Vila-real ha vivido la tragedia durante una noche. Cientos de muertos vivientes han invadido las calles del municipio tras un cataclismo nuclear. Un apocalíptico suceso que ha supuesto el caos en la población y que ha provocado que sus ciudadanos, sumidos en la anarquía, el miedo y desconcierto hayan intentado sobrevivir al desastre hasta el amanecer. Se desconoce el origen del terrible cataclismo, pero lo cierto es que, las consecuencias del mismo, aún repercuten en la ciudad. Correr, huir, esconderse o sucumbir ante los zombies víricos. Y lograr ser evacuados como única salida.
Evidentemente, esta historia no es real y Vila-real ha amanecido tranquila pese a las ocho horas en las que los más de 600 participantes han disfrutado de la única edición de Last Day Zombie en la provincia de Castellón. Un juego no competitivo que se ha convertido en un auténtico acontecimiento, hasta el punto de haber recibido jugadores procedentes de diferentes puntos de la Comunidad Valenciana.
El municipio se ha paralizado desde las 23.00 horas del sábado hasta los primeros rayos de sol del domingo. La plaza Mayor de Vila-real ha sido el punto de partida del terrorífico evento, una prueba de ocio alternativo, saludable, aunque con altas dosis de adrenalina. Los jugadores han tenido que sobrevivir al ataque de los muertos vivientes. Para ello, han superado y completado diferentes pruebas en un escenario totalmente real, desarrollado en las calles del municipio y en diferentes edificios públicos y privados.
Además, el gran despliegue de actores maquillados y caracterizados ha elevado la espectacularidad y realismo del juego. Cada participante ha asumido como verídica la historia, adoptando un rol e intentando no ser cazado. De lo contrario, le esperaba la muerte y, tras ella, su conversión en zombie para empezar a jugar de nuevo, esta vez persiguiendo a los supervivientes.