de Medio Ambiente ya que intervienen también Salud Pública y Agricultura”.

Desde el año 2016, añadió, “se vienen estableciendo planes de gestión e impulso de proyectos para la valorización y aprovechamiento de la paja como recurso”. Todos estos proyectos son apoyados desde la conselleria: “En determinados momentos o circunstancias puede ser efectivamente molesto el humo generado. Se dispone de una aplicación denominada QUEPAR, desarrollada por el Centro de estudios ambientales del Mediterráneo (CEAM) que trata de disminuir el impacto en la manera de lo posible atendiendo al régimen de vientos. Este año se ha mejorado su funcionamiento”.

Con todo, afirmó que este año se han dado más facilidades en algunas casos para proceder a la quema y que no está activo el servicio que prestaba Vaersa para llevarse la paja de arroz de los campos puesto que, aseguró, ha quedado desierto en dos ocasiones por la dificultad que tiene: “Se están buscando fórmulas para mejorarlo”.

Según comentó, este año, como novedad, “se avanza en la reducción de la burocracia ya que en aquellas zonas que se encuentren a menos de 500 metros de zona forestal que no tengan plan local de quema se puede autorizar la misma con una simple declaración responsable frente al permiso que era necesario obtener otros años”.

Las mismas fuentes de la conselleria dijeron que “se asume que algo de impacto genera, pero se han dado buenas condiciones como el viento de poniente y por ello se ha autorizado; si cambian las condiciones la aplicación informa de que no se pueden realizar las quemas”.

Por otro lado, “se trabaja para buscar usos alternativos para la paja del arroz, aunque en ocasiones es difícil encontrarlo y el dejar la paja en el medio generó otros impactos negativos en el medio y su entorno, como pueden ser aguas negras”.