No está confirmado, pero no es descartable que el lobo haya regresado a las sierras valencianas, y menos descartable todavía que lo pueda hacer en un futuro. Tras el episodio vivido por una explotación ganadera en Aras de los Olmos donde diez ovejas fueron encontradas muertas con signos de un ataque, la Conselleria de Medio Ambiente investiga la posibilidad de que haya sido algún lobo, aunque también podría tratarse de perros asilvestrados. De darse la primera opción sería el primer caso después de unos 37 años en la Comunitat Valenciana, ya que en 1987 fue localizado (y abatido) un ejemplar en Morella y para encontrar otro en comarcas valencianas deberíamos remontarnos a 1953, en Sinarcas (también cazado).
Pero tanto en el caso de Aras de los Olmos como en los anteriores de Morella y Sinarcas podría tratarse de algún ejemplar solitario. “Las zonas con ejemplares más cercanos registrados son las de Alcañiz (Aragón) y Guadalajara (Castilla-La Mancha), pero se pueden ver lobos a mil kilómetros de su zona habitual, este caso no significa que haya ni mucho menos una población estable”, que no se registra en la Comunitat Valenciana desde principios del siglo XX, explica Vicente Palacios, biólogo experto en el lobo.
Ante todo, Palacios recuerda que “no hay nada confirmado todavía, pero lo que se debe hacer es no crear ninguna alarma, el lobo no es un animal que pueda ser un peligro para las personas, no hay constatados ataques”. Además, explica que la posible llegada de algún ejemplar a comarcas valencianas se enmarca dentro del crecimiento de la población de estos animales no solo de la península ibérica, sino también de Europa y del mundo en general: “Conforme crece la población, los animales van expandiendo sus zonas de establecimiento donde pueden sobrevivir, es un fenómeno natural que hay que asumir”.
Señala que, en el hipotético caso de que se confirmara, las administraciones públicas son las que tienen que gestionarlo junto con los ganaderos, los agricultores, y los guardias forestales, como en Catalunya, donde se está trabajando en prevención. “Hay que ayudar a los ganaderos, pero no hay que temer al lobo; se tiene que actuar caso por caso, día a día, y compensar las pérdidas de las ganaderías, así como también ayudar en una transición hacia unas infraestructuras y costumbres de mayor protección de los animales, pero no es un peligro para las personas”, insiste Palacios.
¿Es posible la convivencia entre las personas y el lobo? Vicente Palacios afirma que sí. “Yo vivo en la Sierra de la Culebra (Zamora) donde hay una población de lobos, trabajo en Castilla y León, en Galicia... Es posible la convivencia reduciendo los ataques al ganado y haciendo pedagogía en la población”. Así, señala que la alimentación del lobo es principalmente fauna silvestre, pero que también puede atacar al ganado en caso de encontrárselo porque es vulnerable, por eso debe vigilarse cómo evoluciona y también el manejo del ganado debe volver a tener en cuenta al lobo, como pasaba siglos antes.
Por otro lado, señala que el lobo puede ser incluso un aliado para plagas que se sufren en el campo, como las de conejos o jabalíes, aunque reconoce que estos últimos son presas más complicadas pero que puede atacar si no encuentra otras más asequibles.
Palacios explica que el crecimiento de las áreas del lobo también han se ha producido en consonancia con la despoblación de la España rural del interior, igual que en la Comunitat Valenciana. Recuerda que décadas atrás la matanza de lobos se hacía de forma indiscriminada, envenenándolos, pero ahora, con el descenso de la población humana y la prohibición de estas prácticas, se está recuperando el número de ejemplares.
Finalmente Vicente Palacios advierte del “miedo psicológico”, subrayando que “todos tenemos la responsabilidad de no crear miedo ni alarmismo, la cultura occidental ha señalado históricamente al lobo, y ahora la responsabilidad también la deben tener los medios de comunicación de no caer en ese error”. De cara al futuro señala que “habría que pensar en medidas de normalización de la protección, y para ello las administraciones han de tomar cartas en el asunto, hacer pedagogía y dedicar recursos. Si los ganaderos están amparados, el lobo pervivirá”.