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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Así están una semana después Sedaví, Paiporta, Catarroja o Aldaia: “Es un infierno, hay quien no puede salir aún de casa”

La indignación ciudadana se visibilizó elevada al máximo exponente este domingo, durante la visita institucional que realizaron a Paiporta los reyes de España, Felipe VI y Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

La reacción se debe principalmente a dos motivos. El primero y principal, el retraso del aviso lanzado por Emergencias de la Generalitat el pasado martes, 29 de octubre, que llegó a los móviles de la ciudadanía pasadas las 20.00 horas, cuando miles de personas estaban ya atrapadas en garajes, carreteras o bajos, después de que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) diera aviso nivel rojo por lluvias torrenciales, lo que implica una recomendación de limitar la movilidad ciudadana. Una recomendación que llegó a los móviles de la ciudadanía 12 horas más tarde.

La segunda causa de la indignación ciudadana es la desastrosa gestión que se ha llevado a cabo desde el Gobierno valenciano, a través del Centre de Coordinació Operativa Integrada (CECOPI), en cuanto a la organización y disponibilidad de los medios materiales y humanos con el objetivo de llevar a cabo las tareas de limpieza. Más allá de que el presidente del Gobierno valenciano, Carlos Mazón, es quien ostenta el mando único en la gestión de la crisis como responsable del CECOPI, la imagen que se ha trasladado a la ciudadanía de falta de coordinación con el Gobierno de Pedro Sánchez e incluso de la politización de la tragedia para eludir responsabilidades, no ha hecho, sino avivar el malestar de la ciudadanía que no entiende de competencias a la hora de solicitar efectivos, y sí de hechos. Y los hechos son que lo poco que se ha avanzado en estos cinco días ha sido más por la implicación de los miles de voluntarios que se han volcado en las tareas de limpieza que por lo aportado por los medios de las administraciones.

Aldaia

Samuel Romero es vecino de Aldaia y según explica en esta localidad se ha avanzado sobre todo entre este sábado y este domingo: “Han llegado más máquinas pesadas para retirar coches, muebles y electrodomésticos que la gente va sacando de casas y comercios y dejando en la calle. Ahora hay algo más de movimiento, han venido bomberos de otras provincias y militares, se empieza a ver algo de luz, pero aún queda mucho. Yo por ejemplo vivo en un tercero y empecé a tener luz antes de ayer sábado, pero el agua no llega por falta de presión y me he ido con mi mujer y mis dos hijos a casa de mis suegros, que al ser una planta baja y primera altura sí que llega el agua”.

Según Romero, “la sensación es de miedo porque la gente no sabe lo que va a ser de sus vidas el día de mañana, hay muchos comercios y empresas que reactivar, la evaluación de daños e indemnizaciones debe ser rápida porque la gente lo ha perdido todo y no sabe cómo va a poder salir adelante”. Además, abre una reflexión sobre el cambio climático: “Seguimos ignorándolo, de tener sistemas de huerta y bosques que sirven de filtro a urbanizaciones y carreteras que al final lo que hacen es multiplicar la velocidad del agua y por lo tanto su impacto”.

El alcalde de Aldaia, el socialista Guillermo Luján, insiste en que hace falta más ayuda y que además necesitan bombas de achique para sacar agua de los diferentes garajes y camiones para retirar todos los enseres que van sacando los vecinos y vecinas de las calles con el objetivo de que se pueda empezar a baldear y limpiar.

Catarroja

La alcaldesa, Lorena Silvent, del PSPV, asegura que la situación “aún es límite, de completa alerta, porque falta mucho trabajo por hacer”. Según Silvent, el domingo por la noche empezaron a llegar los primeros efectivos del ejército y gracias a eso espera que puedan empezar a despejarse las calles de coches arrasados: “Hace falta maquinaria y coordinación. La UME ha puesto dos antenas móviles para restablecer las telecomunicaciones y tenemos dos puntos móviles y otros tantos fijos para abastecer a la población de comida, incluso de caliente, y también agua embotellada. El agua corriente aún no llega en algunos casos a viviendas altas”.

En principio, toda la población ha podido salir de sus casas. Los dos últimos casos de personas encerradas al tener bloqueados sus accesos se detectaron este domingo, por lo que se procedió a despejarlos. Silvent comenta que se trata de “dos mujeres mayores que han estado cinco días encerradas, aunque estaban bien porque les han ido llevando manutención”. En este sentido comenta que han ideado un sistema por el cual cuando algún vecino o vecina tiene alguna necesidad debe colgar una sábana blanca en su ventana o terraza a modo de aviso. También comenta que han equipado drones con altavoces para poder informar de los bandos a los vecinos cuyas calles permanecen bloqueadas. La primera edil insiste en que en estos momentos necesitan bombas de achique para poder vaciar garajes, quitar barro y proceder a examinar la estructura arquitectónica de los edificios. Además, afirma que han suspendido los cobros de impuestos, tasas o embargos.

Paiporta

M. P. es vecina de la plaza de Xúquer de Paiporta y asegura que una semana después están prácticamente igual que el primer día: “Las calles dan miedo, cada vez hay más basura. Los garajes siguen inundados y si hay gente atrapada, ahí seguirán. Entre eso, la basura, el fango y el agua estancada el olor empieza a ser insoportable, cada vez peor. Como empiecen las infecciones, que seguro que empiezan, no sé qué va a pasar”.

Esta residente comenta además que “las personas mayores o dependientes no pueden salir de sus casas porque no tienen ascensor o porque es imposible desplazarse entre los desperdicios y los coches, incluso hay aún muchos coches bloqueando viviendas y los vecinos no puedes salir, por ejemplo en la calle 1 de Mayo donde ya no se puede sacar más trastos de las plantas bajas porque no caben, porque no se los han llevado”.

Además, asegura que aún hay mucha gente que no tiene ni agua, ni luz ni gas: “Yo tengo desde el domingo 3 de noviembre, pero mucha gente aún no tiene suministro. Sobre todo es un caos la zona del centro del pueblo, que son todo casas bajas, que son calles peatonales, que eso es un cementerio de coches, de trastos y de gente, porque en esas calles ha muerto mucha gente”. Otros vecinos consultados denuncian que los autobuses que se han puesto cada 20 minutos a la salida de Paiporta, junto al cuartel de la Guardia Civil, además de ser insuficientes, están demasiado alejados de una parte importante del pueblo que ahora es imposible cruzar, por lo que exigen soluciones a la alcaldesa.

La primera edil de Paiporta, Maribel Albalat, del PSPV, comentó este domingo que necesitan “más máquinas que entren a limpiar las calles, acabar el levantamiento de cadáveres y que se ofrezcan más recursos”.

Sedaví

En Sedaví la situación está algo más avanzada. Así lo confirma M. A., vecina de la localidad, quien comenta que entre este domingo y este lunes han empezado a despejarse algunas calles de coches y escombros con la ayuda de tractores: “Gracias a la llegada de los efectivos que han llegado, muchos voluntarios, se ha conseguido ir quitando coches. Tenemos luz, pero en algunas zonas solo hay agua por la noche y de momento no tenemos gas; la cobertura e internet va y viene. En cuanto a la comida y la limpieza, tenemos dos puntos de recogida en el instituto y el polideportivo. Las botas y las escobas de cepillo son los productos más demandados para seguir retirando barro. Ahora se están empezando a achicar agua de los garajes y esa misma agua ayuda a limpiar fango”.

Por otra parte, lamenta que no tienen conexiones de “transporte público y la accesibilidad en coche está muy limitada, incluso vecinos han tenido dificultades para pasar y luego para la gente mayor hace falta oxígeno en algunos casos que les han prestado los bomberos” y añade que este lunes llegó a la calle San Antonio el Grupo Internacional de Rescate en Catástrofes Naturales que forman bomberos, aparejadores o médicos de toda España que han estado por todo el mundo: “Nos han pedido perdón a los vecinos por llegar tarde y nos han dicho que estaban preparados para venir desde el pasado miércoles. Me he puesto a llorar porque me parece muy injusto, si hubieran llegado antes igual se hubiera encontrado a alguien con vida”.

El alcalde, José Cabanes, del PSPV, ha comentado que estos días se está notando algo más de avance en las tareas de limpieza y en la apertura de los accesos a la localidad, pero que aun así está costando mucho: “Necesitamos también limpiar el alcantarillado porque al tirar el barro también se puede atascar”.