València ya cuenta con un diagnóstico sobre la gestión del sharing en sus diferentes modalidades en la ciudad, teniendo en cuenta la demanda potencial y otros aspectos como la disponibilidad del espacio público.
La Concejalía de Movilidad Sostenible ya ha finalizado su informe sobre los diferentes sistemas existentes de alquiler compartido de vehículos teniendo en cuenta estas variables, el cual establece en el caso de las motocicletas un máximo de 2.000 los vehículos autorizados para operar, la opción de acoger coches en el modelo round trip (viajes de ida y vuelta desde una plaza fija de aparcamiento) y descarta los que implican estacionamiento en las aceras, tales como los patinetes eléctricos que distribuyó la multinacional Lime en agosto de 2018 por toda la ciudad.
El documento advierte de que “estos sistemas son incipientes, los estudios que existen sobre el uso de vehículos compartidos en las ciudades no arrojan todavía claros resultados en las líneas descritas como objetivos que debería alcanzar la implantación de estos sistemas, sino que se observa siempre una notoria ocupación desordenada del espacio público debido a la falta de civismo en el estacionamiento de los vehículos, una elevada captación de usuarios del transporte público en áreas de alta densidad de población e incluso un aumento de viajes en vehículos a motor (movilidad motorizada de conveniencia) frente a otros viajes en modos más sostenibles, debido a la facilidad de estacionamiento”.
En el caso de las motocicletas, el informe señala que “a finales del año 2017, comenzaron a aparecer en la ciudad de València operadoras de sharing con estos vehículos. Actualmente, según los datos que se han podido recopilar por el Servicio de Mobilitat Sostenible, en la ciudad de València existen cinco empresas operando sin autorización con sistemas de ciclomotores y/o motocicletas compartidas en sistema free floating (desplazamientos libres) – dockless (estacionamiento libre), con un total de 2.000 vehículos ofertados entre todas ellas”.
En función del número de usuarios potenciales (136.967), del número actual de plazas de aparcamiento de motocicletas en la vía pública (10.900 plazas) y de la privisión de llegar a 13.000 nuevos espacios para estacionar, fundamentalmente reconvirtiendo las plazas para turismos junto a pasos de peatones, “se propone establecer de forma inicial un número máximo de 2.000 ciclomotores y motocicletas para los sistemas de alquiler sin persona conductora y sin base fija, otorgando autorizaciones demaniales, con un número máximo de 500 vehículos a una misma persona o empresa, por el plazo de un año prorrogable anualmente hasta el plazo máximo de duración de cuatro años”.
Las empresas deberían de cumplir una serie de requisitos para poder operar. Por ejemplo, los vehículos deberán ser 100% eléctricos. Además, podrán estacionar en cualquier zona habilitada para estacionamiento libre en la ciudad de València, de acuerdo con las condiciones establecidas por la Ordenanza de Movilidad y demás normativa vigente en materia de tráfico y deberán implementar un sistema que impida que los vehículos estacionen en determinadas zonas que pudiera establecer el Ayuntamiento de València por razones de protección patrimonial, de contaminación acústica o ambiental, de máxima preferencia peatonal u otras razones de interés público.
El servicio deberá poder ser utilizado en todo el término municipal, incluidos los pueblos de València, deberá estar disponible 24 h los siete días de la semana y permitirá el acceso y la devolución del vehículo de forma totalmente autónoma sin intermediación del personal de la empresa comercializadora del servicio.
Por último, los vehículos deberán estar identificados con el distintivo que establece la Instrucción 2020/V-140 de la Subdirección general de gestión de la movilidad y tecnología del Ministerio del interior.
Puertas abiertas al 'car sharing'
El informe abre las puertas al car sharing, aunque con matices principalmente por la limitación del espacio público. Según argumenta, “la introducción del car sharing se considera que puede resultar interesante en la ciudad de València con el objetivo de reducir el número de vehículos motorizados individuales en la ciudad, disminuyendo así la ocupación actual del espacio público por estos para su recuperación por otros usos y consiguiendo reducir la contaminación atmosférica y acústica a través de una movilidad más respetuosa con el medio ambiente”.
Es por ello, que “en fecha 11 de diciembre de 2019 se concedió autorización demanial a CarGreen Movilidad Sostenible S.L., para el aprovechamiento especial del dominio público municipal que supone el arrendamiento de vehículo sin persona conductora y sin base fija, para el desarrollo de un proyecto piloto de carsharing en sistema free floating (desplazamientos libres) – dockless (estacionamiento libre)”. Su puesta en marcha se ha pospuesto como consecuencia de la irrupción de a pandemia.
La autorización emitida obliga a la empresa a facilitar al Ayuntamiento de València información detallada sobre el funcionamiento del sistema (número de desplazamientos, duración, tiempo de recorrido, matrices origen/destino, etc.), lo que permitirá realizar una evaluación de este.
El documento considera que la modalidad round-trip resultaría la adecuada para conseguir dichos objetivos: “Este sistema es sencillo, necesita una menor inversión por su mínima infraestructura y tecnología de control, y probablemente genera el mayor beneficio en la reducción de espacio destinado a aparcamiento y en la reducción de número de desplazamientos. Su principal característica es que la persona usuaria recoge y entrega el vehículo en un mismo punto o estación base, por eso esta tipología es denominada Two-way trip (viaje en dos sentidos), ya que obliga a la persona usuaria a hacer un viaje de ida y otro de vuelta para dar por terminado el servicio”.
Es decir, se habilitarían plazas de aparcamiento fijas por los barrios (las empresas pagarían a cambios una tasa de ocupación del espacio público) en las que estarían estacionados estos vehículos. El usuario podría reservarlos para hacer sus desplamientos, que siempre partirían y finalizarían en las mencionadas plazas.
Por este motivo, la determinación de los requisitos y condiciones, así como la limitación del número de autorizaciones para los sistemas de vehículos compartidos que desean operar en la vía pública vinculados a una actividad de explotación económica mediante vehículos tipo turismo se pospone al análisis del funcionamiento del proyecto piloto autorizado.
Patinetes sin estación base, descartados
Con el propósito de proteger el uso general del espacio público, el informe considera que no es conveniente la implantación de sistemas de alquiler de bicicletas y/o vehículos de movilidad personal sin persona conductora y sin base fija en modo dockless en la actualidad en la ciudad de València.
El documento argumenta que “son conocidos los graves problemas de ocupación del espacio público (estacionamiento en lugares indebidos, problemas de accesibilidad a la movilidad peatonal, elevado número de bicicletas y vehículos de movilidad personal tumbados en el suelo, etc.) que han generado los sistemas free floating (desplazamientos libres) – dockless (estacionamiento libre) en la práctica totalidad de las ciudades en las que se han instalado, y desconocidos los casos en los que el modelo se ha implantado con un éxito replicable en el resto de ciudades”.
Al respecto, el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, explica que “el estudio ha sido complejo, pero estamos convencidos de que el resultado es muy satisfactorio”.
Y es que, “por un lado la ciudad abre la puerta a una oferta de servicios como el de las motos de sharing o los coches en round trip para los que hay demanda y pueden ayudar a sustituir la ocupación de espacio público que generan otros vehículos más contaminantes, así como para reducir el número de desplazamientos. Y por otro prescinde de los que son innecesarios y no tienen demanda”.
El edil añade que “València ya creó escuela siendo prudente con la introducción de vehículos como los patinetes de free floating, que han ocasionado y siguen ocasionando problemas en el espacio público de muchas ciudades”.
“El tiempo en esto ya nos dio la razón, y la pandemia lo ha subrayado aún más, porque ha quedado demostrado que en la ciudad no existe demanda de alquiler de estos patinetes, y si la hubiera con el regreso del turismo, puede ser ofrecida por las pequeñas empresas ya existentes y que no abusan de un espacio público tan limitado y —como se ha visto— tan valioso para el bienestar de las personas”, afirma Grezzi.