Tras el registro policial de la oficina de Orange Market en Valencia, el 6 de febrero del 2009, Álvaro Pérez 'El Bigotes', delegado de la trama 'Gürtel' en la ciudad, efectuó tres llamadas telefónicas. Entre sollozos, El Bigotes pidió a sus tres interlocutores —Pedro García, entonces director de la televisión autonómica Canal 9; el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, y el vicepresidente Vicente Rambla— que advirtieran al “jefe” de que todo iba bien. ¿Quién era el “jefe”?, le ha preguntado la fiscal anticorrupción durante su declaración en el juicio por la pieza separada 5 del 'caso Gürtel' en la Audiencia Nacional (AN). “Paco Camps”, ha contestado tajante Álvaro Pérez, que ha alcanzado un pacto de conformidad con el Ministerio Público.
La confesión del Bigotes supone un duro lastre para la defensa de Francisco Camps, para quien Anticorrupción pide una pena de dos años y seis meses de prisión, además de inhabilitación para cargo público durante una década, por los presuntos delitos de prevaricación y fraude a la administración pública. Al día siguiente de aquel registro, ordenado por el entonces juez de la AN, Baltasar Garzón, se celebraba el bautizo de la hija de Álvaro Pérez. “De los ciento y pico invitados vinieron 20, mi familia y poco más”, ha explicado. El padrino ni siquiera se presentó pero Pedro García, uno de los pocos amigos del PP que sí que acudió, ejerció como tal.
“Me han jodido la vida, estoy destrozado”, lamentaba en las conversaciones telefónicas intervenidas por la Policía. Sin embargo, El Bigotes insistía a sus tres interlocutores para que tranquilizaran al “jefe”. “Porque le conocía y sabia que estaría tremendamente preocupado”, ha explicado en el juicio de las adjudicaciones, por 1,8 millones de euros, del 'stand' de la feria Fitur y de contratos menores a la trama por parte del Ejecutivo valenciano que presidía Camps.
La operación policial dio al traste con la vida de Álvaro Pérez en Valencia. El Bigotes había empezado a trabajar en los albores del siglo XXI en la red de empresas de Francisco Correa, quien la definió en la anterior sesión del juicio como un “brazo del PP”. Cambió la imagen del PP y modernizó el diseño de los mítines de los populares, ha dicho.
Sin embargo, a partir del 2003 la vinculación con la sede nacional de Génova se resquebraja (las relaciones con Mariano Rajoy eran “pésimas”, ha dicho). “No estaba para nada a gusto con mi trabajo, en un hotel de Madrid me encontré con Camps, estuvimos charlando, le dije que estaba harto y fue la primera vez que me propuso que me fuera a Valencia a trabajar”, ha relatado El Bigotes. “Vais a tener trabajo, vas a estar bien y a tener calidad de vida con tu familia”, le dijo Francisco Camps, heredero en el Palau de la Generalitat Valenciana de Eduardo Zaplana.
Dicho y hecho, el jefe de la red 'Gürtel' autorizó la creación de una filial en Valencia bajo la marca de Orange Market. Con un pie en la ciudad, El Bigotes le pidió a su amigo Camps que le recomendara algún periodista experto en comunicación y marketing para dirigir la oficina. Francisco Camps le propuso un nombre: Ignacio Blanch, “un amigo suyo de la infancia y de la juventud muy bien relacionado en Valencia”, ha explicado el acusado.
En 2004, El Bigotes ya es un vecino más de la acogedora ciudad. Con la particularidad de que se ocupa de todos los actos del PP valenciano, que en aquella época —y hasta 2015— disfrutaba de una total hegemonía electoral y gobernaba en todas las instituciones y en las tres grandes capitales de provincia. Sin embargo, el objetivo de la red era conseguir contratos públicos de la administración autonómica, tal como detalló Correa en su declaración.
“Hacíamos sólo actos del PP y empecé a preguntar y a pedir, sólo tenia una persona de referencia para que me ayudara: la misma persona que me dijo que fuera a Valencia”, ha dicho El Bigotes en referencia a Francisco Camps. Un hecho en el que ha ahondado Pablo Crespo en la misma sesión del juicio: “Nuestra ventaja comercial era la buena relación de Álvaro Pérez con Camps”.
La relación de amistad del Bigotes con el entonces presidente valenciano y con su esposa, Isabel Bas, fue a más. El acusado ha declarado que llegó a hacer regalos a los padres de ambos (“unos revisteros y unas mantas muy bonitas”), con quienes también comió en alguna ocasión. “Había mucha gente en Valencia que sabía cuál era mi relación con Camps”, ha dicho a preguntas de la fiscal anticorrupción, Concepción Nicolás. También ha recordado un viaje a Roma con Juan Cotino en el que estuvo con Francisco Camps.
Amistad con la familia Camps
Por la farmacia de Isabel Bas, situada en la céntrica plaza del Ayuntamiento, se pasaba Álvaro Pérez a dejar algún recado para el presidente autonómico. Como quería molestarlo lo mínimo, aprovechaba su amistad con Isabel Bas para comunicarle los problemas de Orange Market en materia de cobros y adjudicaciones, según ha declarado. “Si podía tomarme un café con Isabel y decirle mira tengo este problema, si tienes un hueco y se lo puedes comentar a Paco”, ha explicado.
El antiguo “amiguito del alma” de Francisco Camps también se ofreció a colaborar con Isabel Bas en un proyecto, que finalmente no llegó a realizar, de “limpiar la cara” y reformar su farmacia (aunque ha matizado que la intención era que la esposa de Camps y su socia sufragaran los gastos).
El Bigotes también intentó hacerle algún favor a Estrella Camps, hermana del expresidente, para un “proyecto parecido al festival de Eurovisión”, tal como se desprende de una conversación telefónica con Pedro García reproducida en el juicio en la que califican la propuesta de “mierda” y de “marroncete”. “Le pidió su hermano que viniera a verme y me contara el proyecto”, ha afirmado Pérez en el juicio.
La fiscal, además de las ya míticas conversaciones navideñas entre Camps y El Bigotes (“te quiero un huevo”), también ha reproducido un fragmento del discurso de Álvaro Pérez en su boda celebrada en Valencia. “Siempre me ha dado cosas buenas, siempre se preocupa de mí, es cojonudo como persona y como amigo, no falla jamás y eso es la hostia”, decía ante los invitados sobre el entonces presidente autonómico. El Bigotes, que ha asegurado que “hablaba con el corazón”, ha dicho: “Me parecería obsceno negar lo evidente”, en referencia a su amistad con Camps.
“Influencia jerárquica y moral”, según Crespo
Si el Ministerio Público ha logrado apuntalar la íntima relación de amistad entre ambos acusados, tampoco se ha quedado corto con la mecánica de los amaños de las adjudicaciones públicas que recibió la trama. Pablo Crespo ha resumido la operativa: “No es lo mismo llegar a puerta fría que ir introducido por una persona que tiene influencia jerárquica y moral”, ha dicho en referencia a Camps. “Esa es la esencia, no decidimos ir a Valencia porque fuera una región extraordinaria en todos los sentidos, lo hicimos porque teníamos esa facilidad”, ha agregado.
Uno de los contratos más sonados fue el del stand de la feria Fitur del 2009. “No tienes que preocuparte de nada, te llamarán”, le dijo el entonces vicepresidente Vicente Rambla. “Con Vicente era una de las personas, junto con Ricardo Costa, a las que más lloraba para que se me pagara”, ha recordado El Bigotes.
Otro de los contratos que obtuvo Orange Market fue la elaboración de la Guía de Comunicación, un pen drive de la Generalitat Valenciana que costó 58.580,96 euros. “Lo hace Ignacio Blanch por su amistad con Esteban González Pons [actual eurodiputado del PP] y Paco Camps”, ha dicho Álvaro Pérez. El acusado ha insistido en que las instituciones para las que trabajaban pedían sistemáticamente a la red de empresas de 'Gürtel' que fraccionaran las facturas, una mecánica común en todas las adjudicaciones enjuiciadas.
Sin embargo, la alargada sombra del zaplanismo se proyectaba en algunos departamentos del Ejecutivo autonómico. El Bigotes ha puesto el ejemplo de la entonces consellera de Bienestar Social Alicia de Miguel, también acusada. “Había una serie de consejeros con los que yo podía tener acceso y otros, como Alicia, que eran mucho mas fieles a Zaplana que a Camps, yo no trabajaba con esa consejerías que ya tenían empresas de cabecera”, ha explicado. A pesar de la intensa guerra entre zaplanistas y campistas, Álvaro Pérez tenía “muy buena sintonía” con la expolítica del PP, a quien “siempre le gastaba bromas” y le decía: “¿Cuándo me vas a dar trabajo?”.
Orange Market pretendía adjudicarse tres actos organizados por Bienestar Social: “Se lo dije a Camps: habla con Alicia”. La intervención de Francisco Camps desactivó las reticencias: “Me llamó Alicia y me dijo: ya me has convencido”. “Claro, porque ya te ha llamado el jefe”, ha apostillado en el juicio.
En otros contratos, como unos actos adjudicados por la Conselleria de Educación y Deporte, Camps también sirvió para agilizar trámites: “Vuelvo a recurrir a Paco Camps para que llame [al entonces conseller Alejandro] Font de Mora y me los dan”, ha declarado. Una operativa similar ocurrió con la celebración del Open de Tenis en Valencia. Una llamada de Camps “solucionó” los problemas que habían surgido con la empresa organizadora, ha dicho Pablo Crespo.
Camps: “Es una absoluta mentira. ¿No se dan cuenta?”
Tras nueve años y dos meses en prisión, Crespo ha expresado su “sentimiento de vergüenza”. “Me he dado cuenta de que hemos actuado de una forma que no se debe de hacer y estoy pagando lo que me toca pagar”, ha dicho ante el tribunal. Álvaro Pérez, por su parte, se ha pasado seis años entre rejas.
Al fondo de la sala, Francisco Camps se revolvía por momentos en su asiento en el banquillo de los acusados, cuando interrumpía la lectura de un libro sobre el Papa recientemente fallecido Benedicto XVI. En un momento de la declaración, el presidente del tribunal le ha llamado la atención: “Señor Camps, guarde silencio y respeto a la sala”, le ha espetado el magistrado José Antonio Mora.
El expresidente valenciano ha negado, a la salida del juicio, su relación de amistad con Álvaro Pérez y la ha limitado a lo “estrictamente profesional”. “Todo esto es un montaje espectacular que no hay por donde cogerlo”, ha dicho en declaraciones recogidas por Europa Press. Francisco Camps ha contextualizado la famosa conversación telefónica navideña en una “tarde” en la que “la gente con tranquilidad y el absoluto relax del hogar puede decir este tipo de cosas”.
Camps también ha respondido sobre la relación que El Bigotes mantenía con algunos de sus familiares. “Que diga eso me parece un escándalo absoluto; es absurdo. Es una absoluta mentira. ¿No se dan cuenta?”, ha preguntado el expresidente valenciano, quien también ha criticado a la fiscal anticorrupción.